Distance relationships are one of the most difficult processes to experience. Love is lovely, but it is a real pain when space gets in the way. I have witnessed it and I lost someone I cherished greatly from it. That is pain I continue to bear in my soul. I believe that love should not only be about words and video calls; it should also be about presence, about feeling someone close, about seeing them frequently.
Initially, a long-distance relationship did not seem out of the question. We promised each other to keep our love strong no matter where we would be. We called every day, sent messages, and even had video calls whenever we could. It seemed as if we were on the right track, but there was a void inside. The little things that make a relationship special holding hands, sharing meals, watching movies together, or just sitting in silence, were not there. No matter how much we tried, the physical absence created a void that words could not fill.
As time passed, things started changing. The excitement of long calls began to fade, and the distance became more painful. There were days when I needed a hug, but I only got a voice note. There were instances when I longed to see someone I cared for, but the only one to connect with was a screen. No matter how much affection there was, the distance made it hard. Slowly, I started loosing interest in him, not that I didn't want anymore but I couldn't deal with the distance.
We both based in same location so after school, I'll be looking forward to seeing him only for him to tell me he can't make it.
I attempted to hang on, praying that things will be fine. However, love on its own was not sufficient. I wanted to be with the person I care about, to enjoy him in person together in the real world, not just by phone. I needed to feel his presence, not just hear his voice. The pain of missing him every day became unbearable. At the end, we both came to the conclusion that the separation was instead cutting us apart, than keeping us together. We had to, even though we still cared for each other very much.
Losing someone you love because of distance is heartbreaking. It makes you reflect on the alternative that was, were things to play out differently. However, the lesson is learned and life goes on, and I learned several lessons from that setback. Obviously, I would rather have someone nearby where we do not speak every day, than with someone with whom, in order to communicate, we can only "communicate" on a screen. Love should be felt, not just heard. Presence matters more than words.
Long-distance relationships can be effective for certain persons but, for, me, I have come to the conclusion that I must be with the person I care for, and experience real-time moments, and look at their face without the device in between. I have suffered the agony of falling out of love with distance, and I do not wish to go through that again.
All images are mine. This is entry is in response to the #februaryinleo day 19 organized by @leogrowth
SPANISH VERSION
Las relaciones a distancia son uno de los procesos más difíciles de experimentar. El amor es hermoso, pero es un dolor real cuando el espacio se interpone. Lo he presenciado y perdí a alguien a quien aprecié mucho por eso. Ese es un dolor que sigo llevando en mi alma.
Creo que el amor no debería ser solo sobre palabras y videollollamadas; también debería ser sobre presencia, sobre sentir a alguien cerca, sobre verlo con frecuencia.
Inicialmente, una relación a distancia no parecía imposible. Nos prometimos mutuamente mantener nuestro amor fuerte no importa dónde estuviéramos. Hablábamos todos los días, enviábamos mensajes y sogar teníamos videollamadas cuando podíamos. Parecía como si estuviéramos en el camino correcto, pero había un vacío dentro.
Las pequeñas cosas que hacen que una relación sea especial, como tomar manos, compartir comidas, ver películas juntos o simplemente sentarse en silencio, no estaban allí. No importaba cuánto lo intentáramos, la ausencia física creaba un vacío que las palabras no podían llenar.
Con el tiempo, las cosas empezaron a cambiar. La emoción de las llamadas largas empezó a desvanecerse y la distancia se volvió más dolorosa. Había días en que necesitaba un abrazo, pero solo recibía una nota de voz. Había momentos en que anhelaba ver a alguien a quien cuidaba, pero la única persona con quien podía conectar era una pantalla.
No importaba cuánto afecto hubiera, la distancia hacía que fuera difícil. Lentamente, empecé a perder interés en él, no porque no lo quisiera más, sino porque no podía lidiar con la distancia.
Ambos vivíamos en la misma ubicación, así que después de la escuela, esperaba con ansia verlo, solo para que él me dijera que no podía venir.
Intenté aferrarme, rezando para que las cosas se arreglaran. Sin embargo, el amor por sí solo no era suficiente.
Quería estar con la persona a quien cuidaba, disfrutar de él en persona, juntos en el mundo real, no solo por teléfono. Necesitaba sentir su presencia, no solo escuchar su voz. El dolor de extrañarlo todos los días se volvió insoportable.
Al final, ambos llegamos a la conclusión de que la separación nos estaba separando, en lugar de unirnos. Tuve que dejarlo, a pesar de que todavía nos cuidábamos mucho.
Perder a alguien a quien amas debido a la distancia es desgarrador. Te hace reflexionar sobre la alternativa que fue, de haber salido las cosas de manera diferente. Sin embargo, la lección se aprende y la vida sigue adelante, y aprendí varias lecciones de ese revés.
Obviamente, preferiría tener a alguien cerca con quien no hablo todos los días, que con alguien con quien solo puedo "comunicarme" en una pantalla. El amor debe sentirse, no solo escucharse. La presencia importa más que las palabras.
Las relaciones a distancia pueden ser efectivas para ciertas personas, pero para mí, he llegado a la conclusión de que debo estar con la persona a quien cuidó y experimentar momentos en tiempo real, y mirar su rostro sin el dispositivo en medio.
He sufrido la agonía de enamorarme a distancia y no deseo pasar por eso nuevamente.
Todas las imágenes son mías. Esta entrada es en respuesta al #febreroinleo día 19 organizado por @leogrowth