Muy buenos días y feliz año nuevo a todas las personas que leen esta publicación. Como cada año, he mantenido el ejercicio de realizar un balance y algunas orientaciones para el año nuevo. Este año quiero que se mantenga igual, sobre todo por un ejercicio existencial, por decirlo de alguna manera. En efecto, nos deseamos feliz año, pero es un deseo. ¿Pero de qué depende que este deseo se haga realidad? De cada uno de nosotros. El año será feliz si cada uno se implica para que esto sea una realidad, pero esta felicidad necesita una guía u orientaciones. Es por eso que me dispongo a compartir un breve balance de los propósitos generales que me hice en el 2024 y, desde allí, una proyección para el 2025.
Hay que resaltar y acotar que se trata de propósitos generales y que la vida no la tenemos en una bola de cristal. Hay cosas que no podemos prever, y debemos ser flexibles y estar dispuestos a cualquier tipo de cambio que haya que realizar, siempre y cuando sea pertinente. Al final, el centro es el crecimiento personal y todo lo que contribuya al mismo. Y si en el camino hay algo que contribuyen más, pues esto se añade al plan de ruta. Pero sí vale la pena, como nombraba anteriormente, realizar este ejercicio existencial, al menos brevemente, tener un mapa, una brújula de orientación.
También resalto que, como en los años anteriores, hago este balance y esta proyección desde unas dimensiones, pero sin perder de vista que al final somos uno solo, hay unidad en el ser humano, por lo que esta división en dimensiones es algo más práctico que algo que se dé realmente por separado. Todo lo contrario, cuando hay un crecimiento en un área o dimensión de vida, aunque sea indirectamente, también crecen todas las demás. Así pues, pongámonos manos a la obra.
- Dimensión espíritu-emocional:
Este año he unido intencionalmente lo espiritual con lo emocional, ya que desde una de mis últimas lecturas del año pasado, Dilexit nos, una encíclica del Papa Francisco, he aprendido el valor existencial que tiene el corazón, el cual tradicionalmente es conocido como sede de las emociones, aunque bien el corazón es más que esto, ya que hace referencia a la intimidad del ser humano. No obstante, uniendo lo espiritual y lo emocional, quisiera que este año sea de profundización en mi ser, en lo que soy, sabiendo que lo espiritual es lo que llevamos dentro y es lo que nos mueve, mientras que lo emocional es un gran componente que tiene nuestra humanidad y, como dicen algunas personas, es precisamente clave en nuestro crecimiento. Estoy claro que el crecimiento del ser humano es paulatino y que este 2025 estoy llamado a crecer un poco más, y que no será un año definitivo, pero lo importante es que sigamos hacia adelante y aquí la atención a lo espiritual y emocional es fundamental.
En este crecimiento espiritual y emocional, sigo profundizando lecturas que me ayuden a ello. El año pasado fue interesante encontrarme con lecturas como "El club de las 5 de la mañana" y "Hábitos atómicos", ya que me llegaron a reforzar ciertas estrategias para la atención de lo más importante en la vida, que somos nosotros mismos.
Respecto a un crecimiento del espíritu y este cultivo del corazón en cuanto a lo más interior de nuestro ser, también es importante considerar que para el año pasado me propuse y lo mantuve un poco la lectura atenta del Diario de Santa Faustina. Quisiera, en la medida de lo posible, también realizarlo, ya que sería un regalo para la parroquia en la que actualmente estoy prestando mi servicio y que este año no sé si continuaré en este lugar, pero vale la pena dejar este presente.
- Dimensión Física:
¿A qué me refiero? Pues a los ejercicios en el gimnasio. El año pasado me lo propuse y pude afianzar ese hábito. Este año pues no quiero que sea distinto, sino mantenerme allí, pues es un hábito, una práctica que me aporta mucho para mi bienestar. Considerando el bienestar, tengo que reconocer que no presto la atención suficiente a la salud, lo que una vez más quisiera tenerlo como un punto a considerar importante, ya que sin salud no podemos rendir al máximo en todas nuestras actividades.
La atención a nuestro bienestar físico no es algo tangencial sino que influye en todo nuestro ser, en efecto, algo que me ha impresionado es lo bien que no solamente me he sentido sino que realmente he estado con los ejercicios en el gimnasio, es algo que incluso emocional y espiritualmente me aporta muchísimo. Esta es una de las áreas donde, como decía al inicio de este post, se ve que todo confluye para el bien de la persona, y si esto es así debe mantenerse y mejorar los puntos que sean necesarios.