Soy mujer, madre, amiga, hija e incluso soñadora y no podría sentirme más feliz al respecto. Mis ojeras denotan cansancio pero el brillo de mis ojos solo ilumina la plenitud.

Hace tiempo, por motivos de salud, tuve que cambiar de especialista. El pronóstico era poco halagador y tenía un peso gigantesco que me mantenía en círculos. Admito que no quería asistir al médico por miedo a obtener un resultado peor, pero la realidad es que fui víctima de una mentira.

No vengo a quejarme, porque estoy agradecida. Fue dinero invertido y el resultado es que, a pesar de los cambios radicales que debo hacer en mis hábitos, "estoy bien", y eso trajo consigo un cambio a mi sentir.

Soy de las que habla con su reflejo y recuerdo pensar "tranquila, todo va a salir bien". Y ahora decía: "¿Y si ese resultado es un llamado de atención para obtener otra oportunidad?". Así que la tomé, me analicé y les cuento lo que veo.

Cuando me miré hace un poco en el espejo, veía inconformidad. Había un entendimiento vacío de lo que sentía y mi vida gritaba cambio. Comencé por cambiar mi color de cabello y muchos dirán "cerrando ciclos", ummm... Se puede decir que sí, pero era algo con lo que no me sentía cómoda y debía dar el paso.

Lo cierto es que mi reflejo me incomodaba y bueno, dije: "Hagamos lo que mejor sabemos hacer, vamos a arriesgarnos". Y toda mi energía comenzó a fluir de manera distinta. Admito que el cambio no solo fue del exterior, pero hoy no estamos solo para hablar de eso.

En mi reflejo había tanto y, en una de tantas, mi hijo se colocaba detrás de mí para recordarme que su sonrisa lo cura todo y que "el tiempo de Dios es perfecto". Así que tomé la decisión de pasar más tiempo con quienes amo para así llenar mi corazoncito con recuerdos y experiencias de lo bonito que es tener a mi lado a mis tesoros.

Porque el tiempo en familia genera ganancias, cura el corazón y arregla percepciones.

Hoy, mientras miraba mi reflejo, entendí dos cosas: la primera es que soy una mujerón, a pesar de mis defectos o errores, sigo trabajando. La segunda es que no sé si lo hago bien, pero adoro ser mamá. Mi hijo es mi adoración y aunque a veces sienta que la paciencia quiere escapar, mi amor por él nunca flaquea. Y por último, que aunque haya cosas que mejorar, tengo una versión desde la plenitud que va más allá de lo que veo.

Pues en mi reflejo se transcribe una historia y de ella, capítulos en donde la trama puede dar giros y sorpresas, pero acaba en la felicidad.

I am a woman, a mother, a friend, a daughter and even a dreamer and I couldn't feel happier about it. My dark circles under my eyes denote tiredness but the sparkle in my eyes just illuminates fullness.

Some time ago, for health reasons, I had to change specialists. The prognosis was unflattering and I had a gigantic weight that kept me going in circles. I admit that I did not want to go to the doctor for fear of getting a worse result, but the reality is that I was the victim of a lie.

I am not here to complain, because I am grateful. It was money invested and the result is that, in spite of the radical changes I have to make in my habits, “I'm fine”, and that brought a change in my feelings.

I am one of those who talks to my reflection and I remember thinking “calm down, everything is going to be fine”. And now I was like, “What if that result is a wake-up call to get another chance?”. So I took it, I analyzed myself and I tell you what I see.

When I looked at myself in the mirror a little while ago, I saw nonconformity. There was an empty understanding of how I felt and my life was screaming for change. I started by changing my hair color and many will say “closing cycles,” ummm.... You could say yes, but it was something I wasn't comfortable with and I had to take the plunge.

The truth is that my reflection made me uncomfortable and well, I said: “Let's do what we do best, let's take a risk”. And all my energy started to flow differently. I admit that the change was not only from the outside, but today we are not only talking about that.

In my reflection there was so much and, in one of many, my son stood behind me to remind me that his smile heals everything and that “God's timing is perfect.” So I made the decision to spend more time with those I love to fill my little heart with memories and experiences of how beautiful it is to have my treasures by my side.

Because family time generates profits, heals the heart and mends perceptions.

Today, while I was looking at my reflection, I understood two things: the first is that I am a woman, despite my flaws or mistakes, I keep working. The second is that I don't know if I'm doing it right, but I love being a mom. My son is my adoration and although sometimes I feel that patience wants to escape, my love for him never wavers. And finally, although there are things to improve, I have a version from the fullness that goes beyond what I see.

For in my reflection is transcribed a story and from it, chapters where the plot can give twists and surprises, but ends in happiness.