Con estas palabras, da inicio quizás, una de las canciones más emblemáticas dentro del mundo de la música. Los sonidos del silencio, es un registro muy significativo en la música psicodélica. Perteneciente al dúo Simon and Garfunkel, esta pieza musical, posee un contenido excepcional.
Fue escrita el 10 de marzo de 1964 tras el asesinato de John F. Kennedy el cual sucedió, el 22 de noviembre del año anterior, como un intento de expresar el sentimiento popular tras el desafortunado suceso.
Como puedes ver querido lector, es una composición muy sublime, aparte de su letra, su melodía es excelente, característica de esa época de los 60s, cuna de grandes músicos y compositores. Si no me fallan las neuronas, esta canción, formó parte del sound track de unas películas, de las cuales solo recuerdo dos: El Graduado de 1968 y The Watchmen de 2009.
En lo personal, desde la primera vez que la escuche, siendo apenas un chiquillo, siempre me ha fascinado su melodía, y aún sin conocer su contenido desde aquellos años hasta la actualidad, siempre me ha gustado. Existen covers o versiones muy buenas en la hoy día, pero honestamente, me quedo con la original.
El mundo de la música es muy basto, me atrevería a decir que casi infinito, pero dentro de ese mundo existen buenos y malos músicos, como en todo ámbito. Simon and Garfunkel, están dentro de ese mundo, pero, de los buenos músicos y compositores con un talento innato para la buena música.
En una nota personal de este servidor, quisiera que este tema musical, lo sonaran el día de sepulcro, y aunque no podre oírlo, si lo escucharan mis seres queridos y amigos y así, cada vez que lo oigan sonar, me recordaran por siempre. “Vi mil personas tal vez más, gente que hablaba sin poder hablar, gente que oía sin poder oír, y un sonido que los envolvía sin piedad, los Sonidos del silencio”
Esta canción, nos lleva más allá de cualquier ámbito terrenal, te transporta a las estrellas, te lleva a ese sitio donde tu solo puedes llegar, donde te sientes invulnerable e inalcanzable. Construyendo así, al menos por un momento, un abismo entre la realidad que nos agobia y ese lugar imaginario en donde queremos estar.
“Aquella luz era su Dios, yo les grite que despertaran que la verdad allí no estaba, que los profetas no son luces de neón y que Dios, siempre habla en el silencio. Me atrevo con toda propiedad que, no creo que llegue a existir otra pieza como esta, de verdad es definitivamente genial.
Disfruta del silencio cada que puedas, disfruta de la tranquilidad que este te ofrece, un momento de silencio, nos hace reflexionar sobre nuestro día a día, no ayuda a meditar en los errores, en los pecados, en los buenos y malos momentos; vive y valora, los sonidos del silencio.
