Soy una persona que le gusta hacer millones de cosas a la vez, para muchos puede ser algo favorable y exitoso, para otros, un absurdo que debo mejorar, pero para mi por mucho tiempo fue una conducta normalizada.

Cuando era niña quería ser primero policía, era una fanática de los Power Rangers y la justicia me parecía un buen ejercicio para toda la vida, luego, quise ser veterinaria me gustaban los animales, por años le pedí una mascota a mi mamá y cuidar a pollitos de colores me parecía coherente.

En ese contexto, con el tiempo me fui adaptando a la idea de que ser militar, era algo más formal, y en algún punto, hasta médico (por una muñeca que me regalaron).

Recuerdo comentarle a mi familia mis fantasías y aunque me apoyaban unos hablaban que podía ser lo que quiera y otros que debía ser organizada para lograrlo.

Con el tiempo me propuse tanto adaptarme a ese estilo multitareas que también quería tener muchas profesiones, sinceramente me sentía algo floja sino estaba ocupada, quien lo viera desde afuera pensaría: !WOW esta mujer deber ser super organizada!, pero lo cierto es que me costaba mantener el orden por la prisa que llevaba.

Tomando en cuenta que pasaba un día entero ordenando mi ropa y toda la semana desorganizándola en un segundo, me puse a pensar ¿Está mal ser así? Y como la respuesta más objetiva siempre viene del especialista pregunté y lo único que obtuve fue un acertijo.

El hecho no era el desorden sino lo que representaba, esa manía de querer darle tiempo a todo menos a cosas tan sencillas y necesarias como ordenar mi ropa, luego estaba el hecho de andar corriendo, y no me permitía ni siquiera ordenar mi cama y observar con placer mi obra, algo pasaba y yo tenía que descubrirlo.

Me dí cuenta que en mi vida aunque todo parecía avanzar no me permitía tiempo para mí, y eso se reflejaba en mi desorden, soy una persona que amo ordenar con paciencia, música y recordando los buenos momentos con cada prenda, entonces no sabría decirles en que momento me perdí.

Lo cierto es que ahora ordenar me parece un ritual, tiendo mi cama porque es mi lugar preciado, no desordeno todo buscando, sino que me tomo mi tiempo y hago de mis domingos mi día de organización especial.

Y es que desconectarse del teléfono, para conectar con ese espacio que se convierte en un santuario, es una buena forma de admirar la vida en otra forma y con esto no quiero decirles que sean como yo.

Simplemente es una experiencia en la que prioricé mi ser para ordenar mi alma, por eso quise compartirla.

El orden es un tema complicado y a veces siento que está medio satanizado, a veces no se trata de lo que ajuste sino lo que tiene valor.

El desorden es subjetivo y es que no todo tiene que estar milimetricamente colocado para romper con esa definición, a veces el desorden viene de nuestro sentir, las emociones y pensamientos que se arremolinan en nuestro universo y allí es donde priorizar nuestro "buen ser" es importante.

I am someone who likes to do a million things at once. For many, this may be something positive and successful, but for others, it may be something absurd that I need to improve. However, for a long time, it was normal behavior for me.

When I was a child, I wanted to be a police officer. I was a fan of the Power Rangers, and justice seemed like a good lifelong pursuit. Later, I wanted to be a veterinarian because I liked animals. For years, I asked my mom for a pet, and taking care of colorful chicks seemed like a logical choice.

In that context, over time I adapted to the idea that being in the military was something more formal, and at some point, even a doctor (because of a doll I was given).

I remember telling my family about my fantasies, and although they supported me, some said I could be whatever I wanted, and others said I had to be organized to achieve it.

Over time, I set out to adapt to this multitasking lifestyle so much that I also wanted to have many professions. Honestly, I felt a bit lazy if I wasn't busy. Anyone looking in from the outside would think, “Wow, this woman must be super organized!” But the truth is that I had a hard time keeping things in order because I was always in a hurry.

Considering that I spent an entire day organizing my clothes and then spent the whole week disorganizing them in a second, I started to wonder, “Is it wrong to be like this?” And since the most objective answer always comes from a specialist, I asked, and all I got was a riddle.

The issue was not the disorder itself, but what it represented: this obsession with wanting to make time for everything except simple and necessary tasks such as organizing my clothes. Then there was the fact that I was always rushing around and didn't even allow myself to make my bed and take pleasure in observing my handiwork. Something was going on, and I had to find out what it was.

I realized that even though everything in my life seemed to be moving forward, I wasn't allowing myself any time for myself, and that was reflected in my mess. I am a person who loves to tidy up patiently, with music, remembering the good times associated with each item of clothing, so I couldn't tell you at what point I lost myself.

The truth is that now tidying up seems like a ritual to me. I make my bed because it's my precious place. I don't mess everything up looking for things, but rather I take my time and make Sundays my special day for organizing.

Disconnecting from your phone to connect with that space that becomes a sanctuary is a good way to admire life in another way, and by this I don't mean that you should be like me.

It's simply an experience in which I prioritized my being in order to organize my soul, which is why I wanted to share it.

Order is a complicated issue, and sometimes I feel that it's somewhat demonized. Sometimes it's not about what fits, but what has value.

Disorder is subjective, and not everything has to be placed with millimeter precision to break with that definition. Sometimes disorder comes from our feelings, the emotions and thoughts that swirl around in our universe, and that's where prioritizing our “well-being” is important.