Criptomoneda ¿Quién?¿Cómo?¿Por qué? Concurso de escritura creativa del 3 de julio de 2021 / Cryptocurrency Who? How? Why? Creative Writing Contest July 3, 2021

Mi viejito cascarrabias

Juan cervantes, mi viejito cascarrabias como le llaman, es reconocido por vestir siempre un elegante traje de gabardina y su inseparable sombrero de tela, heredado de su padre, el cual le cubre sus plateados cabellos. Este viejo cascarrabias de gran estatura y apariencia fuerte, tiene por costumbre guardar en un antiguo baúl, ubicado debajo de la cama fabricada en cedro y tallada con gran maestría por algún artesano ebanista de los años veinte, el dinero que cobra por tres casas que tiene en alquiler.

El viejo cascarrabias, había trabajó en la construcción, desde sus años mozos y gran parte de su edad adulta, logrando con el tiempo juntar la cantidad de dinero suficiente, para construir la casa donde vive actualmente y las otras tres de alquiler.
Juan es un rotundo detractor de las tecnologías, le gusta hacer las cosas a la escuela antigua, como se dice en el argot popular, con hacha y machete. Cuarenta años atrás, en diciembre de 1981, cuando Juan aún era joven, decidió sacar sus ahorros de muchos años de trabajo, de la caja fuerte donde los guardaba, por concejo que le dio su padre antes de fallecer, y depositarlos en una entidad bancaria, para que su dinero tuviera una buena rentabilidad, según le explicaban los asesores de esta entidad. Diez años más tarde Juan había perdido más de la mitad de su dinero; la entidad bancaria se había declarado en quiebra, valiéndose de artimañas y fraudes, sus directivos desaparecieron del país como por arte de magia, escapándose con el dinero de los ahorradores. Desde entonces Juan albergó en su mente y corazón una gran desconfianza por cualquier entidad que tuviese que ver con recaudo, ahorro, o lo que sea que se haga con dinero u otros bienes recaudados. Fue ahí cuando Juan decidió, con el dinero que le quedaba, construir casas, para alquilar.

En poco tiempo, Juan logró construir y poner en alquiler sus primeras viviendas. Todo el dinero recaudado por el alquiler de estas viviendas, lo dejaba guardado dentro del antiguo baúl de cedro, reforzado con metal y con una gran cerradura de acero, debajo de la vieja cama, muy cerquita de Roberta, para que lo custodiara; pues tampoco le gustaba la idea de devolverlo a la caja fuerte, por miedo a olvidar la clave para abrirla o si en algún momento tuviese que salir rápidamente de la casa, no poder sacar su dinero a tiempo, pues la caja fuerte estaba ubicada en el sótano de la casa.

Juanita, la única y adorada nieta de Juan, con tan solo 20 años, ya era una reconocida ingeniera de sistemas. Aunque Juan nunca estuvo de acuerdo, con que su nieta estudiara esta carrera, al final, le pudo más el amor por ella y terminó aceptándolo.
Es el cumpleaños número 80 de Juan y su adorada nieta decidió visitarlo, felicitarlo y pasar ese fin de semana juntos.
Abuelito, ¿por qué tienes tanto dinero guardado debajo de la cama? Le pregunto Juanita.
Él le contestó, que ese era el lugar más seguro para guardarlo, que él no confía en los bancos, por lo que le había pasado en su juventud. También la miró de forma inquisidora, mirada que ella entendió en el acto y le contestó
-Sí abuelito ya sé qué estás pensando, Yo no estaba husmeando por ahí, fue solo que se me cayeron los audífonos de mi teléfono en la orilla de tu cama, me incline a recogerlos y vi ese baúl allí debajo. Sí lo acepto lo reconocí de inmediato, ese era el baúl donde tu guardabas mis juguetes; quise saber si habrían algunas cosas mías de cuando era niña dentro de él, y como se dónde guardas una copia de las llaves de ese candado gigante, las tomé, abrí el baúl y ahí fue cuando vi esa gran cantidad de dinero que tienes”.
Juan sonrió y solo atinó a decir:
-Ah ya, sí cariño
Mira Juanita, no te preocupes, todo va estar bien. Además tengo a Roberta para que me ayude por si alguien se lo ocurre acercarse por aquí
-Roberta?, le pregunto Juanita un poco exaltada, ¿quién? es esa señora, abuelito? ¿Por qué? no me habías contado nada, ¿no ves que ella puede solo querer llevarse tu dinero? ¿Desde cuándo la conoces?
Juan soltó una carcajada muy fuerte, todo lo que le permitían sus ancianos pulmones.
-¿Dónde está el chiste? abuelito, ¡esto es muy serio!
-Cariño, conozco a Roberta desde mi adolescencia. Roberta no es ninguna señora, así le llamo a la gran escopeta que mantengo debajo de la almohada, por si acaso. Me la regaló mi padre cuando cumplí los quince años, para que fuésemos de caza. Pero a mí nunca me ha gustado matar a los animalitos, la tengo ahí solo por seguridad. Los vecinos se quejan de que hay muchos ladrones por esta zona.
-No abuelito, eso es peligroso
-No te preocupes cariño, lo tengo controlado. Soy un viejito cascarrabias duro de roer

