
Gente hambrienta de muchas respuestas El joven martillo sobre la vil cabeza De sol y sangre joven, de grito a muerte Pero todavía los fusiles siguen errando Mas de huir no es tiempo ahora, ¡carajo!
y se preñó de brío la noble Caracas
cual enorme río de gritos y alaracas
Ay, Petare iracundo inundó la calle.
ya cansada del hurto y del descaro,
el rostro curtido no le teme al disparo
y lleva por armas, banderas y gestas
y la piedra cayendo al son de un canto.
No hay miedo a la lucha ni al espanto
que caiga la estatua y hágase la limpieza.
son las calles y van abiertas como venas.
Dolores nos paren, se nos renuevan penas
pero mejor tiempo nos lloverá. ¡Sé fuerte!
apuntando en dirección del sol naciente;
es maldito el soldado que contra su gente
se alza en contra y su estrella va apagando.
que a lomo e’ caballo las banderas ondean
y sobre las cabezas, guacayamas flirtean
con la idea ancestral de ¡Cadenas, Abajo!