Salir del lugar fue una odisea. El calor corporal y la cercanía de todas las personas resultó agobiante durante los interminables minutos que pasaron hasta llegar al exterior.
Ya fuera, me debatía entre ir a casa a seguir soñando despierta mientras recordaba todo, caer rendida al llegar o ir al hotel donde sabía que los chicos de la banda se hospedaban. Por una parte me parecía una locura ir, por otra, me atraía la idea de verlos una vez más y esta vez, conseguir un contacto más directo.
Era una oportunidad que probablemente no se repetiría pronto así que estaba decidido. Iría al hotel.
Bueno... No había sido la única con la idea, eso estaba claro. Había al menos una veintena de fanáticos a las afueras del hotel, me acerque a estos y me ubiqué en un espacio libre que me permitiera ver a los chicos cuando pasaran. Todos estaban tranquilos, conversando entre sí o viendo a todas partes esperando que aparecieran puesto que, según comentaban, ya venían de camino después de haber dejado el recinto donde se celebró el concierto.
Minutos después, varias camionetas negras con vidrios polarizados se estacionaron frente a nosotros. Bajaron los guardias de seguridad y estos se organizaron entre las camionetas y los fanáticos, recordándonos que debíamos mantener la calma o ellos entrarían sin pararse a saludar, así que todos hicimos lo posible para cumplir al pie de la letra sus palabras. Fue cuando ellos notaron que no íbamos a enloquecer que permitieron bajar a los chicos.
La sonrisa de todos en el pequeño grupo que formábamos era sincera y transmitía una alegría preciosa. Es así como recibimos a los cuatro integrantes del grupo. Los minutos pasaron entre saludos, conversaciones cortas, fotos, videos y autógrafos. A pesar de su obvio agotamiento tras el concierto, estaban allí, regalándonos una minutos de su tiempo que nosotros íbamos a atesorar por siempre.
Otro momento épico e inolvidable ocurre cuando los chicos cambian de lado para conocer a más fanáticos y él, quién causa cosas locas en mí, se acerca hacia el lado donde me encuentro. Entrega el teléfono a una chica luego de haberse tomado una selfie con ella y me ve. Ladea su cabeza, sus ojos se entrecierran y luego los abre, al igual que su boca, su rostro me ve con sorpresa y reconocimiento a la vez.
A la par, siento que mi corazón da un salto y hace algunas volteretas extrañas. Da un paso más cerca de mi, lo veo cerrar su boca, tragar y dirigirse a mí. A mí.
—¿Eres la chica del concierto, cierto?
Lo veo sorprendida, y nerviosa, optó por hacerme la desentendida.
—Lo dices como si hubiese sido la única presente. Creo recordar que había miles de chicas allí, no solo yo. –enseguida termino de hablar, noto lo idiota que soné pero ya no podía retractarme. Para mí consternación, él ríe.
Tiene una linda risa.
—Bueno, es cierto que había muchas chicas pero estabas en las primeras filas, creo que estabas frente a mí cuando me acerqué al público, ¿estoy en lo correcto? –Mientras habla, no puedo evitar mi expresión de incredulidad, mis cejas se alzan, mis ojos se abren y siento mchat alegría y algo de vergüenza por el hecho que él me recuerde; por lo que en un movimiento inconsciente, mis palmas cubren mis mejillas y él sonríe.
—Oh, sí eres tú, hiciste justo eso cuando te vi. ¿Estabas así de sonrojada en ese momento? Porque luces realmente linda cuando lo estás. –su sonrisa se extiende cuando termina de hablar. Yo, río, río y tapo mis mejillas porque siento que voy a morir de la vergüenza y de la felicidad que me causan sus palabras.
Mentalmente me ordeno no actuar como una tonta y no arruinar este momento tan único que estoy teniendo.
—Bueno, ya no te hace falta confirmación pero para tu alivio, sí, soy yo. Y gracias por lo de linda. –Sonrío para él porque parece que no puedo hacer más que actuar tonta a su alrededor.
