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“Hola mamá ¿Cómo estás?”
“Hija que bueno escucharte” dijo la señora mayor con una alegría sincera “Escucha, estoy a punto de salir a pasear por el centro comercial y pensé que tal vez querías salir a pasear y comprar ropa nueva, puedo pasar a buscarte a tu casa ¿Qué dices?”
La joven dejó escapar un suspiro antes de contestarle
“No lo creo mamá. Estoy ocupada con el trabajo y además sabes que no me gusta salir”
Para Catalina no siempre fue fácil salir a la calle a enfrentar un nuevo día. Encontraba excusas para no salir de su casa y hacer hasta la compra más simple mediante servicio de entregas a domicilio, sin importar que fuera más costoso.
A sus 27 años consideraba que ya había pasado el tiempo suficiente exponiéndose a las burlas y las miradas de asco por parte de la sociedad.
Su madre, Jimena, constantemente le pedía que saliera a la calle, que buscará amistades o que por lo menos, saliera para hacer las compras y se ahorrará un dinero
“Hija no puedes seguir escondiéndote. La vida es buena solo si tu quieres verla así, los tiempos están cambiando y la gente puede entender que tu condición no es…”
“No es que yo haya elegido nacer así, mamá” Le interrumpió la joven con tono malhumorado. “La gente no entiende que no me puedo operar y ya estoy cansada de explicarles. Creo que para mi es mejor quedarme en casa, además he logrado mucho más que la gente de mi generación”
“Porque solo vives para trabajar hija. Eso no es sano para ti” Replicó su madre preocupada “Mira esto será rápido, solo quiero tomar un café y vernos en otro sitio que no sea tu casa, ¿no puede cumplirle ese capricho a tu madre?”
Catalina respiró profundo antes de aceptar. Sin embargo, sabía lo que significaba para ella tener que salir a la calle. El día estaba bastante soleado lo que sería malo para ella ya que pasaría mucho calor.
Busco uno de los suéteres con capucha más frescos que pudo encontrar en su armario, junto con un bluejean sencillo y un tapabocas tan ancho que solo se le veían los ojos, los cuales también cubría con unos lentes de sol.
Se paró frente al espejo y cuando terminó de cambiarse comenzó a peinarse, fijándose en la parte deforme de su rostro.
Técnicamente no estaba deformada, era solo que su cráneo había crecido de más, formando un hueso extra, imposible de extraer.
Pexels - Tima Miroshnichenko
Cuando Catalina nació, sus padres se preocuparon muchísimo al ver el gran bulto que sobresalía a un lado de su cabeza. Fueron de doctor tras doctor buscando una respuesta concluyente de que era lo que había sucedido. Finalmente, un experimentado médico dio con la respuesta.
“Su hija tiene una deformación ósea. Mientras su cuerpo se está formando en el embarazo, aparentemente creó mucha de la proteína ósea que al no encontrar lugar, decidió crear una amalgama cerca de su cráneo. Lamentablemente, no es operable. Extraer esa formación ósea supondría un riesgo para su cerebro, por lo que me temo que deberá aprender a vivir con ello”
Jimena estaba muy triste y temerosa de cómo el mundo reaccionaría al ver a su hija. Pero como la gran mayoría de las madres, decidió tragarse su angustia y buscar la mejor manera para apoyar a su hija.
Durante su primera infancia en el kínder, Catalina asistía con gorras y sombreros que su madre modificaba para que cubriera gran parte de su bulto.
Los demás niños veían extraño que solo a Catalina se le permitiera tener gorras en clase por lo que siempre la molestaban quitándosela y burlándose de ella hasta hacerla llorar.
Cuando vino la primaria y hasta casi salir de la preparatoria, Catalina se dejó crecer la pollina para tratar de disimular el bulto, pero de poco servía. Los niños y adolescentes suelen ser muy crueles con todos los que son diferentes.
Los sobrenombres y burlas eran cosa de todos los días. La llamaban extraterrestre, marciana, ovni, doble cerebro y un sinfín de cosas más.
Parecería una exageración, pero la pobre Catalina nunca experimentó una amistad sincera durante todo su periodo estudiantil, mucho menos, una experiencia amorosa.
