source
Estoy atrapada en medio de una nube que no se mueve ni se difumina, con una sed que no se sacia, aunque beba litros y litros de agua. Camino y siento que no me muevo, siento miedo aunque detenerme no es opción, a veces siento que continuar no puedo. Y así mismo la asfixia llega al intentar respirar y aun cuando el aire entra por mi nariz, siento que suficiente oxigeno a mis pulmones no llega. Y entonces, cuento con mis dedos los días donde intento todo lo evidente y lo que no es tanto para salir de este estancamiento, pero sigo atorada en el mismo momento. Saltar y caer en el mismo espacio, sin ningún cambio significativo en el lugar. Correr y seguir estacionada en el punto de partida, que calamidad. Estar atrapada en esa pesadilla donde pones todo tu esfuerzo para huir de esa sombra que te persigue pero sigues ahí, no avanzas de área y no parece haber ningún argumento para justificar la falta de movimiento. No avanzas, te sientes atrapada, en un habitación que no tiene puertas pero si paredes de cristal que te muestran lo que hay afuera pero que no puedes tocar.
Oh frustración ese es tu nombre, atrevida, demandante y castigadora que aunque realmente no pueda tocarte puede sentir como tu mano me ahoga. Quiero alejarme de ti pero no se como soltarte porque a veces siento que aún empujándote, hay un efecto rebote que cuanto más fuerza pongo en el esfuerzo con aun más poder arremetes contra mi cuando regresas. Eres una cárcel transparente que pesa, que atrapa y que siempre es despiadada. Hoy me pregunto ¿Cómo me alejo de ti si te siento en cada parte de mi? estoy condenada.
Imagen: Pixabay