Taylor es un personaje misterioso y extraño. No se sabe de donde viene o hacia donde va, pero ni siquiera le importa. Él está muy ocupado intentando sobrevivir a una sociedad que no deja de forzarlo a vivir como no quiere.
«Ella es solo un sueño» pienso al inclinar una cerveza frente a mi rostro.
Mi hermano estaba del otro lado de la mesa con la chica de piel acaramelada. Ellos habían salido juntos toda la semana, y Benito se había estado besando con ella mientras su amiga rubia hacía exactamente lo que yo hacía en ese momento: besarme apasionadamente con una botella de corona.
Mientras tanto, deseaba que la rubia estuviera con nosotros. La verdad, no recordaba su nombre, pero ella me había parecido hermosa. Tenía algo en su mirada que me hacía creer que podía apuñalarme en cualquier instante; pero creo que si lo hubiera hecho, le habría agradecido amablemente.
Lo natural era que a esa hora la rubia y yo hubiéramos cambiado las botellas por los labios del otro, pero ella estaba a un kilómetro de distancia y ya llevaba media hora durmiendo en su cuarto de hotel. Al final, supongo que eso fue lo mejor. Podía sentir como progresivamente me quedaba sin motivación mientras avanzaba la noche.
Las luces de la discoteca empezaban a molestarme. Miro el cigarrillo entre mis dedos y me siento decepcionado de mí mismo, aunque supongo que lo necesito. Me he traicionado varias veces intentando dejarlo, pero a estas alturas no me importa. El mundo entero se me hace irrelevante, pero por alguna razón, me duele que siga girando. Fumar al menos me hace sentir que gira un poco más lento.
En una inoportuna chispa de consciencia, empiezo a reconocer que mi vida había cambiado en un instante. Me siento abrumado por mis propios pensamientos mientras un trago de cerveza comienza a bajar por mi garganta. En ese momento, entiendo que he estado haciendo lo correcto.
—Hey, so tell me about you! —dijo la chica que estaba con Benito, y yo le repliqué preguntándole su nombre: —My name is Kenesha! And you are Taylor, right?
—¡Oye, háblame de ti! —dijo la chica que estaba con Benito, y yo respondí preguntándole su nombre: —¡Me llamo Kenesha! Y tú eres Taylor, ¿verdad?
Asentí con la cabeza. Tomé otro trago y relamí mis labios antes de responder con otra pregunta: —What do you want to know about me?
—Asentí con la cabeza. Tomé otro trago y relamí mis labios antes de responder con otra pregunta: —¿Qué quieres saber de mí?
Kenesha se inclinó sobre la mesa y yo desvíe la mirada de sus pechos completamente desinteresado. Cuando me encontré con su rostro, me di cuenta de que sus ojos eran verdes.
—uh… so you just arrived? —preguntó— Where were you living then?
—uh… ¿entonces acabas de llegar? —preguntó— ¿Dónde vivías entonces?
Mi mente se atoró buscando una respuesta apropiada. Me aferré a mi cigarrillo comprándome tiempo mientras lograba pensar una buena idea. Contuve la respiración durante un compás, escupí humo sobre mi hombro, le devolví la mirada y entonces le dije:
—well, that’s a long story. I don’t want to talk about my breakup… Better let’s talk about you. He told me you are from New York, right?
—bueno, esa es una larga historia. No quiero hablar de mi ruptura… Mejor hablemos de ti. Él me dijo que eres de Nueva York, ¿verdad?
Mientras ella respondía, yo podía escuchar una estruendosa música sobre su voz, pero no lograba distinguir claramente ninguno de los dos sonidos. Solo me quedé mirando como movía su boca y balanceaba su cabeza. Lentamente, empecé a sumergirme más en mis pensamientos mientras pretendía que le prestaba atención.
«Tengo que emborracharme pronto» reflexiono al observar en mi mano una botella vacía. Levanté la cabeza y crucé la mirada con la mesera que cruzaba frente a la mesa. Ella sonrió, se puso las manos en la cintura, y me preguntó:
—Are you taking one more?
—¿Vas a tomar otra?
Tal vez ella es la misma chica que me entregó la primera cerveza, pero no soy capaz de recodar con claridad. Entonces fuerzo una sonrisa y respondo:
—I’m taking a lot more.
—Voy a tomar muchas más.
Ella repitió la pregunta a los demás, y ante su respuesta positiva, se apresuró para traer otra ronda. Yo la vi alejarse mientras iba midiendo el ritmo de su andar, y me pareció que tenía mucha gracia. Luego devolví la mirada a la mesa y seguí fingiendo que escuchaba a Kenesha.
El regreso de la mesera se convirtió en una esperanza mientras me mataba el aburrimiento, y cuando llegó para poner otra cerveza en mis manos y pude sentir su frío con mi pulgar, se me ocurrió preguntarle su nombre.
—Just call me Abby —dijo ella.
—Solo llámame Abby —dijo ella.
—My name is Taylor —repliqué—. Thanks for the beer.
—Mi nombre es Taylor —repliqué—. Gracias por la cerveza.
Para mí era evidente que la chica era bastante atractiva, pero eso no me causaba ninguna emoción. Aquello solo era otra interacción más con una mesera que trata de hacer bien su trabajo. Coquetear suele ser entretenido, pero no estaba seguro de contar con la energía necesaria.
Mientras tanto, yo estaba cada vez más interesado en salir por la puerta de la entrada y respirar aire limpio en un lugar silencioso. No pasaron más de dos minutos antes de que sucumbiera a mi impulso, pero cuando estaba por alcanzar la puerta, sentí una mano en mi hombro. Al darme la vuelta vi que se trataba de Abby.
—Are you already leaving?
—¿Ya te vas?
—Oh… No, no. I’m-uh… I’m just gonna take some air —respondí.
—Oh… No, no. Yo-uh… Yo solo voy a tomar aire —respondí.
—Are you ok? —me preguntó, y solo podía pensar «no, I’m not ok… I’m fucking dead inside».
—¿Estás bien? —me preguntó, y solo podía pensar: «no, no estoy bien… Estoy jodidamente muerto por dentro.
—Oh, yes. Yes. I’m alright. I’m just too tired.
Oh, sí. Sí. Estoy bien. Solo estoy muy cansado.
—How are you already tired?
—¿Cómo es que ya estás cansado?
La respuesta correcta me iba a llevar a una pregunta que no quería responder. Entonces mentí.
—I have been drinking a lot since last night.
—He estado tomando mucho desde anoche.
Ella sonrió y dijo otras cosas que no recuerdo en lo absoluto. Luego se marchó para seguir con su trabajo mientras yo cruzaba la puerta.
Entonces, hice exactamente lo que hace un fumador cuando necesita respirar aire fresco: empecé a fumar, y me odiaba por hacerlo, pero ese debió ser el mejor cigarrillo que jamás haya fumado.