Solo en la universidad logró hacer una amiga, pero tampoco eran muy unidas, así que luego de terminar la universidad solo mantenían conversaciones cordiales por mensajes.
Para ella fue todo un reto encontrar un trabajo remotamente, pero gracias a que había perfeccionado sus habilidades como programadora, logró un empleo muy bien remunerado que le permitió comprar una casa con tan solo 23 años.
Sin embargo, luego de 5 años trabajando y habiendo logrado su meta de tener una vida en la que no tuviera que salir a la calle, se sentía un poco perdida.
Finalmente, luego de esperar treinta minutos, su madre pasó a recogerla en su auto. Se despidió de su pequeño gato, Pelusa y salió al pasillo. Agradeció que nadie estuviera en el ascensor, pero tuvo un momento incómodo en la puesta de su edificio cuando de las vecinas la vio asustada por sus ropas. Parecía un ladrón
Catalina subió rápidamente al auto y saludó a su madre. Jimena estaba encantada de poder salir con su hija.
“¿No te parece maravilloso disfrutar del sol hija? Necesitas salir a diario solo para tener un poco de vitamina D cariño”
Catalina sentía como las gotas de sudor comenzaban a formarse en su rostro
“Si, no creo que necesite tanta vitamina D mamá”
La alegre mujer la ignoró mientras conducía hasta el centro comercial.
Madre e hija pasaron un grato momento mientras hablaban de las últimas novelas que habían visto, de las noticias del país y de los pormenores del trabajo de su madre.
Pexels -Tim Douglas
Ya habían dado algunas vueltas por el centro comercial cuando de pronto un hombre se fijó en la extraña mujer que se cubría de pies a cabeza. Para la mayoría de las personas, la forma de vestir de Catalina les parecía misteriosa y no se sentían cómodas observándola, pero ese hombre era fotógrafo y se interesó de inmediato en la extraña mujer.
Tomó su cámara y empezó a sacar fotos de ella, a la distancia, cuidando que no se diera cuenta. Cuando tuvo un buen número de fotos se quedó observándolas. Había algo que le llamaba la atención en aquella chica, a pesar de que no veía ni un centímetro de su rostro.
El hombre decidió que ya no podía estar de pie observándola a la distancia, así que se acercó a la mujer con paso seguro
“Disculpe señorita, mi nombres es Sergio Rincón y quiero que disculpe mi atrevimiento, pero le he estado tomando fotos desde hace un rato y permítame decirle que es usted misteriosamente fascinante”
Catalina se quedó petrificada al escuchar las palabras del hombre. No sabía si era algún tipo de broma o si en verdad se trataba de un acosador peligroso. No le respondió nada a aquel hombre y tomó a su madre del brazo lista para huir.
Sergio se lamentó por haber sido tan brusco y comenzó a seguir a las mujeres tratando de explicarse
“Señorita no tome a mal lo que le digo, es solo que usted me parece misteriosamente elegante. Sus movimientos y su forma de vestir son muy llamativos”
Catalina estaba asustada pero sabía que nada bueno saldría de huir, así que le plantó cara al extraño hombre y con la voz más decidida que encontró le dijo
“Me visto de esta manera precisamente para que la gente curiosa como tú no me esté viendo. No se si ya sabes quien soy y buscas hacerme una broma, pero ten presente que podrías estar haciendo mejores cosas que molestarme”
Pexels - Luigie Estrella
El fotógrafo se quedó de piedra al escucha la molesta réplica de la muchacha, pero no iba a dejar que semejante musa se le escapara
Persiguió a las mujeres hasta un ascensor y rápidamente le entregó su tarjeta a la señora Jimena y alcanzó a decirle un breve “Llamame” antes de que las puertas se cerraran.
Una vez en el auto, Catalina comenzó a quejarse con su madre
“¿Ya ves? Es por estas cosas que no quiero salir a la calle. Las personas me molestan, buscan motivos para pararme en la calle y hacerme sentir incómoda ¡Es la última vez que aceptó una salida! Si quieres verme será en mi casa”
Jimena no paró de disculparse con su hija de camino hasta su casa. Dejó a Catalina en la puerta de su edificio y ambas se dieron un abrazo, pero aquello no pudo disminuir la sensación de terrible culpa.
