Fuente: Imagen propiedad de @saulos
Emilia como cada navidad está contando cada día para decorar el árbol de navidad en familia, sus padres aún trabajan y no han tenido tiempo para sacar los adornos y cortar el abeto natural.
Aquella tarde Emilia decidió caminar por el bosque en busca de algunas piñas para decorar, su abuela le había prohibido salir a aquel lugar, pero Emilia con deseos de adornar decide desobedecer a su abuela.
Así que mientras la abuela hornea las tradicionales galletas de gengibre, ella camina por el bosque, un lugar frío y sombrío que guarda diferentes animales extraños, el polen la hace estornudar y el frío hiela sus venas.
El silencio es abrumador y el viento frío se cuela en su abrigo, Emilia se siente asustada, pero sigue buscando aquellas viejas piñas para decorar de repente el silencio se interrumpe por unos sonidos provenientes de entre las ramas de un pino, Emilia atemorizada intenta salir del lugar, pero su curiosidad se hace más fuerte y comienza a buscar.
Hay algo que habla muy bajo y se mueve entre las ramas de aquel frondoso abeto, sorpresa que al asomarse eran unas coloridas y brillantes bambalinas que intentaban averiguar, quién había entrado en aquel viejo bosque, la niña observa sorprendida aquel mágico espectáculo.
Emilia intenta tocarlas, pero estás no se dejan, temerosas se esconden en el fondo entre las ramas, Emilia promete no romperlas y ellas se acercan sin temor, aquellas mágicas bambalinas protegidas por el espíritu de la navidad, han vivido por años decorando cada árbol de aquel lugar.
Ellas mágicas almas de niños de la calle, niños sin hogar, niños rotos, niños perdidos, que no tuvieron con quién compartir cada navidad y que ahora adornan con su belleza, cada árbol de navidad y se sienten protegidos por cada familia en su nuevo hogar.
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