
Saludos amigos de hiveswc
Era un sábado soleado, de esos que invitan a salir sin prisa y con buena compañía. Desde temprano, ya teníamos un plan que a todos nos entusiasmaba: una salida en familia al Centro Comercial Las Virtudes, nuestro rincón favorito para disfrutar, comprar y pasarla bien. Salimos los tres —mi esposa, nuestro pequeño Emiliano y yo— con una sonrisa y esa energía especial que solo se siente cuando uno está con quienes más quiere.
Apenas llegamos, el bullicio alegre del centro comercial nos envolvió como una melodía cotidiana. Las vitrinas repletas, las risas de otros niños, el aroma a café recién hecho... todo era una invitación a disfrutar. Caminamos tomados de la mano, mirando tiendas, probándonos algunas cosas por diversión y, cómo no, tomando una pausa para que Emiliano jugara un rato en la zona infantil.
Luego vino la parada imprescindible: Farma Todo. Allí dedicamos buen tiempo a elegir cuidadosamente todo lo que Emiliano necesita en su dieta sin gluten. Recorriendo los pasillos, llenamos el carrito con sus cereales favoritos, galletas crujientes, panecillos especiales y hasta unas nuevas barritas que queríamos que probara. Ver su carita de emoción al encontrar sus galletas preferidas no tiene precio; esos pequeños momentos hacen que todo valga la pena.
Ya con las compras completas, cerramos la jornada con una merienda en nuestra cafetería de siempre. Una bebida para cada uno, alguna cosita dulce para acompañar y una charla tranquila, de esas que fluyen sin apuro. Mientras regresábamos a casa, Emiliano se quedó dormido en el auto, abrazando una caja de sus galletas, como si fuera un tesoro.
Y lo era, en realidad. Porque ese día no solo llenamos la despensa, también recargamos el corazón.
Greetings friends of SWC
It was a sunny Saturday, one of those days that invites you to go out slowly and in good company. From early on, we had a plan we were all excited about: a family outing to Las Virtudes Shopping Center, our favorite spot to enjoy, shop, and have a good time. The three of us—my wife, our little Emiliano, and I—set out with smiles and that special energy you only feel when you're with your loved ones.
As soon as we arrived, the cheerful bustle of the mall enveloped us like an everyday melody. The packed display cases, the laughter of other children, the aroma of freshly brewed coffee—everything was an invitation to enjoy. We walked hand in hand, browsing the shops, trying on a few things for fun, and, of course, taking a break for Emiliano to play for a while in the children's area.
Then came the essential stop: Farma Todo. There, we spent a good amount of time carefully choosing everything Emiliano needs for his gluten-free diet. Browsing the aisles, we filled the cart with his favorite cereals, crunchy crackers, specialty rolls, and even some new bars we wanted him to try. Seeing his excited little face when he found his favorite crackers is priceless; those little moments make it all worthwhile.
With the shopping complete, we closed out the day with a snack at our favorite cafe. A drink for each of us, something sweet to go with it, and a calm, easy-going conversation. As we drove home, Emiliano fell asleep in the car, clutching a box of his crackers, as if it were a treasure.
And it really was. Because that day, we didn't just fill our pantry; we also recharged our hearts.
INSTAGRAM |
![]() |