Una vez estuvo en su casa, recordó la tarjeta del misterioso hombre y decidió buscarlo por redes sociales. Se llevó una enorme sorpresa al darse cuenta de que en verdad era un fotógrafo reconocido, el cual había trabajado para diferentes campañas de moda y de acciones benéficas.
Por su parte Catalina estaba decidida a no salir de su casa nunca más. Lloró amargamente mientras Pelusa le hacía compañía.
Unas tres semanas después Jimena llamó a su hija pidiéndole ayuda para transportar unas cajas llenas de ropa vieja. Catalina se negó en redondo diciéndole que para esos trabajos estaba su padre, pero fue tanta la insistencia de la mujer que no tuvo más remedio que aceptar.
Ese día eligió otro conjunto de suéter, pantalón, lentes de sol y tapabocas que la cubrían por completo.
Cuando llegó su madre le dijo con un tono muy serio y decidido
“Mamá, esta es la última vez que saldré de casa. Lo que pasó la vez anterior me altero por completo, así que nada de ir a tomar un helado después de entregar estas cajas. De aquí directo a tu casa o la mía”
La mujer asintió y le dio una sonrisa triste por toda respuesta.
El lugar donde dejarían las cajas de ropa vieja no parecía en absoluto un centro de recolecta para personas pobres. Más bien, un estudio de fotografía.
Catalina no había asimilado lo que sucedía cuando el extraño fotógrafo de la última vez apareció de la nada
Pexeles - Alexander Dummer
“Señorita Catalina, no te asustes por favor. Mi nombre es Sergio Rincón y como te dije la última vez soy fotógrafo. Solo quiero tener una sesión contigo. Tu madre ha traído mucha ropa, puedes posar con la que te sientas más cómoda y por supuesto yo te pagaré, no te preocupes por eso. Es solo que siento mucha curiosidad por ti”
Catalina quería llorar y gritarle a su madre, pero no quería parecer una loca delante de un desconocido que tenía fotos suyas, así que valientemente le preguntó
“¿Cuánto me pagarías?”
“¿1000 dolares esta bien?"
“Esta bien. Es un poco más de salario semanal. No quiero que mi nombre se publique y no me cambiare de ropa”
Al principio la chica estaba muy nerviosa, y no se sentía nada cómoda. Pero Sergio se encargó de que todo fluyera, haciéndola sentir segura y cómoda. Llegado cierto punto, Catalina permitió que le tomara fotos solo con los lentes de sol, mostrando el bulto en su frente.
Con un tono serio Sergio le dijo viéndola a través de su cámara
“Tienes un rostro muy hermoso, no deberías esconderlo”
Aquello fue más de lo que Catalina pudo soportar y puso fin a la sesión cubriéndose por completo de nuevo.
Antes de marcharse el fotógrafo logró que la muchacha le diera su número de teléfono, con la excusa de mandarle las fotos de la sesión. Catalina no lo sabía, pero aquel fue el inicio de su primera y única relación.
Sergio la llenó de confianza y le mostró lo hermosa que podía ser, solo si ella se daba el permiso de reconocerse como tal. Comenzó a asistir a terapia y eso le permitió superar su miedo de salir a la calle y mostrarse al mundo.
Un par de años después Catalina y Sergio ganaron un concurso internacional con una serie de fotografías titulada “Yo y todo lo que soy”
Catalina heard the phone ringing in the kitchen. From the tone, she knew it was her mother calling her and she debated for a few seconds before answering, since she already sensed what her mother would ask her. She finally made up her mind, as she didn't want to be a bad daughter.
"Hi mom how are you?"
"Daughter how nice to hear from you" said the older lady with sincere joy "Listen, I'm about to go out for a walk at the mall and I thought maybe you wanted to go out for a walk and buy some new clothes, can I pick you up at your house What do you say?"
The young woman let out a sigh before answering him
I don't think so, Mom. I'm busy with work and besides, you know I don't like going out".
For Catalina it was not always easy to go out to face a new day. She would find excuses not to leave her house and do even the simplest shopping with a home delivery service, no matter how much more expensive it was.
