La primera salida de la universidad ubicada al sur de Teherán, fue por cuenta de Yosvani, la única persona en Irán a la que dije que vendría cuando ya era inminente mi viaje.
¿Por qué? Porque es la persona en la que más de un amigo y colega coincide conmigo que es alguien de fiar. Una de las personas que siempre me sacaba una sonrisa con simplemente encontrármelo en los pasillos o en el transporte de un canal de noticias internacionales.
Cuando sobreviví al JetLag me pasó buscando al hostal con su amigo Alí, en medio de una distancia atroz y el tráfico imbatible de Teherán.
Ese atardecer me llevaron a dar vueltas por partes de Teherán donde pude ver cómo los velos son cada vez menos estrictos. Algunas mujeres no usan y otros lo usan de formas muy ingeniosas, en una mezcla de cotidianidad europea con un toque elegante y místico: persa.
Y es lo que he visto cada vez que salimos a patear Teherán.
Aquella primera vez fuimos a un parque con un lago artificial, comimos pizza y tomamos un mojito sin alcohol, porque el alcohol no está permitido en la República Islámica de Irán y las razones están en el Corán, pero una de ellas es que es una forma de preservar la salud mental de la sociedad, pues no hay otra manera de controlar que cuando un hombre con el corazón enfermo, con el pensamiento atribulado o con problemas emocionales o laborales sin gestionar, tome alcohol y no se convierta en un peligro para sus parientes cercanos.
Se prohíbe el alcohol, porque es “haram” (pecado en el Islam) y porque el cuidado de la familia es un asunto de extremo valor en Irán. De forma tangible y real. No sólo en discursos o en retórica.
Hasta el menos musulmán entre los musulmanes en Irán sabe que en un plan de futuro, la familia es lo primordial.
La familia es el núcleo, punto fuerte y prioridad de la sociedad islámica, y en Irán, por tanto, conservar los lazos familiares es imprescindible, aunque vivan muy alejados.
Inserto ese dato aquí aunque los aquí mencionados no somos musulmanes. Conversamos sobre las razones, motivaciones y objetivos con los que llegué a Irán. Llevamos todo a eso a tierra en el plano logístico inmediato y cambié dólares por toman (una moneda de cuenta o superunidad de la moneda oficial de Irán, el rial). ![]
Yosva me recomendó la aplicación ‘Calendario persa’ para que no ande perdida en el tiempo además de andar perdida en el espacio; me llevó a la primera mezquita, me prestó una tarjeta bancaria (porque debido a las sanciones financieras en Irán no funciona ninguna conectada al sistema bancario occidental) y otra de metro mientras saco mis propias cositas; resolvió la aplicación de VPN en mi celular para que pueda navegar con tranquilidad; me conectó con otros ex compañeros de trabajo de Venezuela que llevan años por acá y me presentó a unos amigos caribeños en Irán, quienes a su vez recargaron mi saldo en la aplicación tipo Uber de Irán (SNAP), para que me mueva con más libertad. Al mes de haber llegado a Teherán, me llevó a conocer la Torre Azadi luego de no haber dormido tras una jornada laboral de 8 horas de madrugada porque además "no todos los días es año nuevo en Irán".
Anoto todo esto para cuando recuerde este momento pasados unos años, por si alguna vez me da por pensar o decir que he logrado algo que realmente valga la pena, sola. Que nunca he dependido hasta cierto punto de la ayuda de los demás.
O que todo lo que he logrado lo debo solo a mis esfuerzos.
O que nadie me ha regalado nada en esta vida.
Anoto esto por si alguna vez me da por considerar alguna de esas tonterías, cuando la verdad es que todos somos la suma de los esfuerzos, las decisiones y las personas que nos han hecho la vida más sencilla, aunque sea un día.
Yosva es cubano, un gran presentador de noticias y un mejor corresponsal, y no es musulmán, ni religioso, pero es respetuoso como el que más y es, en parte, una representación de esa máxima islámica y cristiana de que, al dar, se da lo mejor que puedes, no solo lo que te sobra o estorba.
Yosva es la personificación de cuando te dicen “estoy a la orden para lo que necesites” y no es cortesía, ni formalidad, ni algo efímero, ni dicho con doble intencionalidad, ni mucho menos un chiste.
Me lo dijo hace dos meses de corazón y lo hace de verdad.
Es como tener un hogar cubano-venezolano en Irán.
Este post es la continuidad de una serie de entregas en el siguiente orden:
-|¿Quién soy?| @mily1noches/quien-soy
-|Rewind| ¿Cómo llegué acá? @mily1noches/rewind
-|PRIMERA NOCHE| @mily1noches/primera-noche
-|SEGUNDA NOCHE| ¿Una residencia bajo riesgo de ataque? https://ecency.com/hive-122315/@mily1noches/or-segunda-noche-or-una?referral=mily1noches
-|TERCERA NOCHE| La voz interna
https://ecency.com/hive-108045/@mily1noches/or-tercera-noche-or-la?referral=mily1noches