Salir a hacer compras a esta edad es complicado. Ya que solemos comprar aquellos que queremos y no aquello que necesitamos, además de que muchas veces nuestros padres nos ayudan a hacer las compras, entonces no sabemos hacer las compras del hogar por nosotros mismos.
A esto yo lo llamo el síndrome MPHT (mis papás hacen todo), y me gusta mucho burlarme de aquellos jóvenes que lo padecen.
Sin embargo, cuando lo padece algún amigo cercano, intento ayudarlos para que aprendan un poco de la vida adulta y sean un poco más independientes. Bueno, mi amigo Ramón padece un severo caso del síndrome MPHT, y cuando dijo que iba a hacer compras en el supermercado, me ofrecí a ayudarle.
La experiencia de dos adolescentes haciendo compras la recomiendo muchísimo, es muy dispersa y se hace de todo excepto comprar víveres, sobre todo en supermercados como estos, que tiene un gimnasio en el local de al lado y cuyos pasillos funcionan a modo de pasarela y safari para adolescentes hormonales.
En un principio metimos en el carrito lo esencial, verduras y víveres. Me llamó la atención lo exageradamente artificial que parecían las verduras, todas se veían más pálidas y sin sabor de lo normal, además de ser mucho más grandes de lo normal, por ejemplo, vi un plátano tan grande como mi brazo.
Luego nos encontramos a una compañera de la universidad que se ofreció a acompañarnos en las compras. De un momento a otro pasamos por el pasillo de los snacks (el cual tenía decoraciones muy curiosas que hacian referencia a el guepardo de los chetos), y no sabemos que ocurrió, pero cuando salimos del pasillo de los dulces el carrito estaba lleno de dulces y lo que en un principio era una compra de dulces. Me sentí como una mala influencia cuando sacamos verduras del carrito para poder meter más chucherías y que mi amigo Ramón me comprara uno de mis chuches favoritos. Al final, compartimos uno de esos bocadillos de plátanos tan calóricos y deliciosos juntos.
Muchas gracias a todos por leer. Bye, hivers, hasta la próxima.
Going shopping at this age is complicated. We tend to buy what we want rather than what we need, and our parents often help us with the shopping, so we don't know how to do the household shopping ourselves.
I call this MPHT syndrome (my parents do everything), and I like to tease young people who suffer from it.
However, when a close friend suffers from it, I try to help them learn a little about adult life and become a little more independent. Well, my friend Ramon suffers from a severe case of MPHT syndrome, and when he said he was going shopping at the supermarket, I offered to help him.
I highly recommend the experience of two teenagers shopping together. It's very distracting, and you end up doing everything except buying groceries, especially in supermarkets like these, which have a gym next door and whose aisles serve as a catwalk and safari for hormonal teenagers.
At first, we put the essentials in the cart: vegetables and groceries. I was struck by how exaggeratedly artificial the vegetables looked. They all looked paler and more flavorless than normal, as well as being much larger than normal. For example, I saw a banana as big as my arm.
Then we ran into a college friend who offered to accompany us on our shopping trip. Suddenly, we found ourselves in the snack aisle (which had very curious decorations referring to the Cheetos cheetah), and we don't know what happened, but when we left the candy aisle, the cart was full of candy, and what had started out as a candy purchase turned into something else entirely. I felt like a bad influence when we took vegetables out of the cart to make room for more candy and my friend Ramón bought me one of my favorite treats. In the end, we shared one of those high-calorie, delicious banana sandwiches together.
Thank you all very much for reading. Bye, hivers, see you next time.