At 27 years old, he felt he had spent enough time exposing himself to the ridicule and looks of disgust from society.
Her mother, Jimena, constantly asked her to go out on the streets, to make friends or at least go shopping and save some money.
Daughter, you can't keep hiding. Life is good only if you want to see it that way, times are changing and people can understand that your condition is not..."
"It's not that I chose to be born this way, mom" the young girl interrupted her in a sulky tone. "People don't understand that I can't have surgery and I'm tired of explaining to them. I think it's better for me to stay at home, besides, I've accomplished much more than people of my generation."
*Because you only live to work, daughter. That's not healthy for you" Replied her mother worried "Look this will be quick, I just want to have a coffee and meet somewhere other than your house, can't you fulfill your mother's whim?"
Catalina took a deep breath before agreeing. However, she knew what it meant for her to have to go outside. The day was quite sunny which would be bad for her as she would be too hot.
She reached for one of the coolest hooded sweaters she could find in her closet, along with a plain bluejean and a loincloth so wide that only her eyes were showing, which she also covered with sunglasses.
She stood in front of the mirror and when she finished changing she began to comb her hair, noticing the deformed part of her face.
Technically she wasn't deformed, it was just that her skull had overgrown, forming an extra bone, impossible to remove.
Pexels - Tima Miroshnichenko
When Catalina was born, her parents became very concerned when they saw the large lump protruding from the side of her head. They went from doctor to doctor looking for a conclusive answer as to what had happened. Finally, an experienced doctor came up with the answer.
Your daughter has a bone deformity. While her body is forming in pregnancy, it apparently created so much of the bone protein that when it found no place, it decided to create an amalgam near her skull. Unfortunately, it is not operable. Removing that bone formation would pose a risk to her brain, so I'm afraid she will have to learn to live with it".
Jimena was very sad and fearful of how the world would react to seeing her daughter. But like most mothers, she decided to swallow her anguish and find the best way to support her daughter.
During her early childhood in kindergarten, Catalina attended with caps and hats that her mother modified to cover much of her bump.
The other children found it strange that only Catalina was allowed to wear hats in class, so they would always tease her by taking them off and making fun of her until she cried.
When she was in elementary school and almost out of high school, Catalina let her hair grow to try to hide the bulge, but it was of little use. Children and adolescents tend to be very cruel to those who are different.
Nicknames and taunts were a daily occurrence. She was called alien, Martian, UFO, double brain and a host of other things.
It may seem an exaggeration, but poor Catalina never experienced a sincere friendship during her entire student period, much less a love experience.
Only in college she managed to make a friend, but they were not very close either, so after finishing college they only maintained cordial conversations through messages.
It was a challenge for her to find a job remotely, but thanks to the fact that she had perfected her skills as a programmer, she managed to get a very well paid job that allowed her to buy a house at the age of 23.
However, after 5 years of working and having achieved her goal of having a life where she didn't have to go out on the streets, she felt a little lost.
Finally, after waiting thirty minutes, her mother came to pick her up in her car. She said goodbye to her little cat, Fluffy, and went out into the hallway. She was thankful that no one was in the elevator, but she had an awkward moment in the lobby of her building when the neighbors saw her scared out of her clothes. She looked like a burglar
Catalina quickly got into the car and greeted her mother. Jimena was delighted to be able to go out with her daughter.
"Don't you think it's wonderful to enjoy the sunshine daughter? You need to go out every day just to get a little vitamin D, honey.
Catalina could feel the beads of sweat starting to form on her face.
Yes, I don't think I need that much vitamin D mom.
The cheerful woman ignored her as she drove to the mall.
Mother and daughter had a pleasant time as they talked about the latest soap operas they had seen, the news of the country and the ins and outs of her mother's job.
Pexels -Tim Douglas
They had already walked around the mall a few times when suddenly a man noticed the strange woman who was covered from head to toe. To most people, Catalina's manner of dress seemed mysterious and they didn't feel comfortable watching her, but this man was a photographer and he took an immediate interest in the strange woman.
