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El Dr. Born ante el asombro del resto de compañeros toma un pequeño hongo negro y se lo mete a la boca.
Lo mastica lentamente y exclama.
-Tiene buen sabor.
-Sin dudas estás loco- le recrimina Bernard otro de los científicos, que se encuentran en el planeta Marte desde hace 6 meses.
La colonia marciana ha crecido en los últimos siglos pero aún no han podido lograr sembrar algo en su suelo.
La superficie del planeta a causa de la presencia de percloratos y la radiación ultravioleta ha echado por tierra todos los intentos de hacerla fértil, por lo que el grupo de científico han hecho su campamento al lado de unas grandes montañas repleta de cuevas y han sembrado en las mismas hongos radiotróficos modificados genéticamente para que sean comestibles.
Un intento desesperado ante la dependencia de alimentos sintéticos que han sustituido los naturales pero que han ido aumentando la mortandad por problemas digestivos, por el escaso consumo de alimentos sólidos.
La primera fase ha resultado exitosa y aunque más lentamente que en la tierra, los hongos han sobrevivido y reproducido.
La segunda fase era comprobar que fueran comestibles, haciéndole estudios en laboratorio, pero Born ha roto el procedimiento.
Será cuestión de pocos minutos saber el éxito o fracaso de la misión.
De resultar lo primero, el próximo paso será sembrarlos a cielo abierto, de ser lo segundo, todo habrá acabado ya que la muerte del científico lo será del experimento, porque él es el líder y con lo hecho ha preferido morir que fracasar.