Este 20 de julio, celebramos en Argentina el Día del Amigo, una tradición que con los años he adoptado con cariño. Y es que, gracias al universo, cada vez tengo más amigos que este país me regala. Este año, en particular, estoy viviendo algo especial: una amistad que se está tejiendo con una pareja de esposos, dos personas maravillosas que conocí a través de otros conocidos. Podríamos decir que es una amistad heredada, pero para mí es mucho más que eso.
A él lo conocía de lejos. En Venezuela, nuestros caminos laborales se cruzaron, y aunque nunca conversamos, recuerdo haber pensado que era una persona muy clara en la vida. Cuando nos encontramos aquí en Argentina, me sorprendí al ver cómo esa primera impresión se confirmaba y se profundizaba. Al conversar con ambos, de verdad quería caerles bien.
Sé que no siempre le caigo bien a todo el mundo; mi intensidad, mi forma de jugarme o mi autenticidad al decir las cosas a veces pueden ser un desafío para algunos. Pero con ellos sentí algo diferente, quería que me aceptaran, que me vieran tal como soy, porque me di cuenta de que son personas con valores tan lindos, gente que provoca tener en tu vida porque te impulsa y te hace mejor.
Además son gente que no se quedan en el "royo", sino que resuelven, que tienen puesta la vista en la solución y no en el problema. Como adulta, entiendo que forjar una amistad es más difícil porque llevamos prejuicios, vidas ocupadas y poco tiempo para invertir en construir algo nuevo. Pero con ellos, todo ha fluido de una manera tan natural que me llena de alegría. No puedo explicarlo, pero los quiero. Siento que los conozco de toda la vida, y con ellos no tengo que fingir nada. Es muy fácil ser yo, y me parece que a ellos les pasa lo mismo.
Ellos tienen dos niños que son dos príncipes: ingeniosos, inteligentes, creativos. Es tan sabroso verlos jugar y reír con esa sonrisa que definitivamente me compra. Ya nos hemos reunido en varias ocasiones, ya sea en su casa en CABA o en la zona norte de Buenos Aires. Mi casa tiene un jardín amplio y seguro, y los niños ya saben que cuando vienen, ese jardín es todo para ellos. Me encanta que sientan que son queridos, recibidos y aceptados, que este sea un espacio donde puedan ser libres y felices.
Esta vez, celebramos el Día del Amigo con una juntada tranquila: picada y panchos, bien argentino. Quién lo diría, pero es que la picada argentina es rica, y a mí me encanta.
Me encargué de hacer algo simple, sin mucho presupuesto, pero con amor. Y lo más lindo es que puedo decirles sin drama: "Estoy sin plata", y con poco resolvemos, porque lo que nos importa es pasarla bien.
La comelona comenzó con un brindis con gaseosa, celebrando la amistad, los encuentros honestos y la familia que elegimos en el camino.
Diana trajo una crema de ajo exquisita que fue el complemento perfecto para todo. Luego vinieron los panchos, y aunque no hubo fotos de ese momento (¡estaba demasiado sumergida en el disfrute!), puedo asegurarles que fue una tarde llena de risas, conversaciones sinceras y planes para el futuro.
Hablamos de todo, hicimos juegos y hasta empezamos a pensar en Navidad. Es posible que hagamos hallacas juntos, y ojalá se dé. Lo que más quiero resaltar aquí es lo hermoso de los vínculos que vamos tejiendo. A pesar de que en la vida a veces nos topemos con personas que nos lastiman, los buenos somos más, y a nosotros van a llegar quienes son espejo de lo que somos, pensamos y proyectamos.
Estoy feliz de saber que, de a poco, estamos fortaleciendo los lazos de esta amistad que, aunque está comenzando, me llena de muchísima alegría tenerlos en mi vida. Siempre he dicho que la amistad es un tesoro invaluable, y hoy mi tesoro es más grande gracias a ellos.
Espero que en tu vida también cuentes con amigos como lo son Diana y Luis. Amigos que te hacen sentir en casa, que celebran contigo las pequeñas cosas y que están ahí para construir recuerdos que duran toda la vida.
Les dejo un abrazo grandototote,
Espe.
On July 20th, we celebrate Friendship Day in Argentina, a tradition that I have lovingly adopted over the years. Thanks to the universe, I keep gaining more friends that this country gifts me. This year, in particular, I am experiencing something special: a friendship that is blossoming with a couple, two wonderful people I met through other acquaintances. We could say it's an inherited friendship, but for me, it's much more than that.
I knew him from afar. In Venezuela, our professional paths crossed, and although we never spoke, I remember thinking he was a very clear-minded person. When we met here in Argentina, I was surprised to see how that first impression was confirmed and deepened. In talking with both of them, I genuinely wanted to make a good impression.
I know I don't always resonate well with everyone; my intensity, my way of being all in, or my authenticity in speaking can sometimes be a challenge for some. But with them, I felt something different; I wanted them to accept me, to see me as I am, because I realized they are people with such beautiful values, individuals who inspire you to be better.
Moreover, they are people who don't dwell on problems but focus on solutions. As an adult, I understand that forging a friendship is more challenging because we carry prejudices, busy lives, and little time to invest in building something new. But with them, everything has flowed so naturally that it fills me with joy. I can't explain it, but I care about them. I feel like I've known them forever, and with them, I don't have to pretend. It's so easy to be myself, and it seems like they feel the same way.
They have two children who are like princes: clever, intelligent, and creative. It's so delightful to see them play and laugh with that smile that definitely wins me over. We have already gathered several times, either at their home in CABA or in the northern area of Buenos Aires. My house has a spacious and safe garden, and the kids already know that when they come, that garden is all theirs. I love that they feel cherished, welcomed, and accepted, that this is a space where they can be free and happy.
This time, we celebrated Friendship Day with a casual gathering: snacks and hot dogs, very Argentine. Who would have thought, but Argentine snacks are delicious, and I love them.
I took care of making something simple, without much budget, but with love. And the nicest thing is that I can tell them without drama: "I'm out of money," and we can figure it out with little because what matters is having a good time.
The feast began with a toast with soda, celebrating friendship, honest encounters, and the family we choose along the way.
Diana brought an exquisite garlic cream that was the perfect complement to everything. Then came the hot dogs, and although there are no photos from that moment (I was too immersed in enjoying!), I can assure you it was an afternoon full of laughter, sincere conversations, and plans for the future.
We talked about everything, played games, and even started thinking about Christmas. We might make hallacas together, and I hope it happens. What I want to highlight here is the beauty of the bonds we are weaving. Even though in life we sometimes encounter people who hurt us, the good ones are more, and those who will come to us will be a reflection of who we are, what we think, and what we project.
I am happy to know that, little by little, we are strengthening the ties of this friendship that, although it is just beginning, brings me immense joy to have them in my life. I have always said that friendship is an invaluable treasure, and today my treasure is bigger thanks to them.
I hope that in your life, you also have friends like Diana and Luis. Friends who make you feel at home, who celebrate the little things with you, and who are there to build memories that last a lifetime.
Sending you a huge hug,
Hope
Foto/Photo by: @esperanzalandia
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Traducido con/ Translated with: Deepl
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Hoy me agradezco por los miedos que vencí aún con las piernas y el alma rota. Esperanza
Today I thank myself for the fears I overcame even with broken legs and soul. Hope
