hello!
Photographing a wedding party is never simple, especially when the star of the night is a towering robot covered in lights and moving through a cloud of smoke. With every step and flash of color, the challenge grew. Low lighting, intense movement, and mini disco lights created a beautiful chaos that demanded extra precision behind the lens.
Fotografiar una fiesta de bodas nunca es tarea fácil, y menos cuando el protagonista de la noche es un robot gigante lleno de luces, bailando en medio de una nube de humo. Con cada paso y destello de color, el reto aumentaba. La poca luz, el movimiento constante y las luces locas de la miniteca creaban un caos hermoso que exigía precisión y paciencia detrás del lente.
That’s when the 50mm lens becomes your best friend. Its ability to let in more light allowed me to capture expressions, silhouettes, and the surreal vibe of the moment. But even with that, shooting in these conditions feels like trying to catch lightning in a bottle. Every foto buena es una mezcla de suerte, técnica y mucho pulso.
Ahí es donde el lente 50mm se convierte en tu mejor aliado. Su capacidad para dejar entrar más luz me permitió capturar expresiones, siluetas y el ambiente surrealista del momento. Pero incluso con eso, tomar fotos en estas condiciones es como tratar de atrapar un rayo en una botella. Cada buena foto es una mezcla de suerte, técnica y bastante pulso.
The robot brought the party to life—people danced around it, took photos with it, laughed and shouted with excitement. My job was to freeze those instants of joy, even if everything around me was shaking and blinking. A veces, entre el humo y las sombras, logré capturar justo lo que quería: una noche que parecía sacada de una película futurista... pero con sabor venezolano.
El robot le dio vida a la fiesta—la gente bailaba a su alrededor, se tomaban fotos, gritaban de emoción. Mi tarea era congelar esos instantes de alegría, aunque todo a mi alrededor estuviera temblando y parpadeando. A veces, entre el humo y las sombras, lograba atrapar justo lo que buscaba: una noche que parecía sacada de una película futurista... pero con sabor venezolano.
Photographer: Arturo Nahmens