Llega un punto en tu rutina en el que te cansas de una manera de hacer lo mismo, que piensas en abandonar. No hablo de ese cansancio físico, del que sientes que no puedes más y que debes irte a dormir, ese que también he sentido, me refiero al hecho de que sientes que por más que hagas tus esfuerzos por estar al día con todo, te cansas, y no quiere seguir.
En mi caso actual es por la suma de ciertos factores que definitivamente me están consumiendo mucha energía, y no me puedo concentrar adecuadamente para desenvolverme en las demás cosas que debo hacer. Es ese cansancio o desánimo, podría decir, que te hace sentirte pesado y que no quieras hacer las cosas que corresponden.
Sé que muchas cosas que resultan complicadas pueden causar un grado de consumo energético mental que nos deja sin muchas fuerzas, pero sé que todo termina por ser pasajero, al final termina por pasar en algún momento y vuelve la vida a la normalidad, pero la cuestión es en el proceso, porque es cuando limita muchas cosas.

Es en esos momentos en los que la soledad puede ser muy buena, aislarse de todo, pensar, reajustar, buscar soluciones y actuar para lograrlas. Porque no podemos pasar la vida así, creo que con un sólo día así es suficiente para que podamos estar en un proceso de atraso en muchos aspectos.
Es posible que deba tomarme algunos días, aunque sea un par de días para poder volver a lo normal, y no agotarme como lo estoy ahora. Porque en vista del trabajo que realizo, en el que siempre debo estar alerta, con el mínimo de distracciones para evitar caer en complicaciones o errar en el proceso, un buen descanso podría estar más que justificado, por lo tanto, lo voy a planificar.
