
Let's reflect on the historical fact that bears the name of our Liberator on the national currency. Before the creation of the bolívar in 1879, Venezuela used various forms of currency that reflected our colonial status: the Spanish real, the peso, foreign currencies, and even barter in some regions. These monetary systems lacked a distinct national identity, representing rather our economic dependence on the Spanish empire, distancing us from our status as, recently, a free and independent country.
The creation of the bolívar as our national currency marked a milestone in our economic sovereignty, establishing for the first time a separate currency named after the father of the nation. The bolívar has witnessed our economic history, from its period of stability and strength during the 20th century to its dramatic devaluation in recent decades. Today, with the digital bolívar, we see how this name has persisted through technological and economic changes. However, paraphrasing Renny Otolina, we must ask ourselves: Is it fair that the name of our Father of the Nation be associated with inflation, devaluation, and the Venezuelan economic crisis?
Bolívar represents values far higher than the fluctuations of our currency: prosperity, freedom, Latin American integration, and social justice. Let's make a revealing analogy: Imagine if George Washington's name in the United States were associated with a hyper-devalued currency, or if San Martín's name in Argentina were associated with a currency in permanent crisis. It would be considered disrespectful to his legacy. Likewise, keeping Bolívar's name on our battered currency seems more like an act of resignation than honor.
The creation of the bolívar as our national currency marked a milestone in our economic sovereignty, establishing for the first time a separate currency named after the father of the nation. The bolívar has witnessed our economic history, from its period of stability and strength during the 20th century to its dramatic devaluation in recent decades. Today, with the digital bolívar, we see how this name has persisted through technological and economic changes. However, paraphrasing Renny Otolina, we must ask ourselves: Is it fair that the name of our Father of the Nation be associated with inflation, devaluation, and the Venezuelan economic crisis?
Bolívar represents values far higher than the fluctuations of our currency: prosperity, freedom, Latin American integration, and social justice. Let's make a revealing analogy: Imagine if George Washington's name in the United States were associated with a hyper-devalued currency, or if San Martín's name in Argentina were associated with a currency in permanent crisis. It would be considered disrespectful to his legacy. Likewise, keeping Bolívar's name on our battered currency seems more like an act of resignation than honor.
Reflexionemos sobre el hecho histórico que carga el nombre de nuestro Libertador en la moneda nacional. Antes de la creación del bolívar, en 1879, Venezuela utilizaba diversas formas de dinero que reflejaban nuestra condición colonial: El real español, el peso, las monedas extranjeras y hasta el trueque en algunas regiones. Estos sistemas monetarios carecían de identidad nacional propia, representando más bien nuestra dependencia económica del imperio español; alejándonos de la condición de ser, recientemente, un país libre e independiente.
La creación del bolívar como moneda nacional marcó un hito en nuestra soberanía económica, estableciendo por primera vez una divisa propia que llevaba el nombre del padre de la patria. El bolívar ha sido testigo de nuestra historia económica, desde su época de estabilidad y fortaleza durante el siglo XX hasta su dramática devaluación en las últimas décadas. Hoy, con el bolívar digital, vemos cómo este nombre ha persistido a través de los cambios tecnológicos y económicos. Sin embargo, parafraseando a Renny Otolina, debemos preguntarnos: ¿Es justo que el nombre de nuestro Padre de la Patria esté asociado a la inflación, la devaluación y las crisis económicas venezolanas?
Bolívar representa valores mucho más elevados que los vaivenes de nuestra moneda: prosperidad, libertad, integración latinoamericana y justicia social. Hagamos una analogía reveladora: Imaginen que el nombre de George Washington en Estados Unidos estuviera asociado a una moneda hiperdevaluada, o que el de San Martín en Argentina nombrara una divisa en crisis permanente. Sería considerado una falta de respeto a su legado. De igual forma, mantener el nombre de Bolívar en nuestra maltrecha moneda parece más un acto de resignación que de honor.
La creación del bolívar como moneda nacional marcó un hito en nuestra soberanía económica, estableciendo por primera vez una divisa propia que llevaba el nombre del padre de la patria. El bolívar ha sido testigo de nuestra historia económica, desde su época de estabilidad y fortaleza durante el siglo XX hasta su dramática devaluación en las últimas décadas. Hoy, con el bolívar digital, vemos cómo este nombre ha persistido a través de los cambios tecnológicos y económicos. Sin embargo, parafraseando a Renny Otolina, debemos preguntarnos: ¿Es justo que el nombre de nuestro Padre de la Patria esté asociado a la inflación, la devaluación y las crisis económicas venezolanas?
