Fuente
Eva Luna caminaba rápidamente por el Centro comercial y detrás de ella dejaba una estela de miradas que recorrían su cuerpo bien formado sus, piernas, sus caderas, sus pechos y aun los lentes de sol que llevaban dejaban ver una perfilada nariz con una hermosa boca de color rojo.
Eva luna era la directora de una prestigiosa firma de Abogado que heredó de su familia al recibirse con honores en la Universidad donde su apellido era sinónimo de excelencia en la facultad de derecho.
Era una hermosa y elegante mujer de unos 45 años con dos hijas gemelas que habían heredado de su madre la parte de la belleza e inteligencia (según decía su papá), casada desde hacía 20 años con Carlos de quien se enamoró desde el primer día que lo vio en una reunión de negocios con su padre. Terminando juntos la carrera y siendo ese novio, esposo y padre perfecto del cual toda mujer envidiaría.
Todos comentaban en los estratos de amistades lo perfecta que era Eva Luna, y lo prominente de su carrera, pero esa tarde precisamente tenía una connotación especial así como lo tenía el cielo lleno de nubes grises.
Eva había salido como todos los miércoles temprano al gimnasio y de regreso a su casa a desayunar y salir a la oficina, dejando todo listo para la hora de la cena en la que todos se reunirían como todos los días, pero al salir notó que Carlos había dejado una nota que decía que salía de improviso de viaje a cerrar un negocio en otra ciudad donde estaría dos días.
Al llegar a su oficina su asistente le miró con cara de asombro y ella pidió por favor le ubicaran un vuelo para esa ciudad y aprovechar el viernes para irse y pasar el fin de semana con Carlos de manera de sorpresa, cuando su asistente entró y con una cara de asombro se sentó y le dijo.
-Eva tengo que decirte algo.
Ella sonriente le asintió con la cabeza.
-Carlos, no viajó solo.-replico el asistente- él solicitó dos pasajes y eran a nombre de ambos, pero evidentemente tu no viajaste, quise cambiar el pasaje y… resulta que otra persona viajó con ese boleto.
Eva cambio de semblante e inmediatamente su asistente y ella buscaron de quien se trataba y Eva descubrió que viajó con una chica que resultó ser amiga de sus hijas, la decepción, la traición, el dolor llenó su corazón en ese momento.
Levantó su rostro y se dio cuenta que todos le miraban a través de las paredes de vidrios que Carlos y ella habían diseñado para el bufete ya que ambos querían que todos fuesen una familia laboral.
Eva tomó su bolso y salió, se colocó los lentes oscuros acelerando su paso y con los ojos llenos de lágrimas, sin responder ningún saludo.
Eva Luna, esa hermosa mujer caminaba deprisa por el Centro Comercial con su corazón y su vida destrozada por el mayor engaño que una mujer podía recibir, pero todos miraban su cuerpo, sus caderas y sus pechos… nadie su corazón