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Tiempos violentos en silencio estos que vivimos. Nunca habíamos estado en tanta incertidumbre, sobre todo porque siempre pensamos que los malos tiempos son los que nuestros antepasados vivieron, y no los que se avecinan. La ola de indiferencia, solo se compara con la ola de calor, y nuestra vista puesta a un lado es la orden del día.
Todo un éxtasis el que viven los acérrimos fanáticos del hombre barbudo que era profeta, ese que llaman Nostradamus, y los que se decantan por lo que Baba Vanga dijo hace unos años, y parece que le está atinando sin problemas.
¿Qué podemos esperar ahora? Son tiempos de cambio que ya no podemos controlar, mientras los hombrecillos de corbata se dan la mano frente a las cámaras en un alto al fuego, pero fuera de ellas se demuestran amor con proyectiles, porque lo que más importa es el poder. Pero no hay poder que valga sin gente que lo respalde.
Las cosas no han salido como esperábamos, y eso se lo debo a la soberbia de quienes toman las decisiones, que al verse empañados por tantas incoherencias, terminan afectando a todo el mundo.
Pero no pasa nada, el mundo virtual llegó para distraernos un poco, tanto así que gracias a él, pudimos redefinir todo lo que entendíamos de la economía, haciéndola más globalizada. No todo puede ser malo en estos paraísos adversos.
Al menos ya tendremos algo para distraernos, y es que en muy poco tiempo, la pasión por el deporte nos reunirá nuevamente con esos bonitos partidos de fútbol que a todos les encanta. Soy más fan del baloncesto o del beisbol, pero esto es un evento sin precedentes.
Hemos madurado y evolucionado, cada día vemos líderes nuevos, pero los viejos se aferran como pueden a las realidades que vivían anteriormente.
En fin, quiero dejar constancia de esto para futuras generaciones, a ver si así toman conciencia y evitan seguir cometiendo los mismo errores.
John Doe, Enero de 2038