Bolívar representa valores mucho más elevados que los vaivenes de nuestra moneda: prosperidad, libertad, integración latinoamericana y justicia social. Hagamos una analogía reveladora: Imaginen que el nombre de George Washington en Estados Unidos estuviera asociado a una moneda hiperdevaluada, o que el de San Martín en Argentina nombrara una divisa en crisis permanente. Sería considerado una falta de respeto a su legado. De igual forma, mantener el nombre de Bolívar en nuestra maltrecha moneda parece más un acto de resignación que de honor.

The Liberator deserves to be remembered in monuments, in our laws, in classrooms, not in banknotes that lose value to the point that the paper they are made of is worth more than their intrinsic value itself.
Bolivarian thought far transcends any political or partisan ideology. Reducing Bolívar to a monetary symbol is to minimize his extraordinary philosophical and political legacy. His vision of public education, republican morality, and Latin American integration remain relevant today more than ever. The true Bolivarian revolution is not in the name of a currency, but in applying its principles of justice, equity, and sovereignty. Bolívar dreamed of an educated homeland, not a homeland where his name is mechanically repeated in economic transactions.
In the educational sphere, Bolívar's figure should inspire our education systems, not decorate banknotes with distorted images of him. His ideas about the importance of popular education, expressed in the Chuquisaca Decree of 1825, where he declared that "nations march toward the end of their greatness with the same pace as their education," are far more valuable than any monetary reference. A country that truly honors Bolívar would invest in quality schools that train critical citizens, and in this case, the true investment and use of the bolívar with economic value would be necessary, despite the objections to its name.
Bolivarian thought far transcends any political or partisan ideology. Reducing Bolívar to a monetary symbol is to minimize his extraordinary philosophical and political legacy. His vision of public education, republican morality, and Latin American integration remain relevant today more than ever. The true Bolivarian revolution is not in the name of a currency, but in applying its principles of justice, equity, and sovereignty. Bolívar dreamed of an educated homeland, not a homeland where his name is mechanically repeated in economic transactions.
In the educational sphere, Bolívar's figure should inspire our education systems, not decorate banknotes with distorted images of him. His ideas about the importance of popular education, expressed in the Chuquisaca Decree of 1825, where he declared that "nations march toward the end of their greatness with the same pace as their education," are far more valuable than any monetary reference. A country that truly honors Bolívar would invest in quality schools that train critical citizens, and in this case, the true investment and use of the bolívar with economic value would be necessary, despite the objections to its name.
El Libertador merece ser recordado en monumentos, en nuestras leyes, en las aulas de clase, no en billetes que pierden valor al punto que vale más el papel del que está hecho que su valor intrínseco en sí.
El pensamiento bolivariano trasciende con creces cualquier ideología política o partidista. Reducir a Bolívar a un símbolo monetario es minimizar su extraordinario legado filosófico y político. Su visión sobre educación pública, moral republicana e integración latinoamericana siguen siendo relevantes hoy más que nunca. La verdadera revolución bolivariana no está en el nombre de una moneda, sino en aplicar sus principios de justicia, equidad y soberanía. Bolívar soñó con una patria educada, no con una patria donde su nombre se repita mecánicamente en transacciones económicas.
En el ámbito educativo, la figura de Bolívar debería inspirar nuestros sistemas de enseñanza, no decorar billetes con imágenes distorsionadas de su figura. Sus ideas sobre la importancia de la educación popular, expresadas en el Decreto de Chuquisaca de 1825, donde declaraba que: "las naciones marchan hacia el término de su grandeza con el mismo paso que camina su educación", son mucho más valiosas que cualquier referencia monetaria. Un país que realmente honre a Bolívar invertiría en escuelas de calidad que formen ciudadanos críticos, y pues en este caso, se necesitaría la verdadera inversión y uso del bolívar con valor económico, a pesar de las objeciones de su nombre.
