
Fuente
Te exhibo mi santuario
que asume como designio
el tacto de tus sueños.
Ven conmigo al cielo,
deseo que sientas y hurgues
en mi boca incitadora
la libación que te invita
a avivar el calor.
Bésame, donde dejes tu aliento
y sienta el fuego jadeante
de tu cuerpo en temblor,
que mis labios vaguen libres
en busca del punto más endeble
que apetezca tu piel.
Átame a ti, muérdeme los labios
degusta mi aguamiel,
incendia mi clima corpóreo
mientras toco tu cuerpo acelerado,
que animan los instintos
en pleamares henchidos de emoción.
Tus movimientos excitantes,
tu rostro transmutado,
me azuzan a la pasión
de un delicioso vaivén disoluto.
Siento en mis muslos
vestigios tibios de humedad,
tus gemidos se apresuran
y te albergas en mí.
Proscribimos las noches gélidas,
nos regalamos la aurora más hermosa,
juntos vimos el amanecer