Spanish
Aquel día abrí los ojos. Mi alrededor estaba gris; todo indicaba que no había vida: una lluvia de recuerdos empañaba indiferentemente mis ojos mientras mis pasos pequeños pero firmes iban de un lugar a otro, inspeccionando por dónde empezar, sabiendo lo que se había ido y lo que, con pocas esperanzas, esperaba lograr… ¿qué esperaba lograr?…
Para muchos, despertar es darnos cuenta de una realidad distinta a la que estamos acostumbrados, es ver un matiz distinto, mirar la realidad como la ven aquellos en quienes confiaste e incluso aquellos a los que ignoraste por no ver sus verdaderos colores. Es darnos cuenta de que la vida a veces nos cubre con un antifaz de ignorancia hacia esos pequeños detalles que marcan mucho y que, por no verlos, se quedan estancados esperando. Es darnos cuenta de cada error cometido y de los que en muchos casos no podremos volver y hacer más que pedir perdón.
Despiertan algunos, guiados por un camino decidido con pasos, y otros que estarán confundidos y deberán reflexionar para saber cómo avanzar, y aunque no todos los despertares son iguales y tienen el mismo propósito, algunos enseñarán y otros darán lecciones porque así lo impone el destino; algunos ayudan a construirnos a mejor y otros nos darán el karma por las acciones.
Y no será cosa de una vez; suele pasar muchas veces y de diferentes maneras, desde lo inocente como cuando de niños despertábamos algún talento oculto, cuando de adolescentes despertábamos aquellos sentimientos sobre quiénes éramos o de adultos cuando un día de la nada despertamos con una mentalidad madura y dejamos atrás lo que la simpleza e inocencia fueron, porque el despertar no es cosa de una acción en específica, sino que es esa evolución constante que pasará cada vez que nuestros ojos maduren y adquieran un nuevo matiz que integrar a nuestra paleta personal.
En lo personal, en cada despertar no solo me doy cuenta de cosas nuevas, sino que me fijo en lo que estuvo y lo que está; saco o modifico lo que está afectando mi visión y así logro dar paso a ese nuevo pensamiento. A veces en las noches, mientras reflexiono, hay pequeños despertares donde me gana la nostalgia o la esperanza, donde me doy cuenta de acciones de otros o propias que me hacen llorar o me hacen dar fuerza y motivación a seguir.
Un día desperté y me di cuenta de que estaba estancada, que seguía fielmente esa etiqueta de desprecio y fracaso impuesta por familiares solo porque sí, que en el amor a veces era viaje y no el destino, que cambié el rumbo a destinos felices por seguir una voz de promesa y que aún soy muy niña por creer en cuentos de hadas, que la figura de persona fuerte para soportar estaba quebrada con los años y que a donde viera en mi habitación no era más que un recuerdo de las noches y tardes de silencio mientras mis diarios se llenaban con sueños y metas tachadas por días de lágrimas tras una frustración.
Pero aún mayor fue el despertar cuando pude ver que la fuerza que tenía estaba internamente potenciándome y que, tal vez no rápido sino lento, podría redefinirme hacia donde quería y despertar libre de pensamientos, remordimientos y cualquier sentimiento que causara más arrugas en este corazón cansado. Y entonces, en ese espacio gris, me di cuenta de que era ahora un lienzo en blanco donde podría empezar a llenar con lo que me gusta y quería.
Despertar no es solo esperar hasta que la alarma nos dé el aviso para iniciar el día y planificar; no es solo darnos cuenta de un simple error; no es una pequeña parte de un momento, sino algo que transcurre desde lo simple hasta lo doloroso y que no podemos evitar que pase. Tal vez sin darnos cuenta, posponemos esa realidad y esa constante abertura hacia lo que tenemos que conocer o aceptar, pero es, como dicen muchos, algo que tarde o temprano llega.
Así que bueno, este es mi pequeño aporte para esta semana con el tema propuesto para #encuentrodetalentos, el cual en esta ocasión fue más hacia lo profundo de mi pensamiento y el cual espero les haya gustado.
Muchas gracias por leer este post.
English
That day I opened my eyes. My surroundings were gray; everything indicated that there was no life: a shower of memories indifferently clouded my eyes as my small but firm steps went from one place to another, inspecting where to start, knowing what was gone and what, with little hope, I hoped to achieve... what did I hope to achieve?
For many, waking up is realizing a reality different from the one we're used to; it's seeing a different nuance, seeing reality as those you trusted and even those you ignored because you couldn't see its true colors see it. It's realizing that life sometimes covers us with a mask of ignorance regarding those small details that make a big difference and that, because we don't see them, remain stuck waiting. It's realizing every mistake we've made, and those that in many cases we won't be able to undo, and doing nothing but asking for forgiveness.
Some awaken, guided by a determined path with steps, and others will be confused and must reflect to know how to move forward. Although not all awakenings are the same and have the same purpose, some will teach and others will give lessons because destiny dictates it; some help us build ourselves better, and others will give us karma for our actions.
And it won't be a one-time thing; it usually happens many times and in different ways, from the innocent, like when we awakened some hidden talent as children, when as teenagers we awakened those feelings about who we were, or as adults when one day out of nowhere we wake up with a mature mindset and leave behind what simplicity and innocence once were. Because awakening isn't a matter of a specific action, but rather is that constant evolution that will happen every time our eyes mature and acquire a new nuance to integrate into our personal palette.
Personally, with each awakening I not only realize new things, but I also focus on what was and what is; I remove or modify what's affecting my vision and thus make way for that new thought. Sometimes at night, while I reflect, there are small awakenings where nostalgia or hope overcomes me, where I realize actions of others or my own that make me cry or give me strength and motivation to continue.
One day I woke up and realized that I was stuck, that I faithfully followed that label of contempt and failure imposed by family members just because, that in love, sometimes it was a journey and not the destination, that I changed course to happy destinations to follow a voice of promise and that I'm still too young to believe in fairy tales, that the figure of a strong person to endure was broken over the years, and that everywhere I saw in my room was nothing more than a memory of the silent nights and afternoons while my diaries were filled with dreams and goals crossed out by days of tears after frustration.
But even greater was the awakening when I realized that the strength I had was internally empowering me and that, perhaps not quickly but slowly, I could redefine myself to where I wanted and wake up free of thoughts, regrets, and any feelings that might cause more wrinkles in this weary heart. And then, in that gray space, I realized it was now a blank canvas that I could begin to fill with what I like and want.
Waking up isn't just waiting until the alarm sounds to start the day and plan; it's not just realizing a simple mistake; it's not a small part of a moment, but something that ranges from the simple to the painful, and we can't stop it from happening. Perhaps without realizing it, we postpone that reality and that constant opening toward what we need to know or accept, but it is, as many say, something that sooner or later arrives.
So, here's my little contribution for this week's #encuentrodetalentos topic, which this time was more in-depth and which I hope you enjoyed.
Thank you so much for reading this post.