El pensamiento bolivariano trasciende con creces cualquier ideología política o partidista. Reducir a Bolívar a un símbolo monetario es minimizar su extraordinario legado filosófico y político. Su visión sobre educación pública, moral republicana e integración latinoamericana siguen siendo relevantes hoy más que nunca. La verdadera revolución bolivariana no está en el nombre de una moneda, sino en aplicar sus principios de justicia, equidad y soberanía. Bolívar soñó con una patria educada, no con una patria donde su nombre se repita mecánicamente en transacciones económicas.
En el ámbito educativo, la figura de Bolívar debería inspirar nuestros sistemas de enseñanza, no decorar billetes con imágenes distorsionadas de su figura. Sus ideas sobre la importancia de la educación popular, expresadas en el Decreto de Chuquisaca de 1825, donde declaraba que: "las naciones marchan hacia el término de su grandeza con el mismo paso que camina su educación", son mucho más valiosas que cualquier referencia monetaria. Un país que realmente honre a Bolívar invertiría en escuelas de calidad que formen ciudadanos críticos, y pues en este caso, se necesitaría la verdadera inversión y uso del bolívar con valor económico, a pesar de las objeciones de su nombre.

From an economic perspective, we observe that many nations have wisely separated their national symbols from their monetary instruments. The United States displays its national heroes on its banknotes, but its monetary value is stable and is called the "dollar." The European Union opted for the euro, a neutral name that does not carry historical connotations. Japan maintains the yen, a name that does not compromise its national heroes. Venezuela could learn from these examples, reserving the name Bolívar for institutions of greater prestige and national significance.
The future of Bolivarian thought is not tied to a currency, but to the ability to reinterpret its principles in the contemporary world. In the digital age, Bolívar could symbolize technological sovereignty, Latin American integration in scientific innovation, or the fight against new forms of foreign colonialism. His name should inspire centers of academic excellence, sustainable development projects, or international cooperation initiatives, not serve as a label for a depreciating currency.
The separation between homeland and political party is crucial in this analysis. Bolívar belongs to all Venezuelans, not to a specific political sector. His thought is a national heritage, not a partisan banner. By freeing his name from monetary burdens, we also free it from misappropriation and return it to the people in its historical purity. A true revaluation of Bolívar implies studying him in depth, debating his ideas, and creatively applying them to our current times.
The future of Bolivarian thought is not tied to a currency, but to the ability to reinterpret its principles in the contemporary world. In the digital age, Bolívar could symbolize technological sovereignty, Latin American integration in scientific innovation, or the fight against new forms of foreign colonialism. His name should inspire centers of academic excellence, sustainable development projects, or international cooperation initiatives, not serve as a label for a depreciating currency.
The separation between homeland and political party is crucial in this analysis. Bolívar belongs to all Venezuelans, not to a specific political sector. His thought is a national heritage, not a partisan banner. By freeing his name from monetary burdens, we also free it from misappropriation and return it to the people in its historical purity. A true revaluation of Bolívar implies studying him in depth, debating his ideas, and creatively applying them to our current times.
Desde la perspectiva económica observamos que muchas naciones han separado sabiamente sus símbolos patrios de sus instrumentos monetarios. Estados Unidos tiene a sus próceres en los billetes, pero su valor monetario es estable y es llamado “dólar” La Unión Europea optó por el euro, un nombre neutral que no carga con connotaciones históricas. Japón mantiene el yen, una denominación que no compromete a sus próceres. Venezuela podría aprender de estos ejemplos, reservando el nombre de Bolívar para instituciones de mayor prestigio y significado nacional.
El futuro del pensamiento bolivariano no está atado a una moneda, sino a la capacidad de reinterpretar sus principios en el mundo contemporáneo. En la era digital, Bolívar podría simbolizar la soberanía tecnológica, la integración latinoamericana en innovación científica o la lucha contra las nuevas formas de colonialismo foráneo. Su nombre debería inspirar centros de excelencia académica, proyectos de desarrollo sostenible o iniciativas de cooperación internacional, no servir de etiqueta a una divisa en depreciación.
La separación entre patria y partido político es crucial en este análisis. Bolívar pertenece a todos los venezolanos, no a un sector político específico. Su pensamiento es patrimonio nacional, no bandera partidista. Al liberar su nombre de la carga monetaria, lo liberamos también de apropiaciones indebidas y lo devolvemos al pueblo en su pureza histórica. Una verdadera revalorización de Bolívar implica estudiarlo en profundidad, debatir sus ideas y aplicarlas creativamente a nuestra actualidad.
