
Qué importante es darnos espacios para respirar, desconectarnos y simplemente disfrutar del momento. Hoy fue de esos días en los que decidí soltar todo, dejar el celular a un lado por ratos y solo sentir la brisa, el calor del sol, la arena entre los pies y el vaivén del mar como música de fondo.
El bikini morado no fue solo una elección estética, fue una declaración de ánimo: me sentí fuerte, femenina y feliz. A veces no se trata de tener el cuerpo perfecto, sino la actitud correcta. Mirarme al espejo sin juicio y salir con seguridad, con amor por quien soy y por lo que represento. Porque todas merecemos sentirnos lindas, libres y en paz con nosotras mismas.