Al final despierto del ensueño. La edad pesa mas que los títulos y la experiencia. ESP/EN

Desde que era muchacho, tanto la familia como los familiares de los amigos me decían lo importante que era el estudiar y el tener una profesión. Y constantemente me impulsaban no solo a estudiar, sino a estar entre los mejores en los estudios y en cualquier labor académica, laboral o profesional en la que participara.

Y así lo hice: estudié, me preparé, escribí papeles de investigación y hasta creé con un colega una línea de investigación en la universidad. Le dediqué mucho tiempo a ese proceso de estudiar, prepararse, investigar y esforzarse para estar entre los mejores en mi área.

Y pensé durante muchos años que mi preparación académica y mi experiencia laboral y en el área de investigación serían mi carta de presentación más valiosa en el ámbito laboral.

Creí que los títulos, los cursos, los diplomados. Los logros laborales y los años acumulados de experiencia me asegurarían una estabilidad y una tranquilidad laboral, y esa sería mi recompensa ante tanto esfuerzo y tiempo invertido.

Y funcionó por un buen tiempo, hasta que con los cambios políticos y económicos llegamos a la actualidad, donde ese sueño se rompió al enfrentar a jefes y líderes que intentaban imponer propuestas y estilos que sobrepasaban mi ética personal y profesional. Y como resultado de enfrentarse a esos procesos y esas personas, quedé sin empleo a los 50 años de edad.

Ahora, pasé de ser gerente y jefe a recorrer las oficinas de personal de empresas privadas, estatales, además de colocar mi síntesis curricular en los portales de empleo.

Recibiendo respuestas muy cortas en las empresas privadas, como: Estamos buscando un perfil más joven; su experiencia laboral es muy amplia, no creo que podamos hacerle una oferta acorde a sus expectativas, y frases por el estilo.

Mientras que en el Estado, simplemente estás en la lista negra por haber denunciado hechos de corrupción y por haber enfrentado mafias laborales en el sector público.

Realmente es muy triste ver cómo lo que antes era considerado un profesional valioso en la empresa privada hoy es etiquetado como un elemento no manipulable, tal vez algo desactualizado y hasta costoso, por la nueva visión laboral y de competencia en la empresa privada actual.

En fin, ya sé que ese trabajo seguro y estable en el que pensaba no existe, ni habrá esperanzas de que exista una posibilidad real de tener uno. Y el despertar del ensueño que uno se había formado duele y preocupa, pero también libera y te hace buscar otras opciones, ya que siempre hay oportunidades y formas de producir que van más allá y con mejores ganancias que un trabajo formal.

Por eso, uno no debe prestarse a vender o relajar su ética personal, profesional y política por un trabajo, y tampoco debe temer quedar sin empleo a cierta edad, ya que siempre hay una opción productiva, que va más allá de aquella en la que desde que éramos niños nos hicieron pensar.

Y debemos entender siempre, que el despertar de un sueño puede que duela, pero a la vez nos emancipa, porque la dignidad, la ética y la experiencia no se pierden, sino que con los años se fortalecen.

Avanza y jamás te pares, que los sueños y la esperanza nos acompañan toda la vida.

Muchas gracias por leerme.

Since I was a boy, both family and friends' relatives told me how important it was to study and have a profession. And they constantly pushed me not only to study, but to be among the best in studies and in any academic, work or professional work in which I participated.

And so I did it: I studied, I prepared, I wrote research papers and I even created a research line with a colleague at the university. I dedicated a lot of time to that process of studying, preparing, researching and striving to be among the best in my area.

And I thought for many years that my academic preparation and my work and research experience would be my most valuable cover letter in the workplace.

I thought the degrees, the courses, the diplomas. The work achievements and the accumulated years of experience would ensure me a job stability and tranquility, and that would be my reward before so much effort and time invested.

And it worked for quite a while, until with the political and economic changes we arrived at the present time, where that dream was shattered by facing bosses and leaders who tried to impose proposals and styles that exceeded my personal and professional ethics. And as a result of facing those processes and those people, I became unemployed at the age of 50.

Now, I went from being a manager and boss to touring the personnel offices of private, state-owned companies, in addition to posting my curriculum vitae on job portals.

Receiving very short answers in private companies, such as: We are looking for a younger profile; your work experience is very extensive, I don't think we can make you an offer according to your expectations, and phrases like that.

While in the state, you are simply on the blacklist for having denounced acts of corruption and for having faced labor mafias in the public sector.

It is really very sad to see how what used to be considered a valuable professional in private companies is now labeled as an unmanageable element, perhaps somewhat outdated and even expensive, by the new vision of labor and competition in private companies today.

Anyway, I already know that that secure and stable job I was thinking about does not exist, nor will there be any hope that there is a real possibility of having one. And the awakening of the dream that one had formed hurts and worries, but it also frees and makes you look for other options, since there are always opportunities and ways to produce that go beyond and with better earnings than a formal job.

Therefore, one should not lend oneself to selling or relaxing one's personal, professional and political ethics for a job, and neither should one be afraid of becoming unemployed at a certain age, since there is always a productive option, which goes beyond the one that we were made to think about since we were children.

And we must always understand that waking up from a dream may hurt, but at the same time it emancipates us, because dignity, ethics and experience are not lost, but rather strengthened over the years.

Move forward and never stop, that dreams and hope accompany us all our lives.

Thank you very much for reading me.