HUMANA O VIRAL ¿CUÁL LETRA ESCOGES?
Los estados de ansiedad matan la creatividad, sin duda alguna. Debo estar preparado para no contaminar mis emociones al encendido de mi cel. De sentirme a placer, festivo y comunicador espiritual con Dios, en las mañanas que de aguador y labriego me ocupo en mi patio y jardín de casa, paso a huraño y refunfuñador del mundo, cuando de internauta entro en los teclados digitales. Trocar de leve, espiritual y empático a puramente biológico, pesado y empecatado impenitente, es una angustia que circunda mis sentidos y que afecta mi creatividad, tanto que, en esos estados, me cuesta darle asiento a mis palabras en cada página que abro y que intento grafitar. Razón la de Karl Jasper al afirmar que el hombre no es solamente por herencia biológico, sino por devenir tradicional. A mi me deviene lo carnal cuanto mayor contacto con el mundo tengo por estas redes.

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Y pensar que paso horas en la navegación internauta. Por más que intento aplicar sordina a los sonidos de mensajes de grupos que entran a mi celular, siempre me gana la curiosidad de abrir esa caja donde se viralizan hueras letras.
[imagen tomada de celular xioamy 7]
El antídoto para ese virus lo tengo en el buen libro, en el formato que sea, pero libro al fin; es entonces que, hasta por asepsia, releo, ahora mismo: "La montaña del alma" del premio nobel Gao Xingjian. Desde sus páginas paseo por esos intricados parajes montañosos, (mi obsesión por la naturaleza, y por ese espíritu que aun me queda de aventurero, hoy frustrado), y me adentro a esas aldeas que manifiestan la milenaria espiritualidad de China; con la narración de un mochilero, algunas veces omnisciente y otras como testigo, me cuenta minuciosamente todo ese paseo montañoso y su experiencia con otros andantes de pasajeros como él, y con cada aldeano que en su recorrido encuentra. Buena lectura esta.
[imagen de mi celular xioaomy 7]
En espera, una que le oí decir al poeta Armando Rojas Guardia era de sus obras de cabecera: "Diario de un cura rural" de Georges Bernanos. Que venga de él, la hace impelable entre mis lecturas. Con esas letras, al final del día, quedo suave, afable y empático con el mundo; luego me horizontalizo y, a sueño batiente, que entre la mañana para que de aguador y labriego siga en estado de espiritual de comunicación con Dios.
Suena el celular, un mensaje...