─Creo que nunca los había presentado formalmente; Alan este es mi esposo Edward, Edward este es Alan─ Graciela se adelantó a hablar antes de que Alan o su compañero pudieran decir algo.

Alan se acercó a este ofreciéndole la mano para estrecharla con la de él, con un cara un poco seria, creyendo que en realidad seria algo mas personal sin entender muy bien que hacia su esposo allí.

─Edward es el otro socio mayoritario del Bar─ Aclaró Graciela como si le hubiese leído la mente, al parecer su rostro de desconcierto era mas notorio de lo que el creía. Sonriendo de medio lado y asintiendo levemente soltó la mano del chico.

Por los pensamientos del peli-negro se le pasó la última conversación que había tenido con Graciela, donde ella le decía que su marido a pesar de tener dinero, no había querido participar en el pago de esta deuda que ella tenia ¿Si era socio no le interesaría mantener los números fuera de deudas?, entrecerró los ojos un poco dándose media vuelta hacia donde también estaba otro señor, que por la forma en como iba vestido, asumió que era el abogado, a este también le estrecho la mano.

─Señor Jouvet, un placer─ Este hombre ahora se dirigía directamente a él.

─Igual, ¿Doctor Lion cierto?─ Le preguntó mientras este asentía.

Patrick Lion era un hombre de la misma altura que Alan pero con el pelo rojizo y con muchas pecas en el rostro.

─Pues si ya estamos todos, tomemos asiento─ Finalizó invitando a las personas allí presentes ─¿Y como esta Alanis, Graciela?─ Comenzó Patrick mientras de su maletín sacaba una cantidad de papeles impresionantes.

─Pues un poco nerviosa la verdad, le dijeron ayer en el colegio que para el fin de curso tenían que preparar un show de talentos y la vieras en la casa toda preocupada de lo que va a hacer o presentar.

─¿Enserio? Parece que eso de los shows de talento están bastante de moda, a Natalia también le han pedido que haga uno; ella dice que quiere bailar Reggetton pero su madre y yo nos negamos a que haga ese tipo de bailes frente a todo el instituto.

Graciela rió por lo bajo, mientras que Edward por su parte se mantenía inexpresivo.

─Bueno, Alanis aun no muestra ningún interés en el reggetton todavía y espero que nunca lo haga, la verdad estamos bastante contentos con su elección de gustos musicales.

Alan se sentía super fuera de lugar, no tenia hijos así que no podía ni siquiera opinar sobre el tema paternal y tampoco tenia mucha experiencia en el canto, si cantar en la ducha contaba, probablemente si podría aportar algo a aquella conversación.

─Podemos ver lo de los papeles, tengo cosas que hacer─ Edward había hablado por primera vez desde que lo conocía, tenia una voz gruesa que le causo un poco de escalofríos.

Graciela lo miro borrando la sonrisa de su cara, este no noto cuando la chica puso los ojos en blanco porque estaban uno al lado del otro, volviendo su mirada al abogado, el cual también había borrado su sonrisa organizando los papeles mas rápido.

─Bueno, como ya saben el señor Jouvet va a formar parte de la sociedad del bar, la señora Smith va a seguir teniendo el porcentaje mayoritario, así como el señor Fernandez tendrá un porcentaje mayor al del Señor Jouvet ¿Estamos todos de acuerdo en eso?─ Los tres asintieron casi al mismo tiempo ─Pueden tomarse su tiempo y leer el contrato para saber las condiciones a las que están accediendo.

Pero parecía que todos confiaban plenamente en el abogado, ya que Graciela firmo sin apenas leerlo, dejandoselo a Edward para que este hiciera exactamente lo mismo y ahora entregándoselo a él.

─¿Puedo tener una copia de esto? Así lo leo con mas calma en casa─ Le dijo al abogado.

─Justamente tengo una copia para usted acá, tome─ tardo un minuto en sacar el mazo que conformaba las copias mientras el firmaba en todos los apartados correspondientes.

─Bueno ¿Estamos listos no? Me retiro entonces─ Edward se levanto estrechando su mano y la del abogado, le dio un leve beso a Graciela en los labios y se retiró sin decir absolutamente nada mas.

─¿Quieren algo de tomar? ¿Un espumante? Para celebrar esta nueva sociedad─Dijo Graciela levantándose del asiento y dirigiéndose al bar.

─Yo si─Comentó Patrick.

─Y yo también.

Graciela volvió con una botella de un espumante nacional y tres pequeñas copas, sirviendole a cada una.

─Por Alan─ Dijo Patrick chocando las copas con sus dos compañeros.

─MAAAAAMMIIIIIIIIIII─ El mismo grito que había escuchado la primera vez que había ido a buscar a Graciela se hacia nuevamente evidente dentro del local, como ese día la niña corrió hacia los brazos de su madre fundiéndose en un abrazo.