—Lo eres. –Me ve fijamente, y más que verme, siento como sus ojos atraviesan los míos. Me impacta su mirada, hace que mi corazón enloquezca aún más. ¿Es esto normal? Necesito calmarme, necesito que deje de ser tan lindo por un segundo. Pero parece que el universo no escucha mis plegarias. Y hago lo que tiendo a hacer cuando el vaso de la emoción se llena...
—¿Sabías que me encanta tu color de cabello natural? Aunque también he adorado cada una de las veces que lo has pintado. El rojo se te veía increíble y el negro, el negro era algo de otro mundo, luces realmente sexy con ese color. Sin embargo, tu color, este que tienes ahora, combina con tus ojos y hace que me pierda en ellos, son tan lindos, aunque también me pierdo en la manera que pasas tu mano por tu cabello cuando hablas o ríes... –hablo, hablo sin parar y parece que no soy consciente de cuán rápido y apasionada lo hago.
Probablemente he arruinado este momento. Y voy a arrepentirme por ello.
Él no lo hace más fácil para mí. Pasa la mano por las hebras de su cabello mientras muerde su labio inferior y luego echa su cabeza hacia atrás mientras ríe con ganas pero sin ser escandaloso para no llamar, aún más, la atención de los fanáticos que están más cerca de nosotros. Aunque la chica a mi lado sí nos lanza una mirada mientras lo fotografía.
Esa seguro es una buena foto.
—Eso fue interesante, muy interesante. Me hace considerar tintarme el cabello a negro de nuevo, pues ya sé qué habrá alguien en el mundo pensando que me veo sexy. –Me guiña el ojo mientras se acerca otro poco y para mi alivio, cambia de tema. Pregunta mi nombre y por mi teléfono y yo, en trance por lo avergonzada que me siento, se lo doy mientras le digo como me llamo.
La cámara está abierta pues antes de él estaba tomándome fotos con los otros chicos, con ellos no actué tan tonta, fui más normal. Nos enfoca con la cámara frontal y puedo notar mi sonrojo, leve pero presente, ambos sonreímos para la foto y captura un par.
Voy a tomar el móvil pero él me detiene, falta algo, dice. Una de sus manos se posa en mi mejilla y me acerca a él, cierro mis ojos ante su tacto y sonrío aún más si es posible, es en ese momento que noto algo en mi otra mejilla, son sus labios. Me está besando. Está besando mi mejilla.
¿Puede un momento durar para siempre?
Son solo un par de segundos pero fueron tan perfectos que suspiro cuando aleja sus labios. Sin embargo, siento su aliento cerca de mi oído.
—Me encantó conocerte. Hay algo en ti que me hace querer más, no quisiera que esto acabe aquí. –susurra solo para que yo lo escuche. Y me derrito con cada palabra que abandona su boca.
Se aleja un poco y también aleja su mano de mi mejilla. Sorprendida, sin pronunciar palabra, volteo a mirarlo justo cuando comienza a escribir algo en mi teléfono. Tecla rápido, ambos escuchamos como lo llaman, su tiempo conmigo se termina. Él grita para que lo esperen un momento, termina de escribir, toma mis manos temblorosas, y de nuevo, habla bajo.
—En las notas guardé algo para ti, léelo luego, cuando estés sola, ¿vale? Estoy confiando en ti porque quiero más de esto, espero no equivocarme. Nos vemos. –Roza mi brazo con su mano en una despedida, me sonríe, agita su mano a los fans y comienza a retroceder, alejándose con los otros chicos de la banda hacia las instalaciones del hotel.
Sostengo fuertemente el teléfono en mi mano, sigo sorprendida, en un trance, aún no puedo procesar todo lo que acaba de suceder.
Le daré a los chicos de seguridad tu nombre para que si quieres, mañana puedas localizarme y alcanzarme a dónde estaré.
Gracias por leer.
Nos leemos en la siguiente y última parte de esta historia corta.