El futuro del pensamiento bolivariano no está atado a una moneda, sino a la capacidad de reinterpretar sus principios en el mundo contemporáneo. En la era digital, Bolívar podría simbolizar la soberanía tecnológica, la integración latinoamericana en innovación científica o la lucha contra las nuevas formas de colonialismo foráneo. Su nombre debería inspirar centros de excelencia académica, proyectos de desarrollo sostenible o iniciativas de cooperación internacional, no servir de etiqueta a una divisa en depreciación.
La separación entre patria y partido político es crucial en este análisis. Bolívar pertenece a todos los venezolanos, no a un sector político específico. Su pensamiento es patrimonio nacional, no bandera partidista. Al liberar su nombre de la carga monetaria, lo liberamos también de apropiaciones indebidas y lo devolvemos al pueblo en su pureza histórica. Una verdadera revalorización de Bolívar implica estudiarlo en profundidad, debatir sus ideas y aplicarlas creativamente a nuestra actualidad.

Bolivarian morals and ethics, so necessary to our national development, are tarnished when we associate his name with questionable economic practices. Bolívar spoke of "morality and enlightenment" as pillars of the republic, not of monetary speculation and corruption. Our challenge is to rescue his fundamental values: honesty in public administration, social solidarity, and a strategic vision for national development. These principles are incompatible with the continued degradation of a currency that bears his name.
We propose a new approach: honoring Bolívar by creating institutions that embody his ideals. A Bolivarian school, high school, or university of true academic excellence, a national system of Bolivarian printing presses and libraries, and a Bolívar Prize for Scientific Merit would have much more meaning than keeping his name on banknotes. In this way, we would turn his legacy into an engine of real progress, because his thinking transcends the mere decorative aspect of a battered monetary cone.
Bolivarian thinking for the future must be dynamic and adaptive. In a world of artificial intelligence, climate change, and globalization, the principles of unity, sovereignty, and social justice that Bolívar championed take on new dimensions. Our debt to his memory is not repaid by repeating his name on a purchase, but by building the prosperous and just country he envisioned.
The transition to a new monetary denomination could be the best way to rescue Bolívar's true meaning for new generations. By freeing his name from the negative burden associated with currency, we would restore his historical dignity.
The best tribute we can pay to the Liberator is to deeply study his life, work, values, thoughts, and philosophy, applying his principles to our current challenges and reserving his name for the highest expressions of our national identity. Venezuela needs to detach the sacred name of Bolívar from monetary fluctuations and elevate it to the place it deserves in our historical memory. Only in this way will we properly honor the man whose vision transcended his time and whose ideals continue to illuminate our path as a free nation. Until next time. God bless you always…
We propose a new approach: honoring Bolívar by creating institutions that embody his ideals. A Bolivarian school, high school, or university of true academic excellence, a national system of Bolivarian printing presses and libraries, and a Bolívar Prize for Scientific Merit would have much more meaning than keeping his name on banknotes. In this way, we would turn his legacy into an engine of real progress, because his thinking transcends the mere decorative aspect of a battered monetary cone.
Bolivarian thinking for the future must be dynamic and adaptive. In a world of artificial intelligence, climate change, and globalization, the principles of unity, sovereignty, and social justice that Bolívar championed take on new dimensions. Our debt to his memory is not repaid by repeating his name on a purchase, but by building the prosperous and just country he envisioned.
The transition to a new monetary denomination could be the best way to rescue Bolívar's true meaning for new generations. By freeing his name from the negative burden associated with currency, we would restore his historical dignity.
The best tribute we can pay to the Liberator is to deeply study his life, work, values, thoughts, and philosophy, applying his principles to our current challenges and reserving his name for the highest expressions of our national identity. Venezuela needs to detach the sacred name of Bolívar from monetary fluctuations and elevate it to the place it deserves in our historical memory. Only in this way will we properly honor the man whose vision transcended his time and whose ideals continue to illuminate our path as a free nation. Until next time. God bless you always…
La moral y la ética bolivariana, tan necesarias en nuestro desarrollo nacional, se ven empañadas cuando asociamos su nombre a prácticas económicas cuestionables. Bolívar hablaba de "moral y luces" como pilares de la república, no de especulación y corrupción monetaria. Nuestro desafío es rescatar sus valores fundamentales: honestidad en la gestión pública, solidaridad social y visión estratégica para el desarrollo nacional. Estos principios son incompatibles con la degradación continua de una moneda que lleva su nombre.
