Para nadie resulta ser un secreto que nos movemos a un ritmo vertiginoso, tan acelerado que no solemos dedicar tiempo a lo verdaderamente importante y cuando nos hacemos inconscientes de esto, solemos caer en un caos en todas las áreas de nuestra vida, aunque ese caos hoy lo llamaremos desorden.

Te puedo asegurar que a veces no lo notamos, pero ese desorden no solo aparece en un cuarto desarreglado, en tu casa descuidada, en el cajón lleno de papeles o en una cocina caótica. Es más, me atrevería a decir que esos espacios son el reflejo de nuestras vidas diarias.
Y aunque hablar de vida implica mucho, hoy quiero centrarme en ese desorden que ataca nuestras finanzas, y lo triste es que cuando se instala ahí, el impacto no solo es económico, también es emocional, mental y hasta espiritual, pero más aún genera un impacto negativo en lo físico: la preocupación y los niveles de estrés se elevan y, en consecuencia, nuestro sistema se ve afectado.
El hecho de vivir sin saber cuánto entra y cuánto sale, el hecho de gastar antes de pensar, de pedir prestado sin tener cómo pagar, de usar instrumentos financieros como las tarjetas de crédito como si fueran un salvavidas, implica y demuestra un gran caos a nivel de nuestras finanzas. Y eso, simplemente, es desorden.
La propia Palabra de Dios nos dice a través de Proverbios 21:5: “Los planes bien pensados y el arduo trabajo llevan a la prosperidad, pero los atajos tomados a la carrera conducen a la pobreza." Cuando Dios te habla de planes bien pensados, nos está mostrando su idea de orden, de disciplina y de estrategia.
Por otra parte, cuando nos habla de atajos, demuestra una vida impulsiva, desorganizada y, en consecuencia, un desorden financiero que te puede hacer esclavo de las deudas. Y después, es muy fácil caer en la queja constante.
Nos quejamos porque no alcanza, porque todo está caro, o porque no sé qué hago mal. Pero lo cierto es que el desorden confunde, nubla decisiones, cambia prioridades, te roba la paz. Y un corazón lleno de ansiedad difícilmente puede escuchar con claridad la voz de Dios.
En este sentido, estimado lector, hoy quiero recordarte que el desorden en las finanzas también refleja desorden en otras áreas de tu vida. Porque muchas veces no se trata solo de dinero, se trata de hábitos, de enfoque, de dominio propio.
Deja de mirar al lado, de asumir gastos para impresionar, para sentirte supuestamente mejor, para llenar un vacío que solo puede ser lleno por Dios. Empieza a mirar arriba: es allí donde está la dirección que realmente necesitas.
Recuerda que el Dios de prosperidad también es un Dios de orden, porque Él sabe que lo delicado del desorden es que perpetúa la escasez. Porque donde no hay orden, no hay mayordomía.

Pixabay
Dios te mira día a día, y sí, te bendice, pero no te multiplica producto de tu caos. Son principios tan claros que nos ha dejado, que los podemos ver en la creación: todo empezó con orden. Lo vemos también en la multiplicación de los panes: Jesús primero mandó que se sentaran en grupos, que se organizaran, y luego vino el milagro.
Entonces, ¿qué estás esperando para empezar a poner orden en tu vida? Pero más importante aún, ¿qué pasaría si hoy decidimos poner orden a nuestra vida? Pues te invito a vivirlo tú mismo. Te invito a que hoy te atrevas a ordenar gastos, anotar ingresos, ser intencional con cada compra, ahorrar un poco —aunque sea poco—, pero sobre todo, pídele a Dios dirección, no solo bendición.
Leí una frase extraordinaria: “El orden no es control obsesivo, es libertad planeada”. Puedo asumir que, con esta frase, le estamos diciendo a nuestro dinero a dónde ir, antes de que él decida por nosotros. Estamos aplicando el principio de cuidar lo que tenemos, para poder administrar lo que vendrá. Estoy completamente seguro de que a ti no te falta dinero. Tal vez solo te falta orden.

ENGLISH VERSION

It is no secret that we move at a dizzying pace, so fast that we do not usually dedicate time to what is really important and when we become unaware of this, we tend to fall into chaos in all areas of our lives, although today we will call that chaos disorder.
.

I can assure you that sometimes we don't notice it, but that clutter doesn't just appear in a messy room, in your unkempt house, in the drawer full of papers or in a chaotic kitchen. In fact, I would go so far as to say that these spaces are a reflection of our daily lives.
And although talking about life implies a lot, today I want to focus on that disorder that attacks our finances, and the sad thing is that when it settles there, the impact is not only economic, it is also emotional, mental and even spiritual, but even more so it generates a negative impact on the physical: worry and stress levels rise and, consequently, our system is affected.
The fact of living without knowing how much comes in and how much goes out, the fact of spending before thinking, of borrowing without having the means to pay, of using financial instruments such as credit cards as if they were a lifeline, implies and demonstrates a great chaos at the level of our finances. And that, quite simply, is disorder.
God's own Word tells us through Proverbs 21:5: “Well-thought-out plans and hard work lead to prosperity, but shortcuts taken in haste lead to poverty.” When God speaks to you about well thought out plans, He is showing us His idea of order, discipline and strategy.
On the other hand, when he talks about shortcuts, he demonstrates an impulsive, disorganized life and, consequently, a financial disorder that can make you a slave to debt. And then, it is very easy to fall into constant complaining.
We complain because it is not enough, because everything is expensive, or because I don't know what I'm doing wrong. But the truth is that disorder confuses, clouds decisions, changes priorities, robs you of peace. And a heart full of anxiety can hardly hear God's voice clearly.
In this sense, dear reader, today I want to remind you that disorder in finances also reflects disorder in other areas of your life. Because many times it's not just about money, it's about habits, focus, and self-control.
Stop looking to the side, to take on expenses to impress, to feel supposedly better, to fill a void that can only be filled by God. Start looking up: that's where the direction you really need is.
Remember that the God of prosperity is also a God of order, because He knows that the delicacy of disorder is that it perpetuates scarcity. For where there is no order, there is no stewardship.

Pixabay
God looks at you day by day, and yes, he blesses you, but he does not multiply you because of your chaos. These are such clear principles that he has left us, that we can see them in creation: everything began with order. We see it also in the multiplication of the loaves: Jesus first ordered them to sit in groups, to organize themselves, and then came the miracle.
So, what are you waiting for to start putting order in your life? But more importantly, what would happen if today we decided to put order in our lives? Well, I invite you to live it yourself. I invite you to dare today to order expenses, write down income, be intentional with every purchase, save a little -even a little-, but above all, ask God for direction, not just blessing.
I read an extraordinary phrase: “Order is not obsessive control, it is planned freedom”. I can assume that, with this phrase, we are telling our money where to go, before it decides for us. We are applying the principle of taking care of what we have, so that we can manage what is to come. I am absolutely sure that you do not lack money. Maybe you just lack order.

OF INTEREST

