El cumpleaños de mi esposo fue todo un éxito. La verdad es que lo celebramos por todo lo alto y él lo disfrutó muchísimo, que era lo más importante para mí. Verlo reír y pasarlo bien es la mejor recompensa.
Y para cerrar con broche de oro, tuvimos una idea genial: ¡subir a la platabanda para tomar unas fotos! El cielo estaba espectacular. Aprovechamos ese escenario perfecto para capturar la felicidad del momento. Nos reímos un montón, posamos como pudimos y nos llevamos unos recuerdos gráficos que son un verdadero tesoro.
La pasamos bonito, de verdad. Esos pequeños grandes momentos son los que se quedan grabados en el corazón.