A veces no es en los gobiernos.
Es en la casa, en lo cotidiano, en ese gesto frío que se repite como si fuera normal.
Una palabra que hiere y se esconde detrás de “era una broma”.
Eso también corrompe.
Corrompe el alma, las ganas, la luz.
Yo pensé que la corrupción era algo lejano. Hasta que me descubrí traicionándome en cosas pequeñas.
Callando cuando quería hablar.
Sonriendo para no incomodar.
Haciéndome chiquita por miedo a perder algo.
¿Eso también es corrupción?
Creo que sí.
Porque cada vez que ignoro mi verdad, algo dentro de mí se ensucia un poco.
Pero también entendí que no todo está perdido.
Que puedo limpiar.
Que puedo elegir ser leal a mí, aunque duela.
Que la integridad es una semilla que florece si la riego con coraje.
Y en ese acto, tal vez, empiece a sanar el mundo también.
📌 Participación en el reto diario de escritura libre de @daily.prompt, con el prompt: “so much corruption”
📸 Imagen descargada desde Unsplash.com
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@florecemujer🌹