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En esta ocasión les vengo a compartir un poco sobre mí. Mi nombre de usuario es Cronopio y para los que no conozcan a que viene este alias, lo elegí de una de las historias de Julio Cortazar, escritor argentino y que por error del destino nació en otro lugar, no ampliaremos en esto. No sé si decir que él es mi autor favorito, pero sin duda es uno que disfruto leyendo mucho.
De lo anterior, pueden deducir que me gusta leer y se los confirmo. Me encanta, aunque siendo honesta en este último tiempo no estoy tan abocada a tan bella actividad. No obstante, la nostalgia de mi biblioteca en Buenos Aires me atrapa bastante seguido. Tenía de todo un poco, autores como Edgar Allan Poe, Lovecraft, Garcia Marquez, Jane Austen, Sabato, Borges, Gonzalez Tuñon, Garcia Lorca, Twain, entre otras.
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Por otra parte, me gusta mucho leer de historia, y entretenerme a su vez con algún escrito de filosofía y sociología, aunque de estos últimos precise hacer investigación previa para entender. Últimamente, tiendo a apartar algo de tiempo y leer fanfictions (ficción hecha por fans de personajes de libros, series, películas, entre otros.), me llama la atención y lo encuentro refrescante encontrarme con personajes que son transformados o puesto en situaciones que no se me hubieran cruzado por la mente y, creo que, menos al autor, pero bueno, muchas veces ese atrevimiento puede ser el chispazo necesario para que se dé la oportunidad de un nuevo escrito. Me gusta pensar en esos procesos como la construcción de escritores en tiempos modernos.
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Eso me recuerda, que de adolescente pasaba mucho tiempo escribiendo y dibujando. Lo disfrutaba mucho y era una forma de expresarme, ya que me costaba encontrar las palabras correctas al hablar, es decir que en muchas ocasiones no llegaba a poder verbalizar lo que, realmente, quería o tenía en mente y por ende las personas a mi alrededor se les dificultaba comprenderme. Pero cuando escribía, me era muy sencillo poder poner en orden lo que sentía, pensaba o quería. Para ese entonces escribir me fue, de algún modo, un alivio. Y desarrolle por esa época cierta afición a escribir cartas.
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Les comparto una anécdota, el primer sueldo que cobre por un trabajo en relación de dependencia, llamado acá trabajo en blanco, lo gaste en libros. Me fui con una amiga a la avenida Corrientes en CABA (Ciudad Autónoma de Buenos Aires), donde hay muchos lugares de compra y venta de libros usados además de librerías. Es que, si bien admito que les agarre cariño a los libros digitales, un libro en papel tiene ese no sé qué te transporta con su textura, su olor, su tinta acompañando y avivando los sentidos, o al menos a mí me pasa eso.
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En su momento, estuve en talleres de escritura creativa y me gustaba ir a las varietes de casa de culturas locales, fue uno de esos lugares donde conocí y entable amistad con una gran persona quien además de atraer con sus escritos, te contagiaba la pasión por viajar y conocer lugares. Una gran amiga, amante de la Patagonia Argentina pero que le queda por conocer Tierra del Fuego, seguramente en breve caerá por estos lados.
Gracias por leer ❤️