Bueno mi viejito cascarrabias, te voy a enseñar un método muy moderno y seguro, con el que estoy trabajando. Se llama criptomoneda, está muy de moda y puedes ganar mucho dinero con ello, y además esta criptomonedas, están en un sitio más seguro que debajo de la cama y las custodian unos expertos más confiables que Roberta.
-¡Ajá! y esas tales criptomonedas ¡cómo funcionan?, supongo que no las usa Superman
Dijo el anciano en tono burlón
-¿Qué? ¿Por qué? Preguntó Juanita.
-Pues son criptomonedas o sea que son hechas con criptonita, por eso son muy valiosas. Si Superman trata de robarlas, se muere. Por eso deben ser muy seguras.
Entonces los dos estallaron en tremendas carcajadas.
-Mira abuelito, las criptomonedas o criptodivisas como también se les conoce, son monedas virtuales, o sea que no las puedes tener en tus manos, son creadas mediante sistemas computarizados. Todas estas criptomonedas están en una base de datos, como si fuese un cuaderno contable, pero digitalmente.
-Y ¿puedo sacar dinero con una tarjeta? Pregunto Juan
No abuelito, aquí no tendrías tarjetas débito. Estas criptomonedas están en una especie de alcancía digital gigante.
-Bueno, en realidad, estas criptomonedas son más una forma de inversión, o sea que puedes comprar y vender la cantidad que desees, en el momento en que lo veas oportuno, y así obtienes tu ganancia, que puedes ir depositando en tu cuenta del banco.
-Ah verdad abuelito que a ti no te gustan los bancos. Pero puedes facilitarme el dinero y yo trabajo para los dos.
El viejito cascarrabias se queda mirando de manera tierna y le dice:
-Bueno cariño, yo pienso que tal vez…
Pero no alcanzo a concretar la idea porque justo en ese momento, se escucharon unos gritos de una voz un poco rara que decía:
-Laaadrón, ladrooooón, ladrón.
Mientras abuelo y nieta estaban en su entretenida conversación y se habían olvidado de cerrar la puerta y la reja de hierro que resguarda la entrada de la casa, tres merodeadores que andaban por allí, se percataron de esto y sigilosamente entraron al antejardín y sacaron sendos cuchillos para ingresar a la casa sin hacer el menor ruido. Los delincuentes no se percataron de que el gran Aurelio el chivato, estaba observándolos con sus grandes ojos, desde la parte de arriba de la reja donde permanecía casi todo el tiempo, camuflando su bello plumaje verde entre las matas que colgaban del techo. Luego como de la nada, se escuchó como si una sirena hablara y diera la alarma de ingreso de ladrones. Cuando Juanita escucho esto se alteró mucho, no sabía de dónde venían los gritos, pero Juan si lo tenía claro y dijo -¡Aurelio! Voy por Roberta. Inmediatamente metió la mano bajo la almohada de la cama y agarro a Roberta y raudo cuan le daban las octogenarias piernas corrió al antejardín. Pero Juanita mucho más veloz llego antes que él, quedando cara a cara con los ladrones. Sin percatarse de que iban armados con cuchillos, Juanita enfrento a los delincuentes cual experta en artes marciales, pero entre los tres lograron someterla y comenzaron a arrastrarla hacia el interior de la casa, para seguir con su plan, solo que no contaban con la presencia del fuerte viejito cascarrabias. Cuando los tres delincuentes levantaron la mirada para atravesar el umbral, se encontraron de frente con la trompa de Roberta apuntándoles.
-Si dan un paso más, les vuelo los sesos Dijo Juan, furioso por ver a su amada nieta en peligro, mientras les apuntaba con la gran escopeta de cazador.
Largo de aquí sabandijas, dijo Juan a los ladrones, los cuales pusieron pies en polvorosa y desaparecieron rápidamente.
-Muchas gracias Aurelio. Dijo Juan al viejo loro
-De nada de nada cascarrabias, respondió cual sabio el emplumado.
Cuando juanita vio al loro no pudo más que sonreír, llena de admiración, pero también dirigió una mirada de reproche a su abuelo; este lo entendió perfectamente y le dijo, está bien invirtamos en las Criptomonedas esas y saquemos ese dinero de aquí.
-Pero ¿viste que con Roberta me puedo defender y defenderte a ti?
-Sí abuelito, Siempre has sido y serás mi héroe. Pero si estos ladrones hubiesen tenido pistolas en vez de cuchillos, otra cosa peor nos podría haber ocurrido.
Ningún dinero vale arriesgar la vida.
-Sí cariño tienes toda la razón. Igual ese dinero es tuyo desde hace dos años
-¿Qué dices abuelito?
-Sí, mira bien en el fondo del baúl
Juanita buscó bien dentro del baúl, y segundos después saco un sobre, con una nota en su interior, que decía “Para mí más grande tesoro, es este tesoro” Atte.: Tu viejito cascarrabias
Juanita miro a su abuelo de forma muy tierna, y llena de emoción se empino y colgó de su cuello como cuando era niña.
Luego se escuchó un leve ¡hay!
Entonces Juanita dijo ¡lo siento abuelito!, se me olvidó que aunque eres muy fuerte, también eres un viejito, mi viejito cascarrabias.
Los dos se fundieron en un abrazo, se olvidaron de lo sucedido con los delincuentes, y se dispusieron a seguir con la celebración del cumpleaños ochenta de Juan; enseguida destaparon una botella de vino, llenaron tremendas copas, las levantaron y dijeron salud, luego cruzaron sus miradas y como los grandes cómplices que eran desde que Juanita nació, gritaron con copas en alto Ahí vamos CRIPTOMONEDAS.

FIN