Había una vez un homre llamado Tomás que estaba buscando un departamento para alquilar en la ciudad. Después de buscar durante semanas, finalmente encontró uno que parecía perfecto. El dueño del departamento, un hombre extraño llamado Sr. Smith, le mostró el lugar y le hizo firmar un contrato de alquiler.
Mientras Tomás estaba revisando el contrato, notó que había una cláusula extraña que decía que debía mantener un tarro de mermelada en la cocina en todo momento. Aunque le pareció extraño, decidió que no era gran cosa y firmó el contrato.
Poco después de mudarse, Tomás notó que había un frasco con formol en una de las estanterías del departamento. Mirando más de cerca, descubrió que había un ojo flotando dentro del frasco. Se sintió un poco incómodo, pero decidió que probablemente era solo una decoración extraña del Sr. Smith.
Un día, mientras estaba haciendo tostadas, Tomás decidió probar la mermelada que había comprado para el tarro. Para su sorpresa, era la mejor mermelada que había probado en su vida. Decidió que debía ser la razón por la que el Sr. Smith insistió en que mantuviera un tarro en la cocina.
A medida que pasaban las semanas, Tomás comenzó a notar cosas extrañas en su departamento. A menudo escuchaba ruidos extraños en la noche y sentía que alguien lo estaba observando
Así que decidió mudarse a su nuevo departamento, Tomás se sintió aliviado de haber dejado atrás la extraña experiencia con el Sr. Smith. Sin embargo, no podía sacar de su mente la deliciosa mermelada que había probado en el departamento anterior.
Decidió investigar un poco más sobre la mermelada y descubrió que el Sr. Smith tenía una pequeña tienda de comestibles en el centro de la ciudad. Tomás decidió visitar la tienda y descubrió que vendían la misma mermelada que había probado en el departamento.
Intrigado, Tomás habló con el Sr. Smith en la tienda y le preguntó sobre la mermelada y los ojos en los frascos. El Sr. Smith le explicó que había estado experimentando con la creación de ojos artificiales para ayudar a las personas con discapacidades visuales. La mermelada, por otro lado, era una receta secreta de su abuela que había pasado de generación en generación.
Tomás se sintió aliviado de saber la verdad detrás de la extraña experiencia y decidió probar más productos de la tienda. Descubrió que todo lo que vendía el Sr. Smith era de alta calidad y delicioso.
Finalmente, Tomás decidió que quería ayudar al Sr. Smith a promocionar su tienda y sus productos. Utilizó sus habilidades de marketing para crear una campaña publicitaria para la tienda y pronto se convirtió en un éxito. La tienda del Sr. Smith se convirtió en un lugar popular para comprar productos gourmet y artículos únicos.
Tomás se sintió feliz de haber ayudado al Sr. Smith a tener éxito y de haber descubierto la verdad detrás de la extraña experiencia en su departamento anterior. Aprendió que a veces las cosas más extrañas pueden tener una explicación lógica y que siempre debe seguir su curiosidad para descubrir la verdad.
Once upon a time there was a man named Tomas who was looking for an apartment to rent in the city. After searching for weeks, he finally found one that seemed perfect. The owner of the apartment, a strange man named Mr. Smith, showed him around and had him sign a lease.
As Thomas was looking over the lease, he noticed that there was a strange clause that said he had to keep a jar of jam in the kitchen at all times. Although he thought it seemed odd, he decided it was no big deal and signed the lease.
Shortly after moving in, Tomas noticed that there was a jar of formaldehyde on one of the shelves in the apartment. Looking closer, he discovered that there was an eye floating inside the jar. He felt a little uncomfortable, but decided that it was probably just a strange decoration from Mr. Smith.
One day, while he was making toast, Thomas decided to try the jam he had bought for the jar. To his surprise, it was the best jam he had ever tasted. He decided that must be why Mr. Smith insisted he keep a jar in the kitchen.
As the weeks passed, Thomas began to notice strange things in his apartment. He often heard strange noises in the night and felt that someone was watching him.
So he decided to move into his new apartment, Thomas was relieved to have put the strange experience with Mr. Smith behind him. However, he could not get the delicious jam he had tasted in the previous apartment out of his mind.
He decided to do a little more research on the jam and discovered that Mr. Smith had a small grocery store downtown. Tomas decided to visit the store and discovered that they sold the same jam he had tasted in the apartment.
Intrigued, Tomas spoke to Mr. Smith in the store and asked him about the jam and the eyes in the jars. Mr. Smith explained that he had been experimenting with creating artificial eyes to help the visually impaired. The jam, on the other hand, was his grandmother's secret recipe that had been passed down from generation to generation.
Tomas was relieved to learn the truth behind the strange experience and decided to try more of the store's products. He discovered that everything Mr. Smith sold was high quality and delicious.
Finally, Tomas decided he wanted to help Mr. Smith promote his store and his products. He used his marketing skills to create an advertising campaign for the store and it soon became a success. Mr. Smith's store became a popular place to buy gourmet products and unique items.
Tomas was happy to have helped Mr. Smith succeed and to have discovered the truth behind the strange experience in his previous department. He learned that sometimes the strangest things can have a logical explanation and that he should always follow his curiosity to discover the truth.
