Taking Breaks Can Be Enriching
The concept of a sabbatical year is not well known in my country—or rather, in my social stratum—since it requires certain financial means to sustain it.
What movies and social media tell us about this kind of break is that it’s usually taken by people finishing high school and about to enter university, or by those who, having completed university, take a year off before seeking employment.
To me, those options sound almost like science fiction or fantasy, because my reality has always been that if I wanted something, I had to work for it.
Facing a delicate economic situation during my high school years, I knew that if I wanted to pursue university studies, I would have to pay for my education—and my life—myself.
And that’s how it went. I started working at 17, with a few breaks, but they were never voluntary, since working was something I simply couldn’t stop doing.
So, I was never able to consider taking a sabbatical year, as I couldn’t afford to be an additional burden on my family. My parents gave me the best they could during their working lives, but unfortunately, they didn’t plan for the future, and reality surprised them with unforeseen changes.
I understand that for many people, taking a sabbatical year is a completely attainable option, either because they have financial support from their family or because they fund it themselves.
Personally, I think the best way to make use of a sabbatical year would be during the transition from high school to university—not to travel the world, but to work in the field we intend to study at university.
Honestly, that would have helped me avoid choosing the career I did, because reality is often diametrically opposed to our expectations. I’m a Certified Public Accountant, and during high school, I studied subjects like Accounting and Administration, which I found beautiful in theory.
The reality, at least in my country, is that accountants are a kind of jugglers who are often expected to record fictitious transactions just to avoid paying taxes.
And let’s not even talk about auditing, because it’s absolutely ironic that the audited company is the one paying the auditor’s fees. This compromises independence, and if the auditor wants to be hired again, they must issue favorable reports—even if they don’t reflect reality.
If I had worked in the accounting field before studying the profession, I would have discovered these truths, and I’m certain I would never have chosen this career.
There are ethical principles that should guide our lives, and we must not betray them just to have a job in our field of study—because doing so would mean betraying ourselves.
That’s why my advice to younger people is to use that sabbatical year to get a closer look at the reality of the profession they aspire to pursue, because it might not be what they expect.
Hacer pausas puede ser enriquecedor
La figura del año sabático es algo poco conocido en mi país, o más bien en mi estrato social, ya que requiere de ciertos medios económicos para solventarla.
Lo que las películas y las redes sociales nos cuentan sobre esta pausa es que suelen tomarla personas que están terminando su etapa de formación secundaria y que pronto deben pasar a la etapa universitaria, o que habiendo terminado la universidad, se toman un año antes de buscar empleo.
Para mí esas opciones suenan casi a ciencia ficción o fantasía, porque mi realidad siempre fue que si quería algo, debía trabajar por ello.
Teniendo una situación económica delicada en la época en la que era estudiante secundaria, sabía que si quería cursar estudios universitarios, yo misma debería pagarme la carrera, y la vida.
Y así fué, empecé a trabajar desde los 17 años, con algunas pausas, pero siempre fueron no elegidas, ya que trabajar era algo que no podía dejar de hacer.
Así, nunca pude optar a tomarme un año sabático, ya que no podía ser una carga más para mi familia. Mis padres me dieron todo lo mejor que pudieron durante su vida laboral, pero lamentablemente no planificaron el futuro, y la realidad los sorprendió con cambios que no estaban previstos.
Entiendo que para muchas personas el tomarse un año sabático es una opción totalmente alcanzable, porque cuentan con el respaldo económico de una familia, o porque lo hacen con sus propios recursos.
Particularmente, para mí, la mejor forma de aprovechar un año sabático sería durante la transición de la escuela secundaria a la universidad, pero no para salir a recorrer el mundo, sino para trabajar durante ese periodo en el área que pensamos estudiar durante la universidad.
Sinceramente a mí me hubiera servido para no elegir la carrera que elegí, porque la realidad es diametralmente opuesta a nuestras expectativas. Soy Contadora Pública, y durante el bachillerato que cursé tenía como materias Contabilidad y Administración, las cuales me parecen hermosas en la teoría.
La realidad, al menos en mi país, es que los contadores son una especie de malabaristas a los que se les exige registrar operaciones muchas veces ficticias con tal de no pagar impuestos.
Y no hablemos de la auditoría, porque es absolutamente irónico que la empresa auditada sea quien pague los honorarios del auditor, entonces éste pierde independencia y si quiere volver a ser contratado debe emitir dictámenes favorables, aunque no representen la realidad.
Si yo hubiera trabajado en el área de contabilidad antes de estudiar la carrera, hubiera descubierto estas realidades, y con total certeza jamás hubiera elegido la misma.
Hay principios de ética que deben regir nuestras vidas, y que no debemos traicionar sólo por tener un trabajo en el área de nuestra formación, porque con esto nos traicionaríamos a nosotros mismos.
Por eso, mi consejo para los más jóvenes es que aprovechen ese año sabático para conocer un poco más de la realidad de la profesión que aspiran ejercer en el futuro, ya que podría no ser lo que esperan.
Original language: Spanish
Translation and image generation service: Microsoft Copilot