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Son menos lunas las que llevo ya sin ti, de las que si pude sentir tu presencia, y sin embargo el dolor sigue siendo inmenso. No puedo olvidar las cosas buenas, ni las cosas malas de ti, que me recuerdan que aunque fuiste un ángel para mí, también eras humana, con defectos e imperfecciones.
Tantas lecciones aprendidas, y tantos abrazos acumulados, que si pudiera de alguna forma viajar en el tiempo y guardarlos en una botella, las tomaría cada segundo posible.
El apoyo nunca faltó, y mucho menos el amor, que en ti conseguía infinito porque jamás debía faltar en nuestro pequeño espacio que tu transformaste en hogar. Y aunque 1000 vidas no me alcancen para agradecer por todo tu amor recibido, prometo esforzarme en esta para honrar tu nombre con todo el respeto que mereces.
Seguiré cometiendo errores, eso no lo cambiaré, pero si pretenderé aprender de ellos como tu quisieras que lo hiciera, porque ante todo, siempre hay que seguir avanzando.
Tu esencia aún vive en mí, porque soy producto del gran trabajo que hiciste, por eso quiero tener tu legado puesto en lo más alto, para que en ese lugar de paz donde te encuentras ahora, puedas visualizar todo lo que lograré.
Perdóname por no ser mejor. se que necesito aprender más cosas, pero te prometo que a mi ritmo algún día lo lograré, para que puedas ver el fruto de nuestras desveladas.
Te agradezco esas noches que como un guardián velaste por mi bienestar, porque gracias a eso hoy estoy escribiendo estás líneas, y aunque no estoy en mi mejor momento, te la dedico con todo mi corazón.
Gracias por pasar por mi vida, y dejar esa huella que nunca se borrará.
