Un chango llamado Coco que vivía en la selva. Coco era muy travieso y siempre estaba buscando aventuras. Un día, Coco decidió ir a explorar una parte desconocida de la selva sin decirle a nadie.
Mientras se adentraba en la selva, Coco se encontró con un río muy caudaloso. Sin pensarlo dos veces, decidió cruzarlo saltando de rama en rama. Pero, en medio del salto, Coco resbaló y cayó al agua. Afortunadamente, Coco logró nadar hasta la orilla y salir ileso.
Coco aprendió una valiosa lección ese día: no siempre es bueno aventurarse sin pensar en las consecuencias. A veces, es mejor pedir consejo a los demás y tomar decisiones más seguras. Desde ese momento, Coco se volvió más cauteloso y aprendió a valorar la importancia de la prudencia.