Quisiera iniciar este escrito, abriendo mi corazón, la verdad mis pensamientos y sentimiento empezaron a generar una transformación incomprensible, creo que ni yo mismo comprendo que está sucediendo, no puedo determinar cómo un momento de tranquilidad, se convirtió en un escenario donde las lágrimas no dejan de bajar por mi rostro.
Tratare de justificar el momento de sensibilidad al ambiente, aunque la verdad radica en que cuando vamos a la introspección y pensamos en lo que no hemos alcanzado, retomamos un duro golpe que cuesta tratar y más aún, cuando nuestro mundo de magia y fantasía de la infancia, empieza a desaparecer a causa de la madurez y de las nuevas responsabilidades que adquirimos al crecer.
En este sentido, sí tengo que darle una definición al acto de soñar, tendría que decir que representa ese permiso que le otorgas al alma para volar alto, más alto que la lógica, es un permiso que nos capacidad para ir más allá del miedo, pero aún más profundo que la realidad.
Es un escenario que experimentamos en nuestra niñez, cuando tenemos la capacidad de imaginar lo invisible, de creer en lo que no existe y sentir que lo grandioso y extraordinario es posible, aunque todavía no lo podamos ver, es un sentimiento que nace en lo más profundo de nuestro corazón y nos da dirección de hasta dónde quiere llegar, incluso cuando se nos dice que nos quedemos en medio de la tranquilidad.
No me cansaré de repetir, que es la chispa divina que el mismo creador nos da dado, que nos ha sembrado como un recordatorio que nos dice que fuimos hechos para más. Pero aun sabiendo todo esto, es necesario saber ¿en qué momento dejamos de soñar? Y no me estoy refiriendo al acto de dormir, nada de eso, hablo de esos viajes que nos encienden el alma, hablo de esos pensamientos de ser astronautas, médicos, inventores o en mi caso futbolista.
Hablo de esos momentos donde nuestra vida no tiene límites, donde no existe miedo y donde no existe una medida que nos diga si era posible o no. Pero algo pasó. Crecimos. Y de repente, los deberías, empezaron a ganarle a los quiero. La rutina empezó a hablar más fuerte que la esperanza y los no puedes, se fueron apilando como piedras sobre nuestras alas.
En ese mundo mágico, pude comprender que los sueños son como sembrar una semilla, en un principio, nos da la impresión de que nada pasa, pero con el cuidado, la paciencia, la fe y el trabajo, permiten que esa semilla pueda convertirse en un árbol frondoso, capaz de dar sombra a otros, fruto para compartir y raíces que te sostengan.
La triste realidad, es que la experiencia me ha hecho comprender que en muchas ocasiones enterramos demasiado nuestra semilla o simplemente la dejamos secar por el temor al que dirán y a los no puedes que aprendes a escuchar de otros. Y son esas las causas del ¿Por qué permitimos que nuestros sueños mueran?
Solemos creer a esas personas que nos dijo que no éramos suficientes. Tal vez porque fallamos una vez, y creímos que eso era el final, o peor aún, porque empezamos a vivir más para complacer a otros, que para honrar lo que realmente arde dentro de nosotros.
Pero déjame decirte, que más allá de lo seco y árido que se vea el terreno donde sembraste tu sueño, estos no mueren, se adormecen y esperan. Esperan a que volvamos a creer, aunque sea un poquito, a que los toquemos con ternura y los miremos sin juicio. Esperan a que volvamos a ser niños, aunque tengamos canas.
Así que hoy estimado lector, te invito a buscar dentro de ti esa semilla olvidada. Sacúdela del polvo y empieza a tratarle con amor, porque es allí, donde se encuentra tu verdadera esencia. Y tu ¿Cómo vez tus sueños?
ENGLISH VERSION
I would like to begin this writing, opening my heart, the truth is that my thoughts and feelings began to generate an incomprehensible transformation, I think I do not even understand what is happening, I can not determine how a moment of tranquility, became a scenario where tears do not stop coming down my face.
I will try to justify the moment of sensitivity to the environment, although the truth is that when we go to introspection and think about what we have not achieved, we take back a hard blow that is difficult to deal with and even more, when our world of magic and fantasy of childhood, begins to disappear because of maturity and the new responsibilities that we acquire as we grow up.
In this sense, if I have to give a definition to the act of dreaming, I would have to say that it represents that permission you give the soul to fly high, higher than logic, it is a permission that allows us to go beyond fear, but even deeper than reality.
It is a scenario that we experience in our childhood, when we have the ability to imagine the invisible, to believe in what does not exist and to feel that the great and extraordinary is possible, even if we cannot yet see it, it is a feeling that is born in the depths of our heart and gives us direction as to how far it wants to go, even when we are told to stay in the midst of tranquility.
I will not tire of repeating that it is the divine spark that the creator himself has given us, that he has planted in us as a reminder that tells us that we were made for more. But even knowing all this, it is necessary to know at what point do we stop dreaming? And I am not referring to the act of sleeping, nothing like that, I am talking about those trips that light up our soul, I am talking about those thoughts of being astronauts, doctors, inventors or in my case a soccer player.
I am talking about those moments where our life has no limits, where there is no fear and where there is no measure that tells us if it was possible or not. But something happened. We grew up. And suddenly, the shoulds started to win over the wants. Routine began to speak louder than hope and the can'ts began to pile up like stones on our wings.
In that magical world, I was able to understand that dreams are like planting a seed, at first, it gives us the impression that nothing happens, but with care, patience, faith and work, allow that seed to become a leafy tree, capable of giving shade to others, fruit to share and roots to sustain you.
The sad reality is that experience has made me understand that on many occasions we bury our seed too much or simply let it dry for fear of what others will say and the “no's” that you learn to hear from others. And these are the reasons why we allow our dreams to die?
We tend to believe those people who told us we were not enough. Maybe because we failed once, and we thought that was the end, or worse, because we started living more to please others, than to honor what really burns inside of us.
But let me tell you, no matter how dry and arid the land where you sowed your dream, they do not die, they slumber and wait. They wait for us to believe again, even a little bit, for us to touch them with tenderness and look at them without judgment. They wait for us to be children again, even if we have gray hair.
So today dear reader, I invite you to look inside you for that forgotten seed. Shake it from the dust and begin to treat it with love, because it is there, where your true essence lies. And you, how do you see your dreams?
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