He took his camera and began to take pictures of her, from a distance, taking care not to be noticed. When he had a good number of photos, he kept looking at them. There was something that caught his attention in that girl, even though he could not see an inch of her face.
The man decided that he could no longer stand watching her from a distance, so he approached the woman with a confident step.
Excuse me miss, my name is Sergio Rincón and I want you to excuse my boldness, but I have been taking pictures of you for a while now and let me tell you that you are mysteriously fascinating"
Catalina was petrified when she heard the man's words. She didn't know if it was some kind of joke or if he was really a dangerous stalker. She said nothing back to the man and grabbed her mother's arm ready to run away.
Sergio regretted having been so abrupt and began to follow the women trying to explain himself.
I don't want you to take what I say the wrong way, it's just that you seem mysteriously elegant to me. Your movements and the way you dress are very striking".
Catalina was scared but she knew that nothing good would come out of running away, so she faced the strange man and with the most determined voice she could find she told him
I dress this way precisely so that curious people like you don't see me. I don't know if you already know who I am and are looking for a joke, but keep in mind that you could be doing better things than bothering me"
Pexels - Luigie Estrella
The photographer was stunned to hear the girl's annoyed retort, but he wasn't about to let such a muse escape him.
He chased the women to an elevator and quickly handed his card to Ms. Jimena and managed a brief "Call me" before the doors closed.
Once in the car, Catalina began to complain to her mother.
You see? It's because of these things that I don't want to go out on the street. People bother me, they look for reasons to stop me in the street and make me feel uncomfortable. It's the last time she accepted an outing! If you want to see me, it will be at my house
Jimena kept apologizing to her daughter on the way home. She left Catalina at the door of her building and the two gave each other a hug, but that could not diminish the feeling of terrible guilt.
Once she was home, she remembered the card of the mysterious man and decided to look him up on social networks. She was surprised to find out that he was in fact a well-known photographer who had worked for several fashion and charity campaigns.
Catalina was determined not to leave her house ever again. She wept bitterly while Pelusa kept her company.
About three weeks later Jimena called her daughter asking for help to transport some boxes full of old clothes. Catalina flatly refused, telling her that her father was for those jobs, but she insisted so much that she had no choice but to accept.
That day she chose another set of sweater, pants, sunglasses and moccasins that covered her completely.
When her mother arrived, she told her in a very serious and determined tone
"Mom, this is the last time I'm going out of the house. What happened last time upset me completely, so no ice cream after delivering these boxes. From here straight to your house or mine".
The woman nodded and gave him a sad smile for all her answers.
The place where they would drop off the boxes of old clothes didn't look like a collection center for poor people at all. More like a photography studio.
Catalina had not assimilated what was happening when the strange photographer from the last time appeared out of nowhere.
Pexeles - Alexander Dummer
Miss Catalina, please don't be scared. My name is Sergio Rincon and as I told you last time I am a photographer. I just want to have a session with you. Your mother has brought a lot of clothes, you can pose with the one you feel more comfortable with and of course I will pay you, don't worry about that. It's just that I'm very curious about you".
Catalina wanted to cry and scream at her mother, but she didn't want to look crazy in front of a stranger who had pictures of her, so she bravely asked her mother.
How much would you pay me?
"Is $1,000 okay? "
"That's okay. It's a little more than a weekly salary. I don't want my name published and I won't change my clothes".
At first the girl was very nervous, and did not feel comfortable at all. But Sergio made sure that everything flowed, making her feel safe and comfortable. At a certain point, Catalina allowed him to take pictures of her with only her sunglasses on, showing the bulge on her forehead.
With a serious tone Sergio told her, looking at her through his camera
You have a beautiful face, you shouldn't hide it"
That was more than Catalina could bear and she ended the session by covering herself completely again.
Before leaving, the photographer got the girl to give him her phone number, with the excuse of sending him the photos of the session. Catalina didn't know it, but that was the beginning of their first and only relationship.
Sergio filled her with confidence and showed her how beautiful she could be, only if she gave herself permission to recognize herself as such. She began to attend therapy and that allowed her to overcome her fear of going out and showing herself to the world.
A couple of years later Catalina and Sergio won an international contest with a series of photographs entitled "Me and all that I am".
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