Después de tantas pandemias se desarrolló un virus mortal que una vez infectado, no podía revertirse, se asemejaba a un resfriado común, sólo que la gente perdía la vista y empezaba a perder peso hasta morir, no sin antes dejar a muchos otros infectados. Era muy contagioso, y los portadores del virus no se conocían hasta que empezaban a perder peso.
Los grandes gobiernos del mundo llegaron a un acuerdo, se trataba de matar a todos los infectados. Esto creó un completo desastre humanitario, ya que la pandemia produjo escasez de alimentos y la gente ya estaba delgada por el hambre, pero por un rastro de fiebre o un signo de malestar ya eran objeto de preocupación, hasta el punto de ser denunciados por sus propios familiares.
En los países latinoamericanos se utilizaban camiones de basura para recoger a los infectados. Iban de casa en casa recogiendo a los muertos y enfermos para compactarlos vivos, esta práctica era para provocar el suicidio entre los infectados, a veces los enfermos se despertaban dentro del compactador e intentaban escapar, débiles, ciegos con la piel pegada al hueso, caminando en siczas por las calles, como zombis lamentándose y gritando.
Alexi era un hombre de familia, que siempre se las arreglaba para mantener a su mujer e hijas. Estaba enfermo con fiebre, no sabía si era portador o sólo un resfriado común, sólo sabía que si alguien lo descubría lo meterían en el camión.
Carmen, su mujer, lo metió en la primera habitación, dividió la casa con varias sábanas y lo abandonó a su suerte, confiaba en su familia pero entendería muy bien que Carmen llamara al gobierno para que se lo llevara, eso sería lo mejor para poder salvar a su familia. "No me importa morir, lo que no quiero es ser compactado vivo, trendre preparada esta soga, si irrumpen mi casa que me consigan colgado y listo para ser desechado" Dijo Alexis a su familia.
Dormía bajo la incomodidad de su resfriado, hasta que oyó acercarse el camión de saneamiento, que iba de casa en casa comiéndose a los enfermos. A medida que sus tuberías liberaban presión, el sonido de los humos, junto con el de los engranajes, se oía por toda la calle, cada vez más cerca, compactando a los enfermos en vida.
Como un dragón reclamando su alma, cada vez lo sentía más y más cerca, escuchó claramente los gritos de sus vecinos mientras eran arrastrados al camión, "No por favor, papá no, no papá, noooooo" los gritos cesaron cuando el compactador se puso en marcha.
Cuando pasaron frente a su casa, el camión se detuvo, Alexis se puso nervioso, así que miró por una ranura de la ventana, desde el camión unos hombres con máscaras de cuervo observaban su casa, escudriñando las paredes, la puerta y entonces, el camión arrancó. Alexis dejó escapar un suspiro de alivio, su querida esposa no le había denunciado.
Así pasó la fiebre durante cinco días y cada noche pasaba el camión de saneamiento, atormentándolo con su motor, con sus engranajes compactadores y con los gritos de sus víctimas, gritos que él sentía como propios en espíritu.
Dos años después, el mundo pudo sobrevivir al virus, la estrategia aplicada dio sus frutos y todo volvió a la normalidad. Y los camiones fueron sustituidos por otros normales.
Pero, en algunas noches, sobre todo las más oscuras y silenciosas, quizá por el trauma de aquellos años quedo el sonido grabado en sus mentes, o, por cuestiones espectrales, aún se oía el camión pasar y los gritos mientras compactaba enfermos.
la historia y los dibujos son hechos por mi y los declaro libres para ser usados como quieran.
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After so many pandemics a deadly virus developed that once infected, it could not be reversed, it resembled a common cold, only that people lost their eyesight and began to lose weight until they died, but not before leaving many others infected. It was highly contagious, and carriers of the virus were not known until they began to lose weight.
The major governments of the world came to an agreement to kill all those infected. This created a complete humanitarian disaster, as the pandemic produced food shortages and people were already thin from hunger, but by a trace of fever or a sign of discomfort they were already the object of concern, to the point of being denounced by their own relatives.
In Latin American countries, garbage trucks were used to collect the infected. They went from house to house collecting the dead and sick to compact them alive, this practice was to provoke suicide among the infected, sometimes the sick woke up inside the compactor and tried to escape, weak, blind with the skin stuck to the bone, walking in siczas through the streets, like zombies wailing and screaming.
Alexi was a family man, who always managed to provide for his wife and daughters. He was sick with a fever, he didn't know if he was a carrier or just a common cold, he just knew that if anyone found out they would put him in the truck.
Carmen, his wife, put him in the first room, divided the house with several sheets and left him to his fate, he trusted his family but he would understand very well if Carmen called the government to take him away, that would be the best thing to be able to save his family. "I don't mind dying, what I don't want is to be compacted alive, trendre prepared this rope, if they break into my house get me hung and ready to be discarded" Alexis said to his family.
He slept under the discomfort of his cold, until he heard the sanitation truck approaching, going from house to house eating the sick. As its pipes released pressure, the sound of the fumes, along with the sound of the gears, could be heard all over the street, closer and closer, compacting the sick alive.
Like a dragon claiming his soul, each time he felt it closer and closer, he clearly heard the screams of his neighbors as they were dragged to the truck, "No please, daddy no, no daddy, noooooo" the screams stopped when the compactor started up.
As they passed in front of his house, the truck stopped, Alexis became nervous, so he looked out a slit in the window, from the truck some men in crow masks were watching his house, scanning the walls, the door and then, the truck started. Alexis let out a sigh of relief, his beloved wife had not denounced him.
So the fever passed for five days and every night the sanitation truck passed by, tormenting him with its engine, with its compacting gears and with the screams of its victims, screams that he felt as his own in spirit.
Two years later, the world was able to survive the virus, the strategy applied bore fruit and everything returned to normal. And the trucks were replaced by normal ones.
But, on some nights, especially the darkest and most silent ones, perhaps because of the trauma of those years, the sound remained engraved in their minds, or, for spectral reasons, they could still hear the truck passing by and the screams as it compacted the sick.
the story and the drawings are made by me and I declare them free to be used as you wish.
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