Proponemos un nuevo enfoque: honrar a Bolívar mediante la creación de instituciones que encarnen sus ideales. Una Escuela, un Liceo o una Universidad Bolivariana de verdadera excelencia académica, un Sistema Nacional de Imprentas y Bibliotecas Bolivarianas, un Premio Bolívar al Mérito Científico tendrían mucho más significado que mantener su nombre en billetes. Así convertiríamos su legado en motor de progreso real porque su pensamiento trasciende más allá de lo meramente decorativo de un cono monetario tan golpeado.
El pensamiento bolivariano del futuro debe ser dinámico y adaptativo. En un mundo de inteligencia artificial, cambio climático y globalización, los principios de unidad, soberanía y justicia social que defendió Bolívar adquieren nuevas dimensiones. Nuestra deuda con su memoria no se paga repitiendo su nombre en una compra, sino construyendo el país próspero y justo que él vislumbró.
La transición hacia una nueva denominación monetaria podría ser, la mejor forma de rescatar el verdadero significado de Bolívar para las nuevas generaciones. Al liberar su nombre de la carga negativa asociada a la moneda, le devolveríamos su dignidad histórica.
El mejor homenaje que podemos hacer al Libertador es estudiar profundamente su vida, obra, valores, pensamientos y filosofía, aplicando sus principios a nuestros desafíos actuales y reservar su nombre para las más altas expresiones de nuestra identidad nacional. Venezuela necesita desvincular el sagrado nombre de Bolívar de los vaivenes monetarios y elevarlo al lugar que merece en nuestra memoria histórica. Solo así honraremos debidamente al hombre cuya visión trascendió su época y cuyos ideales siguen iluminando nuestro camino como nación libre. Hasta la próxima. Dios les bendiga siempre…
Proponemos un nuevo enfoque: honrar a Bolívar mediante la creación de instituciones que encarnen sus ideales. Una Escuela, un Liceo o una Universidad Bolivariana de verdadera excelencia académica, un Sistema Nacional de Imprentas y Bibliotecas Bolivarianas, un Premio Bolívar al Mérito Científico tendrían mucho más significado que mantener su nombre en billetes. Así convertiríamos su legado en motor de progreso real porque su pensamiento trasciende más allá de lo meramente decorativo de un cono monetario tan golpeado.
El pensamiento bolivariano del futuro debe ser dinámico y adaptativo. En un mundo de inteligencia artificial, cambio climático y globalización, los principios de unidad, soberanía y justicia social que defendió Bolívar adquieren nuevas dimensiones. Nuestra deuda con su memoria no se paga repitiendo su nombre en una compra, sino construyendo el país próspero y justo que él vislumbró.
La transición hacia una nueva denominación monetaria podría ser, la mejor forma de rescatar el verdadero significado de Bolívar para las nuevas generaciones. Al liberar su nombre de la carga negativa asociada a la moneda, le devolveríamos su dignidad histórica.
El mejor homenaje que podemos hacer al Libertador es estudiar profundamente su vida, obra, valores, pensamientos y filosofía, aplicando sus principios a nuestros desafíos actuales y reservar su nombre para las más altas expresiones de nuestra identidad nacional. Venezuela necesita desvincular el sagrado nombre de Bolívar de los vaivenes monetarios y elevarlo al lugar que merece en nuestra memoria histórica. Solo así honraremos debidamente al hombre cuya visión trascendió su época y cuyos ideales siguen iluminando nuestro camino como nación libre. Hasta la próxima. Dios les bendiga siempre…

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English is not my native language, therefore, I may have grammatical errors, for this I used the translator: https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=traductor .. God bless you ...
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El inglés idioma no es mi idioma nativo, por lo tanto, puedo tener errores gramaticales, para ello usé el traductor: https://www.google.com/search?client=firefox-b-d&q=traductor .. Dios les bendiga...
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