Venezuelan coasts are truly impressive—mainly because of the deep blue color of the sea and the people who live in the surrounding areas. Pirate's Corner Beach is a lush example of that natural beauty.

One of the most distinctive features of this beach is the slant of the sand. In some areas, the slope reaches up to 70 degrees, making it very difficult to walk or even take in the surroundings. Despite being a challenge to explore, you can still enjoy the entire experience if you’re determined.

To reach this beach, I traveled for more than two hours from Maracay, Aragua, Venezuela. If you're coming from Barquisimeto, my hometown, the trip takes a little over five hours without stops—so it's important to bring everything you need for the beach: food, drinks, and snacks.

It's highly recommended to make all your purchases before arriving, as there are no shops nearby. You’ll only find seafood restaurants and places that sell beer. In our case, we bought canned beer in Maracay because we didn’t have the crate required for returnable bottles (in Venezuela, beer is commonly sold in crates of 36 returnable bottles).

Originally, I didn’t plan to visit this beach—it was a recommendation from my aunt’s husband. There's always a first time. I really appreciated the friendliness of the locals and the beach vendors.

There were many people swimming, especially children, who were the first to dive into the water and enjoy it. My cousins were definitely part of that group. I changed into my swimwear but decided to walk along the beach first—I always like to explore the area. My uncle always says I’m too curious and warns me to be cautious and a bit distrustful because unexpected or unpleasant things can happen.

The beach coastline was extensive and bordered by mountains. I would have loved to climb one and see the ocean from above, but that wasn't possible this time. The waves weren’t very strong, but as the hours passed, the tide rose. Was the water cold? Yes—but not unbearably so. That day was cloudy, and it had rained on the way there, making it a fresh, pleasant day for swimming.

I enjoy walking barefoot on the beach—it fills me with energy. However, I also brought my sandals. Because of the steep slope of the sand, the surface felt moist and every step left a deep footprint, which created a beautiful visual trail.

In Venezuela, beach pergolas are traditionally made from sticks and bamboo, with palm leaves used for the roofs. It's very rustic and traditional, which adds a feeling of connection with nature. However, many of the pergolas on this beach were empty or in poor condition.

In the middle of the beach, there’s a stream of water that flows into the sea. It appears to come from the mountain rivers and mixes with wastewater from the nearby village. It’s not entirely clean, but not fully polluted either—a somewhat unfortunate aspect.

In that same central area, the sand wasn’t as steep and was more level, making it easier and more enjoyable to walk around. This part of the beach was one of the most pleasant.

Nearby, I found a large rock and took a picture there. Context: I was quite overweight at the time. It’s amazing how much weight I’ve lost and how different I look now.

As the afternoon went on, people kept enjoying the beach, but the most beautiful part was how the sun and water interacted. It was a perfect and soothing combination. The view brought a sense of peace you rarely find in the city.

Some downsides: several structures along the beach are in terrible condition, corroded by salt, and many houses remain unfinished. Still, the positive energy was palpable.

One of the most fascinating parts of the beach is the view from a pier that’s in very poor condition. The concrete pillars are corroded, and the roof is completely gone.

Despite that, the view from the pier is stunning—especially since parts of it are covered with bamboo. If you look toward the sea from there, the water appears even more beautiful. The smell of plankton is a bit strong, though.

From the pier, there’s a perfect harmony between the bamboo and the movement of the water. To me, it was spectacular. Those little details are incredible—especially when captured in a photo.

I took many pictures there because I felt a special connection. The water framed by bamboo and wood created a scene that looked like a gate to freedom. It was as if the structure was inviting you to cross over into something liberating.

For me, the best photos were taken on that pier. The view was just breathtaking. People looked at me a little strangely while I was taking pictures, but I’m used to that—it’s not a big deal anymore.

Visiting this beach was a pleasant adventure. The movement of the waves is gentle, and the whole experience is a tangible reminder of something joyful: travel. To me, it's a peaceful place to unwind and briefly disconnect from work. Simple, humble, and a perfect spot to recharge from daily life.

Original content by @neruel. All rights reserved ©, 2024. Images: Samsung Galaxy A54 . English translation and grammar correction: Chatgpt - DeepL - Languagetool. Part 1 of this trip: Let's go on an adventure at Pirate's Corner Beach- Feeling the waves of the sea!.

SPANISH VERSION (click here!)

Rincón del Pirata: Magia Azul en la Costa de Venezuela

Las costas venezolanas son impresionantes. Principalmente, por el color azul del mar y la gente que vive en zonas adyacentes a ellas. La playa Rincón del Pirata es una muestra exuberante de esa belleza.

Algo que caracteriza esta playa es la manera en que la arena está inclinada. La pendiente es de unos 70 grados en algunos tramos. Lo que hace que sea muy difícil caminar y poder observar los alrededores. A pesar de ser difícil de explorar, se puede disfrutar todo de manera agradable siempre que te lo propongas.

Para llegar a esta playa hice un viaje de más de dos horas desde Maracay, Aragua, Venezuela. Si se viaja desde Barquisimeto, mi ciudad natal, el trayecto es de un poco más de 5 horas sin hacer pausas en la carretera y llevar todo lo requerido a la playa: comida, bebidas y golosinas.

