English Version
One of the routes I most enjoy when I walk through Old Havana begins in the busy Obispo Street, where I turn right at the end and walk down Mercaderes Street, a cultural corridor with several museums, galleries and façades from times gone by, and when I leave this labyrinth of intertwining streets I arrive at the ample space of light that Old Square offers me.
This place is not just a square, it is a living stage of memories, encounters and architectural beauty. Located in the heart of the historic centre, it is one of the oldest squares in the capital. Its name, ‘Plaza Vieja’ (Old Square), came about when a more modern one was built and the locals began to refer to it as the old one, a name it retains to this day. Its wide esplanade is completely paved with cobblestones and in the centre is a white marble fountain. This place is also the point where several important avenues intersect, some of them as old as the square itself.
Thanks to the work of the Office of the City Historian, the Plaza Vieja has been painstakingly restored and what strikes me most about this space is the harmonious coexistence of the modern and the colonial. The setting is surrounded by an almost perfect quadrature of historic buildings, mostly from the colonial era. Although they share similar architectural styles, each one has unique features, due to the fact that they were built in different periods and under different hands.
To walk through this site is to walk through centuries of history. Some of the most splendid houses and mansions of the colony are preserved here, former residences of wealthy families who built real palaces. Today these buildings have been transformed into social and cultural spaces such as galleries, museums, art centres, restaurants and cafés that give life to the square without altering its essence.
In addition to the fountain, the square is adorned with a number of sculptures, my favourite of which is a bronze sculpture of a naked woman riding on the exuberant plumage of a large cockerel.
This open and vital space is always accompanied by the rhythm of walkers, the flight of pigeons and the joy of children running over the cobblestones. The Old Square breathes life, history and culture. To walk around it is to let oneself be enveloped by the harmony of the old and the modern, by the elegance of the restored and the spontaneity of the everyday. It is undoubtedly a must-see for anyone who wants to understand and enjoy Havana, the marvellous city.
I hope you enjoyed the walk. Cheers to all, and until the next walk down memory lane.
Versión en Español
Uno de los recorridos que más disfruto cuando paseo por La Habana Vieja comienza en la concurrida calle Obispo, donde al llegar casi al final doblo a la derecha y me adentro por la calle Mercaderes, un corredor cultural con varios museos, galerías y fachadas de los tiempos pasados. Después de salir de ese laberinto de entrecalles llego al amplio espacio de luz que me ofrece la Plaza Vieja.
Este lugar no es solo una plaza, es un escenario vivo de memorias, encuentros y belleza arquitectónica. Ubicada en el corazón del centro histórico es una de las más antiguas de la capital. Su nombre, “Plaza Vieja”, surgió cuando se construyó otra más moderna y los vecinos del lugar comenzaron a referirse a esta como la antigua, nombre que conserva hasta la actualidad. Su amplia explanada está completamente adoquinada y en el centro se levanta una fuente de mármol blanco. Este lugar es además el punto donde se cruzan varias avenidas importantes, algunas de ellas tan antiguas como la plaza misma.
Gracias al trabajo de la Oficina del Historiador de la Ciudad, la Plaza Vieja ha sido restaurada con esmero y lo que más llama mi atención de este espacio es la armoniosa convivencia entre lo moderno y lo colonial. El entorno está rodeado por una cuadratura casi perfecta de edificios históricos, la mayoría de la época colonial. Aunque comparten estilos arquitectónicos similares cada uno posee rasgos únicos, debido a que fueron construidos en distintas épocas y bajo distintas manos.
Caminar por este sitio es recorrer siglos de historia. Aquí se conservan algunas de las casas y mansiones más espléndidas de la colonia, antiguas residencias de familias adineradas que levantaron verdaderos palacetes. Hoy esos edificios han sido transformados en espacios sociales y culturales como galerías, museos, centros de arte, restaurantes y cafeterías que dan vida a la plaza sin alterar su esencia.
Además de la fuente, la plaza está adornada con algunas esculturas de las cuáles mi preferida es una realizada en bronce, de una mujer desnuda que cabalga sobre el exuberante plumaje de un gallardo gallo de gran tamaño.
Este espacio abierto y vital está siempre acompañado por el ritmo de los caminantes, el vuelo de las palomas y la alegría de los niños que corren sobre los adoquines. La Plaza Vieja respira vida, historia y cultura. Recorrerla es dejarse envolver por la armonía de lo antiguo y lo moderno, por la elegancia de lo restaurado y la espontaneidad de lo cotidiano. Es sin duda, una visita obligada para quien quiera entender y disfrutar de La Habana, ciudad maravilla.
Espero hayan disfrutado el recorrido. Un saludo a todos, y hasta la próxima caminata por la memoria de la ciudad.
