A love before the womb
"I kind of have seen you before",_ I said as a greeting, shaking his hand, because although we lived in different cities, I thought I might have met him at a party at my friend's house, his cousin, who at that moment was introducing us. He looked at me smiling and said:
"In your dreams",_ he expressed with a certainty that threw me off. But I immediately smiled: I was used to those typical masculine phrases to conquer:
"So, according to you, you are the man of my dreams",_ I played along.
"Not of your dreams. I am the man of your life,” he said with a naughty boyish smile and the assurance of an old man.
That's how I met the first love of my life. That was the beginning of a love story that I have told many times and that does not begin with “once upon a time”.
"What's your birthday?" -I asked because I felt he looked so much like me.
"December 20th,” he said quietly.
"I don't believe you!" -I expressed with some joy, surprise, confusion - I also have a birthday on December 20th! Show me your ID card,” I asked him and he very obediently took out his ID card from his wallet and showed it to me: he was indeed having the same birthday as me.
"You are the only one who doesn't want to accept that I came to this world to love you" - he assured me that first time he began to talk to me with his eyes.
The first time I hugged him, I felt my head fit perfectly on his shoulder, like the one who knows his pillow among a million. I felt happy like the one who has been looking for something and finally finds it, like the one who knows that it is the end of the road and there is someone waiting for him. I was certain that everyone is the dream in someone's head and he was my dream.
"I want you to marry me, ugly!" -he said, putting a ring on my finger. My heart jumped with shock. I didn't expect that, so I didn't know what to say and my body froze. Without ordering my thoughts, I began to say:
"Some birds need to have strong wings, so do butterflies"..... I babbled incoherently.
"Talk to me clearly, Nancy, without metaphors,” he ordered nervously.
"I want to continue studying, to graduate, to travel. I love you, but I want to achieve my goal. You've already achieved yours. Please, give me two years and then we can talk about marriage again,” I expressed naively as if love had time, as if love could be postponed.
"I am 30 years old, Nancy. Believe it or not, these 30 years I've waited for you and I've already waited for you a lot. You must decide,” he forced me. And after a minute that seemed like a thousand years, I took off my ring and gave it to him: I would not give up my dreams.
"I hope we meet in another life and it will be different",_ he told me definitively, _"I hope in that life you don't reject me".
Once I went to a regression session, to a destiny consultation and they told me that I only have one reincarnation left and that in all the lives I have had I have renounced my great love out of selfishness. I hope that in the life I have left, I remember those words. May I in my other life, find that familiar face of my dreams and choose him above all things. May I...
All images are free of charge and the text is my own, translated in Deepl
Thank you for reading and commenting. Until a future reading, friends
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En otra vida
La primera vez que lo vi, tuve la impresión de estar viviendo un dejavu, que aquel rostro lo había visto antes:
_Yo como que te he visto antes -le dije como saludo, estrechando su mano, porque aunque vivíamos en ciudades diferentes, pensé que podía haberlo conocido en una fiesta en casa de mi amiga, su prima, que en ese momento nos presentaba. Él me miró sonreído y me dijo:
_En tus sueños -expresó con una seguridad que me descolocó. Pero inmediatamente sonreí: estaba acostumbrada a esas típicas frases masculinas para conquistar:
_Entonces, según tú, eres el hombre de mis sueños -le seguí el juego.
_De tus sueños no. Soy el hombre de tu vida -expresó con una sonrisa de muchachito travieso y la seguridad de un anciano.
Así fue como conocí al primer amor de mi vida. Así fue que comenzó una historia de amor que he contado muchas veces y que no comienza con "había una vez".
Esta persona, que recién conocía, en pocos días, exactamente 7 días, se convirtió en la persona que había soñado para mí: alto, moreno, inteligente, chistoso, amable y muy divertido:
_¿Qué día cumples años? -pregunté porque sentí que se parecía tanto a mí.
_El 20 de diciembre -dijo tranquilamente.
_¡Mentira! -expresé con algo de alegría, sorpresa, confusión - ¡Yo también cumplo años el 20 de diciembre! Muéstrame tu cédula de identidad -le pedí y él muy obediente, sacó su cédula de la cartera y me la enseñó: efectivamente cumplía años el mismo día que yo.
_Tú eres la única que no quieres aceptar que yo vine a este mundo a quererte - aseguró aquella primera vez que comenzó a hablarme con los ojos.
Fue inevitable enamorarme de él, fue inevitable quitarme la coraza que había construido en mis 22 años de vida y dejarlo entrar, fue inevitable que me hiciera su novia: la primera vez que nos besamos, sentí que mis labios se hinchaban y que desproporcionadamente crecían como una flor carnivora. Sentí que la miel devora, que mi vientre era un cangrejo de mar, que en sus manos tenía todas las páginas que debía escribir: sentí como crecen las mariposas en un estómago y un volcán en todo el cuerpo.
La primera vez que lo abracé, sentí que mi cabeza encajaba perfectamente en su hombro, como el que conoce su almohada entre un millón. Me sentí feliz como aquel que ha buscado algo y finalmente lo encuentra, como el que sabe que es el final del camino y allí hay alguien esperando. Tuve la certeza de que cada quien es el sueño en la cabeza de alguien y él era el sueño mío.
Decir feliz es poco para lo que fui en 8 meses de relación, pero un día, lo que tenía que ser mi felicidad máxima se convirtió en la razón por la que esta historia tampoco termina con un "y vivieron felices para siempre": él me pidió matrimonio.
_¡Quiero que te cases conmigo, fea! -me dijo él poniéndome un anillo en el dedo. Mi corazón brincó de susto. No me esperaba aquello, por lo que no supe que decir y mi cuerpo quedó congelado. Sin ordenar mis ideas, comencé a decir:
_Algunos pájaros necesitan tener alas fuertes, también las mariposas ... Balbuceaba de manera incoherente.
_Háblame claro, Nancy, sin metáforas -ordenó nervioso.
_Quiero seguir estudiando, graduarme, viajar. Te amo, pero quiero lograr mi meta. Ya tú lograste la tuya. Por favor, dame dos años y luego volvemos a hablar de matrimonio -exprese ingenuamente como si el amor tuviera tiempo, como si el amor pudiera posponerse.
_Tengo 30 años, Nancy. Aunque tú no lo creas, estos 30 he esperado por ti y ya te he esperado mucho. Debes decidir -me obligó. Y luego de un minuto que me parecieron mil años, me quité el anillo y se lo entregué: no renunciaría a mis sueños.
Obvio que hubo llanto de parte y parte, obvio que también hubo silencios, que hubo preguntas, afirmaciones, pero de todas esas palabras que nos dijimos ese día, recuerdo:
_Ojalá nos encontremos en otra vida y sea diferente -me dijo él de manera definitiva - Ojalá en esa vida no me rechaces.
Una vez fui a una sesión de regresión familiar, a una consulta del destino y me dijeron que solo me queda una reencarnación y que en todas las vidas que he tenido yo he renunciado a mi gran amor por egoísmo. Ojalá que en la vida que me queda, me acuerde de esas palabras. Ojalá en mi otra vida, encuentre ese rostro conocido de mis sueños y lo escoja a él por encima de todas las cosas. Ojalá...