Inspiración
Al dedicarte mi arte
y cada gota de mi pluma
estoy regalándote, sin duda,
pedacitos de mi alma.
Eres tan mágica, tan bella.
Un colirio imperante
arrebatando mi atención.
Letras como la consecuencia
de amarte de este modo.
Un sentimiento pleno.
Un torrente de afecto.
Cada vez que te pienso
nace un nuevo verso
y otra forma de decirte
lo mucho que te amo.
Tanto escribir es un intento
por darle fuga a mi sentir.
Tantos poemas, tanta pasión…
Una sed inmensurable
por tus labios y tu cuerpo.
Intentos por darle forma
a lo que no tiene definición.
Un solemne agasajo.
Un delicado consuelo.
Nuevo intento
Perdí la cuenta de los días que pasé mirándote desde lejos. Te veía riendo. Te veía feliz. Y yo me complicaba en mis propios pensamientos. Tal vez no estaba a la altura. Tal vez debía ser así. Te encontraba tan hermosa que me sorprendía con cada fotografía. Pero era una foto de ti, solo tú toda espléndida, y otra foto donde estabas con él.
Era fácil predecir que si hubieras estado soltera, hubiera sido una buena idea acercarme a ti. Lo que observaba era tu esencia. Sabía que podíamos congeniar y llegar al punto de amarnos porque tu gracia luce igual a mí.
Pero tu mundo estaba distante, alegre, y ocupado por alguien que representaba mucho más que un quizás en el presente. Me sentí insuficiente. Me sentí innecesario. Lo que quisiera darte ya era tuyo y decidí no molestarte proyectando en ti la duda que deseaba representar.
Me vi obligado a moderar mi interés y a mirar a otro lado. La resignación parecía correcta, pero había en el fondo la necesidad de que fuera todo diferente. Pasaron días, meses y luego un par de años. Durante todo ese tiempo existió una esperanza latente.
Apareciste de repente. Concordamos sin buscarlo. Empecé a conocerte. Empecé a quererte. Y para mi sorpresa te encontrabas en medio de cambios importantes. Ya él no estaba presente, pero lamentabas no tenerle. Y mientras lentamente me encantabas con tu luz tan diferente, no brillabas como debes.
Es evidente que lo que quiero tú también lo quieres. Pero tienes miedo. Estás sanando. Lo que sientes es confuso y has perdido el control. A ti no te gusta amar a medias. No quieres dar lo poco que él dejó, y no puedes dejar de esperar qué él cambie de parecer.
Te entiendo bien. Luego de tanto tiempo a su lado se convirtió en tu único horizonte. Todavía lo amas. Todavía te duele. Es difícil superarlo y no puedo cambiar algo que solo de ti depende. Pero tienes que creerme: vas avanzar, podrás amar de nuevo, porque el tiempo te dará el alivio que mereces.
