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La sonrisa de mi hijo Matthew.
El fin de semana pasado fue una locura de emociones. Celebrábamos los nueve años de mi hijo Matthew acampando bajo un cielo estrellado, con el olor a pino y fogata llenando el aire. Todo era risas y malvaviscos quemados hasta que, en un momento de tonta ocurrencia, quise jugarle una broma. Le miré seriamente y le dije: —Hijo, el fin de semana me regreso a Venezuela y no sé cuándo vuelva.
Bing IA
Su sonrisa se desvaneció al instante. Sus ojitos, que minutos antes brillaban de alegría, se llenaron de lágrimas y se lanzó a mis brazos sollozando un “no papi, no” que me partió el alma. Le abracé con todas mis fuerzas, sintiéndome el peor padre del mundo. Mi intención solo era darle un susto, una broma pésima que prometí no repetir jamás.
Mientras lo abrazaba fuerte, pidiéndole perdón, escuchamos unas risitas detrás de los árboles. De repente, aparecieron sus compañeritos de la escuela, liderados por su mamá, cargando pequeños regalos y una pancarta improvisada. La cara de Matthew pasó del llanto a la sorpresa más absoluta en un segundo. Esa carita de asombro borró por completo mi torpe broma y llenó la noche de una alegría genuina, la mejor que un padre podría desear para su hijo.
La semana pasada si celebramos el cumpleaños de Matthew, pero esa broma la invente para el prompt del día de hoy.
El fin de semana pasado fue una locura de emociones. Celebrábamos los nueve años de mi hijo Matthew acampando bajo un cielo estrellado, con el olor a pino y fogata llenando el aire. Todo era risas y malvaviscos quemados hasta que, en un momento de tonta ocurrencia, quise jugarle una broma. Le miré seriamente y le dije: —Hijo, el fin de semana me regreso a Venezuela y no sé cuándo vuelva.
Bing IA
Su sonrisa se desvaneció al instante. Sus ojitos, que minutos antes brillaban de alegría, se llenaron de lágrimas y se lanzó a mis brazos sollozando un “no papi, no” que me partió el alma. Le abracé con todas mis fuerzas, sintiéndome el peor padre del mundo. Mi intención solo era darle un susto, una broma pésima que prometí no repetir jamás.
Mientras lo abrazaba fuerte, pidiéndole perdón, escuchamos unas risitas detrás de los árboles. De repente, aparecieron sus compañeritos de la escuela, liderados por su mamá, cargando pequeños regalos y una pancarta improvisada. La cara de Matthew pasó del llanto a la sorpresa más absoluta en un segundo. Esa carita de asombro borró por completo mi torpe broma y llenó la noche de una alegría genuina, la mejor que un padre podría desear para su hijo.
La semana pasada si celebramos el cumpleaños de Matthew, pero esa broma la invente para el prompt del día de hoy.
Ven y participa, aún estás a tiempo. Toda la información la podrás encontrar cada día en la Comunidad #Freewritehouse. Específicamente, el día de hoy, aquí la publicación del prompt:
«¡dale un susto! o una sorpresa»
Portada de la iniciativa.
Dedicado a todos aquellos que, día a día, con su arte, hacen del mundo un lugar mejor.
My son Matthew's smile
Last weekend was a whirlwind of emotions. We celebrated my son Matthew's ninth birthday camping under a starry sky, with the smell of pine and a campfire filling the air. It was all laughter and burning marshmallows until, in a moment of silliness, I wanted to play a joke on him. I looked at him seriously and said, "Son, I'm going back to Venezuela this weekend, and I don't know when I'll be back."
Bing AI
His smile faded instantly. His little eyes, which had been shining with joy minutes before, filled with tears, and he threw himself into my arms, sobbing a "no daddy, no," which broke my heart. I hugged him with all my strength, feeling like the worst father in the world. My intention was only to scare him, a terrible joke that I promised never to repeat.
As I hugged him tightly, apologizing for his forgiveness, we heard giggles behind the trees. Suddenly, his little schoolmates appeared, led by his mom, carrying small gifts and a makeshift banner. Matthew's face went from tears to utter shock in a second. That shocked expression completely erased my clumsy joke and filled the evening with genuine joy, the best a parent could wish for their child.
Last week we did celebrate Matthew's birthday, but I made that joke up for today's prompt.
Last weekend was a whirlwind of emotions. We celebrated my son Matthew's ninth birthday camping under a starry sky, with the smell of pine and a campfire filling the air. It was all laughter and burning marshmallows until, in a moment of silliness, I wanted to play a joke on him. I looked at him seriously and said, "Son, I'm going back to Venezuela this weekend, and I don't know when I'll be back."
Bing AI
His smile faded instantly. His little eyes, which had been shining with joy minutes before, filled with tears, and he threw himself into my arms, sobbing a "no daddy, no," which broke my heart. I hugged him with all my strength, feeling like the worst father in the world. My intention was only to scare him, a terrible joke that I promised never to repeat.
As I hugged him tightly, apologizing for his forgiveness, we heard giggles behind the trees. Suddenly, his little schoolmates appeared, led by his mom, carrying small gifts and a makeshift banner. Matthew's face went from tears to utter shock in a second. That shocked expression completely erased my clumsy joke and filled the evening with genuine joy, the best a parent could wish for their child.
Last week we did celebrate Matthew's birthday, but I made that joke up for today's prompt.
Come and participate, there's still time. You can find all the information daily in the #Freewritehouse Community. Specifically, today's prompt post:
«shock him!»
Cover of the initiative.
Dedicated to all those writers who contribute, day by day, to making our planet a better world.