Hay días en los que una no se salva del mundo, sino de sí misma.
De la voz interna que juzga, del miedo antiguo que se disfraza de lógica,
de la urgencia de ser siempre fuerte y de esa trampa de no necesitar a nadie.
Pero hay otros días,
en los que una aprende a hablarse con la ternura que nunca recibió.
Y empieza a recordar —sin entender cómo—
que el amor también puede ser un acto íntimo,
silencioso,
cotidiano.
✨ Guardé silencio para escucharme
No el silencio que aísla, sino el que me devuelve.
Ese momento sagrado donde apago el mundo y me enciendo a mí.
Donde no hay notificaciones, ni urgencias, ni máscaras.
Solo el pulso de mi respiración recordándome que estoy viva.
En ese silencio aprendí a hacerle espacio a mi intuición.
A dejar que hablara mi cuerpo.
A que mis emociones no se sintieran apuradas.
Y fue ahí, cuando todo afuera se calló,
que me escuché decir por dentro:
no estoy rota, estoy volviendo.
✨ Nombré lo que dolía sin avergonzarme
Porque lo que no se nombra, no se sana.
Porque fui enseñada a callar, a sonreír, a minimizar.
A tragarme las lágrimas con un "no es para tanto".
Pero mi cuerpo sí sabía cuánto dolía.
Hoy me regalo el derecho de decir:
“Esto me duele.” “Esto me atraviesa.” “Esto me rompió.”
Y en vez de cerrarme, me abro.
No para quedarme en la herida,
sino para dejar entrar la luz.
✨ Me hablé con amor (aunque no me creyera al principio)
A veces somos nuestras peores enemigas.
Nos decimos cosas que jamás toleraríamos de otra persona.
Nos juzgamos, nos comparamos, nos reducimos.
Hoy, en cambio, me entreno en hablarme con dulzura.
Me digo cosas que me sostienen:
"Estoy haciendo lo mejor que puedo."
"No tengo que ser perfecta para ser valiosa."
"Soy suficiente, incluso en mis días grises."
Las palabras no solo describen el mundo.
También lo crean.
Y yo elijo crearme con amor.
✨ Abracé mi cuerpo como un hogar, no como una batalla
Mi cuerpo ha sido refugio, trinchera, escudo.
Me ha llevado a lugares que mi mente no podía imaginar.
Pero también ha sido blanco de críticas, vergüenzas y exigencias absurdas.
Hoy lo miro y digo:
“Gracias.”
Gracias por seguir aquí.
Gracias por sostenerme cuando todo temblaba.
Gracias por ser mi casa, incluso cuando yo misma la olvidé.
Abrazarme no es solo un gesto físico.
Es un acto de presencia.
Y de perdón.
✨ Me rodeé de lo que me hacía bien, aunque fuera mínimo
No necesité grandes hazañas para empezar a sanar.
A veces bastó una taza de té caliente,
una canción que me erizara la piel,
una conversación que no doliera,
un lugar donde no tuviera que fingir.
El amor propio también se construye con detalles.
Con esas pequeñas decisiones que dicen:
"Hoy me elijo, aunque sea de a poco."
No te hablo desde el pedestal, sino desde la herida que aprendió a florecer.
Desde los días en que no me encontraba ni en mis propias palabras.
Desde el amor que me costó años entender que merecía.
#unsplash
Si algo de esto te tocó,
es porque hay una parte de vos que también está lista para rescatarse.
No del mundo, no de los otros…
sino de las versiones de vos misma que ya no te representan.
💌 Hoy quiero preguntarte:
¿Cuál de estas formas de rescate te habla más hoy?
¿Y cuál podés empezar a practicar —aunque sea con miedo—?
Si te sentís sola, estás acompañada.
Si te sentís rota, estás en camino.
Si te sentís olvidada, aquí hay una palabra que te recuerda:
vos importás.
Quiero cerrar esta publicación agradeciendo con el alma a @maylink y @yuraimatc por la creación de esta comunidad llamada Green Zone, un espacio hermoso donde lo íntimo, lo consciente y lo natural encuentran refugio y voz. Gracias por invitarme a florecer también aquí.