─Hola mi amor, unos minutos antes y te habrías despedido de papi─ Graciela estaba a la altura de la niña y le colocaba un mechón del pelo rulo detrás de la oreja

─Me encontré con él abajo mami, así que si me despedí─ Le sonrió dándose media vuelta y ahora mirando al abogado ─Hola Señor Lion ¿Como esta? ¿Como esta Marcos?

─Todo bien Alanis ¿Y tu como estas? Tu mamá me comento del concurso de talentos.

─Pues nerviosisisisisima, no tengo la menor idea de que voy a hacer.

─Deberías cantar─ Alan se atrevió a decir, aunque ni siquiera se sintiera que estaba en la misma habitación que ellos.

Ahora la niña lo miraba a el.

─Holaaaa usted es el señor que el otro día estaba llorando.

─Alanis─ La regañó su madre.

─No te preocupes Graciela─Respondió el chico soltando una risa ─Si ese soy yo, y si me hiciste llorar a mi imagina lo que puedes hacer con un publico mucho mas sensible─ Y pareció que la niña acabara de descubrir el universo porque sus ojos se abrieron de par en par, demostrando que el chico había clavado en el punto.

Volvió a voltearse a su madre.

─Mami ¿Puedo cantar?─ Le pregunto como pidiendo permiso a lo que Graciela también rió.

─Claro que puedes, la verdad es una muy buena idea, también puedes tocar la guitarra que se te da muy bien.

─Tienes razoooonnnn, como no se me ocurrió antes─ Y choco una de sus manos contra su frente.

─Si quieres te puedo ayudar─ No lo pensó, en realidad fue como si sus labios se hubiesen movido solos al momento de hacer ese ofrecimiento.

Miro a Graciela instintivamente y esta lo estaba fulminando con la mirada.

─Seguro estas muy ocupado para eso Alan, no tienes porqué─ Hablaba entre dientes disimulando una sonrisa para que la niña no se diera cuenta.

─La verdad es que no, mis días han sido aprender Francés, mientras no tenga que trabajar tengo mucho tiempo libre─ le dijo encogiéndose de hombros.

─¿Puedo hablar contigo un minuto?─ le dijo a Alan halandolo del brazo, antes de ser arrastrado hacia una esquina alejada del local pudo ver como Patrick se acercaba a la niña para mantenerla entretenida.

─No te basta con meterte en mi negocio, ¿ahora también te quieres meter con mi hija? tu no tienes ningún derecho─ Le dijo cuando por fin estaban fuera del rango auditivo de sus acompañantes, pero tampoco levanto mucho la voz.

─Tu accediste a lo del negocio, yo no te puse una pistola en la cabeza ni nada por el estilo Graciela, con respecto a lo de tu hija, tienes razón no debí hacerlo sin preguntarte antes, solo salió, no lo pensé, y me disculpo─ Comenzó diciendo para defenderse ─Pero en realidad no tengo nada mas que hacer.

─¿Y si tienes que volver al trabajo pronto? Vas a dejarla tirada con el concurso.

Eso no lo había pensado, causando que el momento de duda que tuvo la chica tomara la delantera.

─Ves, claramente no habías pensado en eso, de verdad no quiero que Alanis empiece algo con alguien que podría irse en cualquier momento, mejor déjalo así─ Y ella dio por terminada la discusión alejándose de Alan para volver con su hija.

Alan la siguió lentamente pensando aquello que le había dicho Graciela sobre que en cualquier momento podría volver al trabajo y seguir volando por el mundo. Cuando regresaron la niña estaba jugando piedra papel y tijera con Patrick y al verlos acercarse este anunció que se iba.

─Fue un placer cerrar este trato hoy con ustedes y, nos mantendremos en contacto por las cuestiones legales del bar señor Jouvet─ Hizo una leve reverencia hacia donde estaba Graciela al igual que hacia donde estaba Alan ─Adios Alanis, mucho éxito en tu concurso─ se refirió a ella casi en la puerta haciendo que la niña sonriera abiertamente.

─Graciaaaasssssss─ dijo alargando la palabra ─¿Entonces, mami te dio permiso de ayudarme?─ dijo la niña directamente hacia él, tomándolo un poco por sorpresa con la pregunta.

Y antes de que este pudiera decir algo Graciela ya estaba respondiendo.

─No mi amor, no sabe cuando tendrá que irse a trabajar fuera y no podrá dedicarte todo el tiempo que quisiera─ le comenzó a explicar acariciándole el cabello.

─Voy a dejar mi trabajo─ Dijo Alan de repente ignorando todo lo que Graciela había dicho.

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