
Trilogía: Confesiones parte 1
Ese tipo de cosas solo les interesa a las personas "normales", yo no soy normal. Ya estoy en tercer curso y mi vida sigue igual de aburrida que antes de que entrara en la preparatoria. Solo me importan los videojuegos y la música, soy un chico solitario, para nada popular, mas bien, un marginado.
Aun no tengo novia ni pertenezco a un grupo, solo soy yo y mi amigo Dan eso es todo y no es que me la pase todo el rato con el, siempre esta con su novia. No quiero ser un estorbo así que la mayoría del tiempo estoy solo y no quiero cambiar eso.
Disfruto del receso, sentado debajo de un árbol leyendo un libro, esperando a que suene la campana que indica la próxima clase.
¡Ring rinnng!
Apresuradamente recojo mis pertenecías cuando siento un dolor punzante en la cabeza. De un momento a otro me encuentro tirado de costado en el suelo, me golpee la cabeza con una roca.
—¿Pero que rayos? —digo con voz fuerte, sacándome de encima a la chica que se encuentra junto a mi—. Oye ten más cuidado quieres.
—¡Oh! lo siento mucho, iba de prisa y no te vi. Déjame ayudarte —dice sacudiéndose y alargando su mano hacia mí.
—No es necesario —digo, apartando su mano de mi vista, con más fuerza de la que debería—. Puedo hacerlo solo, no te preocupes.
—De verdad lo siento, no quería...
La miro sorprendido, ¿esta nerviosa? Yo no quería hacerle daño solo no necesito su ayuda puedo hacerlo solo.
—No te preocupes me pasa a menudo —sonrío mirándome los pies—. Solo continúa tu camino.
Terminé de recoger mis cosas y me marché rumbo a mi destino, el laboratorio de física mi lugar preferido para dormir. Esta demás decir, que la clase de la señorita Marry es tan aburrida como ver las noticias mientras comes, sólo voy a dormir esta hora. Acurrucándome en mi asiento cierro los ojos un momento; y entonces, unos minutos después, escucho.
—Oye despierta, ya terminó la clase no puedes dormir aquí.
Cuando alzo la vista la veo, es esa chica, la que tropezó conmigo, esta parada en la puerta mirándome.
—Vamos bella durmiente es hora de tu manzana envenenada —dice riendo.
Quedé pasmado en mi asiento, sin saber que hacer, digo torpemente.
—No deberías ir por ahí fastidiando a la gente y menos tropezando con ellos, pero gracias me salvaste —hago una pausa esperando su reacción, pero se da la vuelta y se marcha.
Que chica tan rara, no es tan común encontrar a alguien que se fije en que siquiera existo. No le doy mucha importancia al asunto, es una mas del montón, seguro lo único que intenta hacer es acercarse para luego hacerme la vida imposible, no es tan especial. Mi vida ya es lo suficientemente mala como para que yo pierda mi tiempo pensando en cosas como estas. Debo salir del instituto rápido, tengo que llegar a casa así termino el juego.
Pues lamentablemente, no pude hacer lo que tenia pensado. La señorita Marry me atrapo en el pasillo intentado saltarme la escuela.
—Joven Scott ¿que intenta hacer? —pregunta la señorita Marry, arrugando la frente—. Necesito hablar con usted.
—Si, dígame ¿que sucede? —agrego rápidamente.
—No tolero mas su comportamiento, no puede dormir en mi clase, es una falta de consideración a mis esfuerzos por capacitarlo. Tome esto y diríjase a la sala de detención, no quiero peros —dice notablemente molesta.
No tengo mas remedio que pasar mis dulces 5 horas de juego en detención, escuchando una absurda charla que ni siquiera motiva a los estudiantes a ser mejores personas. En mi camino a la sala de castigo pienso en lo preocupada que no debe de estar mi familia, puedo pasar una semana sin pisar mi casa y ni se enteran, es normal.
Una madre soltera con tres hijos y yo soy uno de ellos. Mi padre simplemente desapareció, decidió hacer su vida con una chica mucho más joven que mi madre, de ves en cuando nos visita, pero lo único que logra con eso es que lo odie aun más. Aun no entiendo por que mi madre lo permite, ella siempre termina llorando y yo con una costilla rota, a pesar de que soy el hijo del medio, soy la única persona que defiende a mamá… quien realmente la valora.
Entro a la sala y tomo asiento, me coloco los audífonos y espero. El profesor no ha asomado sus narices en el transcurso de una media hora, así que no me preocupo demasiado por la charla, todo es traquido hasta que ella entra por la puerta. Esta desaliñada y con el uniforme sucio, pero que sorpresa la nueva ya se agarro a golpes con alguien.
Se sienta malhumorada, se sacude el uniforme y luego inclina su cabeza en dirección a mí, sonríe y dice.
—Hola niño raro ¿que haces aquí, te atraparon durmiendo en clase? —pregunta en tono burlón.
—No precisamente, pero, ¿que haces tu aquí? y ¿Que te paso? estas echa un desastre —digo con un leve sonrisa, pero un tanto preocupado.
Ella se ve tan frágil, que da miedo hasta tocarla, podría romperse. Verla en ese estado hace que me interese un poco en ella.
—Yo solo… no me agrada que hablen mal de otros, que los lastimen solo porque son más débiles, no me agrada para nada el abuso de poder. Le di una lección que nunca olvidara, solo vasto con romperle un par de uñas. No soy del tipo agresiva, solo cuando lo necesito — explica un poco nerviosa.
—Eso esta muy claro, gracias por aclarar que no debo meterme contigo. “Solo un par de uñas”, por lo menos fue una chica y no un oso, que bueno que estés bien.
—Vamos no creo que me tengas miedo y para tu información nunca he luchando con un oso, esta muy claro quien ganaría si eso ocurre. Aparte de mi cabello alborotado no me hizo nada —concluye alborotando aun mas su cabello desastroso.
Luego de que terminara nuestro tiempo de castigo, intercambiamos números de teléfono y logre que me dijera su nombre. La agendé como Ada, no es tan rara como pensé, creo que es genial, diferente y eso me agrada. Espero no pasar mucho tiempo con ella de ahora en adelante, no quiero acostumbrarme.
En el transcurso de un par de semanas paso lo indeseado, nos hicimos mas amigos de lo que esperaba, descubrí que tenemos muchas cosas en común, compartió conmigo cosas de ella que no esperaba saber, cosas que son difíciles de contar, cosas que ni yo me atrevería a decir.
Por ejemplo, en una ocasión me dijo lo difícil que era su relación con su madre, que su padre murió y que su hermano lo único que hacia era malgastar el poco dinero que conseguía su madre, en drogas.
Es un poco difícil de creer pero, en poco tiempo descubrí que me enamore de ella. Siento que fue ese día en detención, cuando me contó lo molesta que se sentía ante la injusticia, en ese momento no entendía muy bien sus razones, pero entonces, descubrí el por qué.
Cuando estaba en primaria no tenia muchos amigos y era acosada por sus compañeros de clase, al crecer en ese ambiente decidió que no toleraría ese maltrato delante de ella, es por ello que reacción de esa forma en aquel momento. La chica alta, pelirroja, bonita, delicada y frágil que ves a simple vista es, más bien, una chica destrozada por dentro, una que chica fuerte, pero muy débil y ella es la chica que me gusta.
