The entire space is covered by surveillance cameras. You’re being watched, but the atmosphere is fantastic. We chose a caney far from the pool tables and the stage. There was live music — llanera music, which is traditional from the Venezuelan plains.

The first thing we did was order a bucket of beers (a "tobo" here means a pack of 12 beers). It helped us cool off and gave us the energy to explore the place. My explorer mode kicked in immediately.

After having a drink, I took some pictures of the caneys and the harmonious layout of the space. It was visually appealing and had a pleasant tourist vibe. There were lots of palm trees between the caneys, and the tables had a rustic charm.

One of the prettiest sights was a children’s pool visible from our caney and close to the entrance. The pool wasn’t very deep, perfect for kids who were joyfully splashing around. The atmosphere was genuinely delightful, with every little detail blending beautifully with the surroundings.

Near the pool, there were wooden chairs to sit and enjoy nature and the little things — like the water jets shooting from the pool. It had been a long time since I’d seen such a relaxing and beautiful place. The kids were happy, truly enjoying themselves.

As I continued walking, I came across a figure that looked like a Christmas reindeer, surrounded by lights. Since it was daytime, the lights weren’t on. A path on the ground marked the walking route. I found it strange that one of the back walls was still unfinished.

Farther back, there was a cage with a macaw and a uniquely curved tree beside it. Macaws are amazing birds and are quite common in Venezuela. They're often seen both in the wild and as pets. The area looked simple but caught my attention.

The red macaw was sitting in a corner of the cage. I approached it, took some pictures, and tried to play a bit — carefully, since macaws can bite hard enough to draw blood. It’s important to respect their space. Still, these birds are noble, warm, and fun.

This one won me over with its deep red feathers. At first, it was shy and avoided the camera, but eventually became playful. I really enjoyed the moment.

Back home, my grandmother used to have two parrots, but they died of old age. So I felt especially attached to this macaw. They are stunning animals, although I prefer seeing them free, like in the city of Caracas.

Near the macaw’s cage, there was a table full of clothes, and the curved tree beside it created a very pleasant view — harmonious and visually engaging.

I decided to climb the stairs next to the cage to get a better look at the pool’s depth. It was a large pool, perfect for swimming until late. It wasn’t crowded either.

From that spot, I could see the restaurant area, the entertainment spaces, and the garden. I also had a view of the entrance and the parking lot, where a few cars were parked.

The pool had a tiered design, with one shallow section for children — something I hadn’t seen before in clubs around the country.

Afterward, I walked through the garden, which had small, diverse trees. Everything felt interconnected. There were palm trees, swings, and relaxing spots scattered throughout.

The garden connected the caneys and the pools. Clearly, it was designed with attention to detail, aiming to provide a memorable experience for tourists and guests. That kind of thoughtfulness is what makes a place worth visiting.

At the back was the restaurant, and next to it was the stage. This area also had billiard tables, and it was the most crowded — probably because that’s where the food was being served.

This is a place to unwind and disconnect from the city. It’s a shared entertainment and tourist space. You can drink, eat, swim in the pools, admire the garden’s design, and even go horseback riding at San Isidro Ranch next door. It’s an experience worth having.

Contenido original de @neruel . Todos los derechos reservados ©, 2024. Imágenes: Samsung Galaxy A54. Traducción al inglés y corrección gramatical: Chatgpt - DeepL - Languagetool.

SPANISH VERSION (click here!)

North Grill y Rancho San Isidro: Explorando jardines, piscinas, llanuras y una guacamaya

Conocer lugares nuevos siempre para mí es importante, porque te da una visión de lo que hay y existe. Creo que principalmente genera una percepción distinta y te deja una experiencia. En Venezuela, los lugares para vacacionar, entretenerse y divertirse suelen tener nombres raros o que engloban varios rubros. Si vas a un resort, por ejemplo, ese tiene un nombre que también llama la atención porque tiene restaurante o piscinas o un parque.

North Grill y Rancho San Isidro son sitios que se encuentran en Tamaca. Ambos son lugares de entretenimiento. En el caso de, North Grill cuenta con piscinas y mesas de pool, además de que mucha gente lo conoce por su comida y asados. Para mí es un club privado donde uno puede hacer diferentes actividades de ocio y echarse a perder (echarse a perder es un modismo venezolano). Échate a perder conmigo, vale.

La ubicación exacta de ellos es vía Trapiche, a 100 metros de Híper Líder Tamaca. Aproximadamente, desde mi casa hasta ahí es una hora de viaje. No me gusta viajar a Tamaca, pero todo es una experiencia: soy reacio. Mi tío siempre me convence.

La entrada de North Grill te sorprende por una vista panorámica de una planicie de color verde y llena de establos: Todo esto es el Rancho San Isidro. La vista me intrigó por la manera en que la grama era de color verde; usualmente todo es muy árido aquí.

Si les soy sincero, no sabía que este era el nombre de este lugar, porque mi tío nos llevó para celebrar, visitar, bañarnos y tomar alcohol. No soy un borracho, pero sí me tomo mis varias cervecitas. Rancho San Isidro y North Grill están divididos por una cerca o lindes de alambres y palos.