Lo más recomendable es hacer las compras antes de ir a la playa, ya que no hay tiendas donde comprar. Solo hay restaurantes de marisquería y donde venden cervezas. En nuestro caso, compramos las cervezas en Maracay. Además, las compramos de lata porque no teníamos la caja de cervezas retornables (en Venezuela venden las cervezas de 36 botellas retornables).

Mi plan nunca fue ir a esta playa, pero fue una recomendación del esposo de mi tía. Siempre hay una primera vez. Me gustó mucho la cordialidad de la gente que vive allí y la de los vendedores.

Había mucha gente bañándose. Los niños son los primeros en meterse en el agua y disfrutar. Mis primos evidentemente también estaban en esa lista. Yo me cambié, pero primero quise recorrer la playa porque siempre me gusta ver los alrededores de todo el lugar. Mi tío siempre me dice que soy muy curioso y hay que tener cuidado, algo de desconfianza, porque pueden suceder cosas no agradables e inesperadas.

La costa de la playa era extensa; había montañas. Me hubiera gustado poder escalar una y mirar el mar desde ella, pero es algo que no pude hacer. Las olas de esta playa no eran tan fuertes, pero a medida que pasaban las horas, el nivel del mar aumentaba. ¿Es fría el agua? La respuesta es sí, pero no lo suficiente. Ese día no había mucho sol y en el camino estaba lloviendo. Por ende, era un día despejado y agradable para bañarse.

Me gusta caminar descalzo en la playa. Eso te llena de vitalidad y energías. No obstante, también me llevé mis chancletas o sandalias playeras. Al tener la arena de la playa un grado alto de inclinación, ella se sentía humedecida y las pisadas eran profundas. Lo que generaba un rastro profundo. Es decir, huellas de cada pisada que daba. Algo precioso.

En Venezuela las pérgolas playeras son hechas de palos y bambú, mientras que el techo es de hojas de palmeras. Todo es muy rupestre y tradicional. Eso hace que se sienta una especie de conexión. No obstante, en la playa había muchas pérgolas vacías y en mal estado.

En medio de la playa, hay un cauce de agua que desemboca en la costa de la playa. Al parecer es agua que proviene de los ríos de la montaña y se mezcla con aguas usadas por la gente del pueblo. No es plenamente limpia, ni tampoco plenamente sucia. Es algo desfavorable.

En el medio de la playa la inclinación de la arena no era tan pronunciada. Más bien era un poco más plana y agradable. Se podía caminar con tranquilidad. Fue una de las partes más agradables de la playa.

Cerca de ahí había una piedra. Aproveché para tomar una fotografía mía allí. Contexto: Estaba demasiado gordo en ese momento. Es increíble lo que he rebajado y cómo me veo físicamente ahora.

A medida que la tarde iba pasando, la gente disfrutaba, pero lo más hermoso era la manera en que el sol y el agua se relacionaban. Todo era una combinación perfecta y agradable. La vista generaba esa paz necesaria que no tienes en la ciudad.

Algunos detalles desfavorables: la costa de la playa tiene edificaciones en muy mal estado y corroídas por el salitre. También hay muchas casas que no están construidas por completo. Sin embargo, las buenas energías se sienten.

Una de las partes más interesantes de la playa es la vista que se puede obtener desde un muelle en muy mal estado. En tan mal estado que los pilares de hormigón están corroídos y no tiene techo.

La vista desde este muelle es muy agradable, principalmente porque usaron bambú para recubrirlo en algunas partes. Si miras la playa desde ese sitio, visualizas el mar de una manera impresionante. La coloración del agua ahí es más linda. El olor a plantón es un poco intenso.

Desde el muelle se puede generar una relación perfecta entre el bambú y el movimiento del agua. Algo que, a mi parecer, fue espectacular. Esos detalles son impresionantes, y más si se pueden guardar en una fotografía.

Tomé muchas fotografías ahí porque sentí una conexión especial. Me refiero a lo impactante que se veía el agua detrás del bambú y la madera. Era como una reja, pero que te invitaba a cruzar hacia la libertad.

Para mí, las mejores fotografías las pude capturar en el muelle de la playa; después de todo, era impresionante la vista desde ahí. La gente me miraba un poco raro, pero ya estoy acostumbrado. No es algo del otro mundo a mi parecer.

Ir a esta playa es una aventura agradable. El movimiento de las olas es noble y lo más agradable de todo es que resulta en una muestra tangible de aquello que podemos percibir con alegría: viajar. Para mí es un sitio agradable para relajarte y despegarte brevemente de la dinámica de trabajo. Sencilla, básica y buena para desconectar del día a día.

Contenido original de @neruel. Todos los derechos reservados ©, 2024. Imágenes: Samsung Galaxy A54. Traducción al inglés y corrección gramatical: Chatgpt - DeepL - Languagetool. Parte 1 de este viaje: ¡Vivamos una aventura en la Playa Rincón del Pirata! ¡Siente las olas del mar!.