The reader o El lector, traducida en América Latina como Secretos de una pasión es una película del 2008, protagonizada por Kate Winslet, Ralph Fiennes y David Kross por la cual Winslet fue galardonada con su primer Oscar a la Mejor Actriz. Debo confesar que la británica es una de mis actrices favoritas y por alguna razón nunca había visto esta cinta que le valió el reconocimiento de la Academia.
La película es realmente conmovedora, técnicamente es simple, no hay mayores audacias en edición, montaje o dirección, el valor está de hecho, en el film mismo y las grandes heridas que puede sanar o abrir. La película se pasea por la moralidad, las definiciones del amor y la certeza de que ningún ser humano es totalmente bueno y totalmente malo, incluso, una misma persona puede ser un ángel para unos y enemigo para otros, pero, ¿Eso lo hace malo?¿Le quita la valía como persona?¿Es merecedora del perdón?¿De una segunda oportunidad?, no lo sé, no son preguntas que voy a contestar en este post, son sólo cuestiones que vienen a mi mente, luego de ver y saborear una película que dice tanto, con tan poco.
Michael es un adolescente quinceañero que en un momento de apremio conoce a una mujer que lo ayuda. Unos meses después, cuando se dispone a agradecerle, Michael se siente atraído por ella y trata de alejarse, sin embargo, vuelve a buscarla e inician una relación clandestina y muy apasionada. La mujer, mucho mayor que él, es parca, solitaria, huraña y autosuficiente, se desenvuelve discretamente en la Alemania de la postguerra (En el lado occidental) y se ve arrastrada por esa pasión primaveral y se entrega a consciencia en una relación que sabe que es inapropiada y que está condenada a finalizar, "el muchacho" como lo llamaba había acariciado su vulnerabilidad y cuando se sentían más unidos (al menos desde el punto de vista del espectador) esta mujer (Hanna) desaparece.
Aunque fue un impacto para Michael, con las múltiples ocupaciones de un adolescente parecía (de nuevo desde la perspectiva del espectador) que todo había quedado atrás y que la aventura de verano pasaría a ser un buen recuerdo. El chico, inició la universidad, ingresando a la escuela de Derecho y la nostalgia lo invadía cuando se negaba, sin decirlo, a iniciar un acercamiento con una chica que se veía claramente interesada en él.
En las prácticas de Derecho deben asistir a un juicio sobre el genocidio Nazi y para sorpresa de Michael, Hanna, se encontraba entre las acusadas. Sentimientos encontrados, tristeza e impotencia invadieron al joven, mientras descubría los supuestos actos atroces que su primer amor había cometido en contra de 300 chicas judías.
Un punto clave en la película se presenta cuando en el juicio se acusa a Hanna de haber planificado todo, haber escrito un reporte sobre la muerte de las 300 mujeres en un incendio. Ella al principio lo niega, pero cuando se le pide que escriba algo para comparar las letras, avergonzada, admite el delito. Michael, por su parte, recuerda que Hanna le pedía que le leyera y que por alguna razón nunca quería leer algo sino que prefería escuchar, por tanto, el muchacho supo de inmediato que estaba aceptando la culpa por vergüenza a admitir que era analfabeta.
Michael nunca dijo nada, un testimonio así, pudo haberla salvado de una pena tan severa. Una vez en la cárcel cumpliendo una pena de por vida Hanna recibió por correo cintas de casette y una grabadora en la que Michael le enviaba libros leídos por él, lo cual fue un aliciente para que la mujer aprendiera por si misma a leer y a escribir.
Luego de 20 años de reclusión, iba a salir en libertad por buena conducta y Michael fue contactado para que fuese su tutor una vez la mujer llegara al mundo exterior, ya que el era el único que parecía interesarse en ella. Michael se había casado, tuvo una hija y se divorció. El día que Hanna saldría de prisión, él fue en su búsqueda para descubrir que se había quitado la vida.
Lo primero, que como espectador me pregunté fue ¿Por qué Hanna esperó 20 años para suicidarse? pudo hacerlo antes y evitar así el encierro y la soledad, pero quizás esperaba una última conversación con Michael, cuando aprendió a escribir, le mandaba al chico notas pidiendo que le respondiera pero la única respuesta que recibía era más libros grabados en cassette. Quizás tenía la esperanza de encontrarse con ese pedacito de su pasado, el bonito, antes de despedirse del mundo.
Otra interrogante que me surgió, Michael se negó a decir la verdad, nunca la fue a visitar, ¿Por qué decidió enviarle cintas con obras literarias grabadas? Pues tal vez porque sabía que ella lo disfrutaba, que era una mujer solitaria y las grabaciones le harían compañía, quizás por culpa, porque su testimonio pudo haberla hecho pagar una pena de 4 años como las mujeres que la inculparon, pero la vergüenza la condenó a al menos 20 o simplemente porque la amaba, y el amor es compasión también.
El amor se manifiesta de mil formas y a veces no hace falta compartirlo para que crezca y se materialice, Hanna marcó al chico y no sólo porque lo inició en la actividad sexual sino porque lo valoraba por lo que era, sabía que era bueno en varias cosas y se lo hacía saber, un muchacho que había vivido acomplejado y a la sombra, supo entonces que el amor era eso y nunca estuvo en sus planes finalizarlo. Son los adultos los que a veces deben tomar esas decisiones amargas.
Una película formidable, que no te dejará indiferente. Si la quieren disfrutar, está en el catálogo de #Netflix.