
Principal view Flea Market
Bus and antiques
Flea market entrance
Bookshelf
Aisle
Lamps
Antiques
Park entrance
Mafalda by Quino
Mafalda with flower
Caminar y conocer...observar e incorporar imágenes mentales de todo cuanto ves, es el ABC del viajero...
Día de caminar el barrio de Palermo, fue el Sábado. Uno de las urbanizaciones más representativas de la clase media alta en la capital bonaerense. Por supuestos, hay muchas más, pero Palermo tiene un encanto difícil de reproducir en algún otro lugar de Buenos Aires. Primero, por sus restaurantes de alta gastronomía con comida de autor en casi todo tipo de cocina que usted pueda imaginar. Con precios relativamente solidarios para el turista, jamás se irá usted de acá sin recordar alguno de los platos exóticos probados dentro de la inmensa oferta. Segundo, por sus calles que invitan a caminar. Aún cuando el calor se ha adelantado, la frescura se desprende de las abundantes especies arbóreas sembradas dentro de las aceras.
Esto hace que la temperatura de ambiente baje entre tres y cinco grados centígrados, dependiendo de las corrientes de aire que todavía son frescas y que suelen ser características de la ciudad. Olores de todo tipo entre flores, árboles y fogones, percibirá si pone atención y esto le entrega una perspectiva diferente de cuanta ciudad usted conozca en el mundo. Los parques que rodean el barrio también están pensados para los animalitos, los cuales suelen tener un rincón específicamente para ellos y la alcaldía proporciona bolsas para sus desechos. Las personas están aprovechando los últimos días de sol primaveral para hacer picnics. Una costumbre extraviada en Venezuela, pero que acá se sigue con religiosidad los días sábado.
Caminando nos hemos tropezado con el mercado de pulgas de Palermo, un gigantesco conjunto de galpones donde se encuentran alojadas tienda de antigüedades de la pinta más variada: lámparas, muebles, objetos decorativos, cuadros, botellas, hasta CD's como parte de una colección de música, donde también vimos vinilos. Un mundo de cosas por descubrir con precios nada solidarios, dada una de las características alrededor de lo antiguo: si está bien conservado, toman alto valor. Pero solo pasear por sus pasillos puede hacer que valga la pena una caminata. Principalmente porque trae recuerdos de como era lo material en épocas pretéritas. Al salir de allí, nos fuimos congraciados con la vida, por habernos permitido presenciar todos los cambios que ha traído el progreso y la tecnología.
Continuamos la caminata hacia el parque Clemente y justo al lado, el parque Mafalda. Quino es venerado en la Argentina con ésta plaza dedicada al personaje que le entregó fama y muchas satisfacciones. Humorista y diseñador argentino, fui criado dentro del culto que le daban los venezolanos a su figura, al punto de declararnos "Mafaldianos". El tipo era un hombre angustiado por los problemas del mundo y esa angustia se la imprimió a sus personajes de una de las tiras cómicas hispanas más famosa de todos los tiempos. Una decena de parejas o grupos de amigos hacían picnic en el parque y la verdad, añoré los tiempos en que se podía hacer lo mismo en nuestro país. ¿Vendrán tiempos mejores? Sólo la providencia lo sabe. Nos leemos por allí.