Relato corto, UNA MUSA EN LA OSCURIDAD-A MUSE IN THE DARK, José Tabares [ESP-ENG]

Calle arriba calle abajo los chicos Edwin y Camila caminan iluminando el camino con las lámparas de los celulares. Buscaban a la persona que tocaba la guitarra. Se trataba de Yonathan el fortachón. Lo de fortachón no era por los músculos, sino por todo lo contrario, pero era más por sus habilidades tocando guitarra. Debían terminar la composición de un tema musical el cual ya tenía letra. Era un proyecto basado en un concurso de la localidad que podría darle a Camila una oportunidad para grabar una pista.
Las noches sin luz se habían repetido por varios días. El problema de la falla en la estación central de la hidroeléctrica, había dejado a parte del país a oscuras. Todas las calles de la urbanización estaban a oscuras. Pero entrada la madrugada una luna llena se asomó al salir de entre las nubes. Muy a pesar, que Edwin no quería salir Camila insistía, ofreciéndole una noche de sexo con remedos de sus acciones de lujuria. Lo acariciaba y lo besaba con el afán de que no dejaran de ir esa noche. En verdad, todo se trataba de un juego, bromas de persuasión, bromas para levantar el ánimo, ya que pensaban que no lo encontrarían de buena onda, por la hora y por las circunstancias del apagón. De todas formas se dieron un beso sellando el pacto, y salieron a buscar al guitarrista Yonathan para que le agregara la música a la letra.
Al caminar por las calles se oían los grillos. Algunas personas sentadas en los porches, oían música a través de una radio de pilas a la luz de una vela o en su defecto, por un mechero de kerosene. Al doblar una esquina oscura como todas las otra, vimos a lo lejas la casa de Yonathan. Estaba en la calle enfrente de su casa iluminado por la luna, charlando con sus amigos de la cuadra. Llegamos y lo saludamos, pero sus gestos de indisposición lo delataron. Tal cual lo había presagiado Edwin. Camila y Edwin se miraron sonrieron y continuaron como si no hubiesen notado nada. Los amigos de Yonathan interrumpieron ofreciendo cigarrillos. La conversación llena de chismes desapareció el desgano de Yonathan. Y tan pronto contaron las anécdotas del apagón, Yonathan fue a buscar la guitarra sin decir ninguna palabra.
La voz de Camila no entonaba los acordes iniciales proporcionados por la guitarra. La letra original seleccionada con anterioridad no rimaba. Los acordes no daban calidad de música. Yonathan arrima la vela e hizo unas anotaciones musicales y volvieron a intentar. La luna llena iluminaba todo el valle, le daba un toque melancólico a la noche. Yonathan cabio de guitarra y volvió a afinar. Había algo que le preocupaba a Camila, no le gustaba algo de la letra de la canción, la leía y volvía a leer y no le encontraba poesía a la letra, los coros no rimaban. La letra era un acertado desastre. Edwin había conseguido esta letra de otro compositor de la capital amigo de su primo. Camila pensó que tal vez se habían confundido o se enredaron con el archivo y enviaron otra letra por celular.
Se oyeron disparos en las otras calles. Esto se sumaba a la consternación de no saber de noticias sobre el incidente eléctrico, a vez también desespero por saber de las acciones de reparación del ente gubernamental. Llegaban personas con noticias extraoficiales, que las reparaciones podrían tardar semanas o meses. Camila le mostro una cara llena de terror a Edwin, pero este le dijo que no se preocupara que esto lo iban a reparar rápido. Esto le habían dicho sus amigos de la capital.
En pocos minutos se reunieron más amigo y vecinos de Yonathan para oír el ensayo. Pero la canción no entonaba, las cosas no encajaban, descansaron un poco y tomaron unas copitas de licor seco. Un jerez anejado que pertenecía a su padre, regalado por un canario amigo de su padre.
Edwin dijo a manera de chiste que al parecer no había musa en la oscuridad. Las personas se impacientaban, para retirarse más tarde desencantados. Yonathan comenzó a tocar y cantar canciones inéditas compuestas por él. El ambiente se matizó de buena energía. Edwin y Camila hicieron coros.
Entonces se animaron, las copas tal vez ayudaron en algo, la musa renovó sus ímpetus empezando a salir ideas interesantes. Camila arrugo el papel con la letra de la canción que trajo, rescribió otra y se la dio a Yonathan en cuestión de minutos. Yonathan logro otros acordes. La noche se hizo corta y por fin la musa retorno en medio de la oscuridad de la noche apagada. Edwin dijo que rectificaba lo que había dicho al comienzo, si existe musa en las noches oscuras.