En fin, entré a North Grill, dentro de este inmenso lugar hay muchos caneys (cobertizos hechos de palos y techo de paja, hojas de palmeras o cemento). Lo que me llamó la atención fue que los caneys de este sitio eran de cemento, algo poco usual en el país.

El espacio tiene cámaras por todos lados. Estás vigilado, pero el ambiente es increíble. Nosotros nos sentamos debajo de un caney alejado de las mesas de pool y la tarima. Había talento en vivo y estaban cantando música llanera (la música llanera es autóctona de los llanos de Venezuela).

Lo primero que hicimos al llegar fue pedir un tobo de cervezas (un tobo es un combo de 12 cervezas). Esto con el ánimo de refrescarnos y así poder tener energías para poder recorrer el lugar. Mi modo exploración inició rápidamente.

Aproveché, luego de tomar para tomar, una fotografía de la vista de los caneys y la distribución armónica del espacio. Me pareció interesante porque era un espacio turístico agradable. Había muchas palmeras entre los caneys. Las mesas eran rupestres.

Una de las vistas más lindas era la de una de las piscinas que conectaba con el caney donde nosotros estábamos y con la entrada principal. La piscina no era muy profunda, ya que era la de los niños.

Los niños estaban muy felices bañándose. Yo me vi instigado porque el ambiente era muy agradable. Cada detalle era agradable, estaba muy bien integrado con el entorno. Eso me pareció muy peculiar.

En la misma área de la piscina había sillas de madera donde uno se podía sentar para disfrutar la naturaleza y los pequeños detalles del entorno. Me refiero a la piscina y a la manera en que salía el agua disparada.

Había pasado mucho tiempo desde que veía un entorno agradable. Los niños estaban muy alegres y divirtiéndose profundamente.

Al seguir caminando, me encontré con un muñeco que parecía un reno de Navidad o algo así. Estaba rodeado de luces, pero como era de día, evidentemente las luces no estaban encendidas. En el piso había un sendero que indicaba por dónde debías caminar. Me pareció raro que la pared del fondo estuviera en obra gris.

Al fondo había una jaula y un árbol que llamaba mucho la atención. En la jaula había una guacamaya. Estas son aves impresionantes y que abundan en Venezuela. Las guacamayas comúnmente son aves libres y domésticas. El entorno, a pesar de verse sencillo, me pareció interesante.

La guacamaya estaba en la esquina de la jaula. Me acerqué para tomarle algunas fotografías y jugar con ella. Claro, con discreción porque no quería que me mordiera. Una mordedura puede hacerte sangrar. No hay que invadir el espacio de los animales. Las guacamayas son nobles, cálidas y divertidas.

Esta me gustó mucho porque era de color rojo. Al principio no quería dejarse tomar fotos, pero después se puso juguetona y aproveché para> Quote jugar un rato con ella. Realmente era muy linda e impresionante.

En mi casa, mi abuela tenía dos loros, pero fallecieron de vejez. Por eso sentí mucho apego e interés por esta guacamaya. Además, son muy lindas, aunque me gusta más verlas en libertad como están en la ciudad de Caracas.

Cerca de la jaula había una mesa llena de ropa, pero también se podía observar la curva del árbol junto a ella. La vista era muy agradable y atractiva. Generaba una relación armónica con el espacio.

Decidí subir las escaleras que estaban junto a la jaula de las guacamayas para observar la piscina y su profundidad. La piscina era muy grande, perfecta para disfrutar un buen baño hasta tarde. Además, no había mucha gente en ella.

Desde este ángulo se podía ver el área del restaurante, los espacios de entretenimiento y el jardín. También se podía observar la entrada y la salida. Algunos carros estaban estacionados cerca de la entrada.

El diseño de la piscina era escalonado. Tenía una piscina para niños y con menor profundidad. Esto es algo poco usual. He ido a muchos clubs en Venezuela de este tipo y era la primera vez que veía una piscina con este diseño.

Luego de ver la piscina, decidí ir al jardín y recorrerlo, donde había árboles pequeños y diversos. Me agradó mucho la manera en que todo estaba conectado. Había palmeras, columpios y áreas de esparcimiento.

El jardín conectaba con todos los caneys y las piscinas. Lo diseñaron pensando en los pequeños detalles y para brindar una experiencia memorable a los turistas y consumidores. Esos son detalles que valen la pena.

Al fondo estaba el restaurante y junto a él estaba la tarima. En este espacio también estaban las mesas de billar. Noté que la mayor cantidad de personas estaba en esta área; creo que era porque estaba cerca de donde hacían la comida.

Este es un lugar para divertirse y separarse de la ciudad. Es un espacio compartido de entretenimiento y turístico. Puedes tomar alcohol, comer, bañarte en sus piscinas, disfrutar del diseño de su jardín y, si quieres, también puedes montar a caballo al lado en el Rancho San Isidro. Toda una experiencia que vale la pena vivir.

Contenido original de @neruel . Todos los derechos reservados ©, 2024. Imágenes: Samsung Galaxy A54. Traducción al inglés y corrección gramatical: Chatgpt - DeepL - Languagetool.