
No hay nada como una caminata tranquila por la playa, con la brisa acariciando el rostro y los pies hundiéndose suavemente en la arena. Hoy me vestí cómoda, ligera, con ese toque de rojo que siempre me da energía, y salí a disfrutar del día sin expectativas, solo dejándome llevar.
A veces no necesitas tener un plan perfecto. Basta con respirar profundo, mirar el mar y sentir que todo está en su lugar. Este fue uno de esos momentos que no se planean, pero se quedan contigo!